Capítulo 19. (La vida real)

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Desde lo alto de la valla donde estaba subido, Peter pudo divisar a los dos hombres que cabalgaban uno al lado del otro. Vivir en el margen externo del pueblo, le proporcionaba una gran panorámica desde donde divisar a todo aquel que se acercara por el lado norte, así que comenzó a agitar sus brazos enérgicamente.

Steve y Tony le contestaron del mismo modo, a ambos les caía muy bien aquel muchachito, y sin dudarlo Steve sugirió parar a saludarle. Inconscientemente, el rubio estaba haciendo tiempo, pues no sabía cómo, pero cuando viera a Carol, esperaba poder cortar la relación con alguna excusa. En su corazón, no cabía la idea de seguir fingiendo que la amaba. No sería justo para él, ni para Tony; mucho menos para la chica. Además pensó, que dadas las circunstancias, sería bueno para él, bajar del caballo otro rato. Tony asintió, antes le había dado miedo encariñarse con el chico, pero ahora ya no planeaba irse, así que decidió que no le pasaría nada si compartían un poco más de tiempo juntos.

El niño estaba sólo y con las manos llenas de barro, a su lado un montón de cachivaches sin mucho sentido.

— ¡Hey! ¿Qué haces Parker? — Peter trató de ocultar el desastre tras de sí, y llevó sus manos a la espalda al ver cómo el rubio se le acercaba.

— Nada Sheriff Rogers, sólo estaba viendo el bonito paisaje que tenemos. ¿Verdad que hace muy buen tiempo hoy?

— Chico, hace un calor del demonio, y para allá sólo hay roca y arena. ¿Qué estás ocultando ahí detrás? — Tony alzó la ceja intrigado.

— No se lo puedo contar, señor Tony — murmuró entre dientes, mientras señalaba con la cabeza al rubio.

— ¿Ocultas cosas a la autoridad? Entiendo. No te preocupes, creo que tenemos enchufe con este —. Cabeceó en dirección al Sheriff.

— ¡Oye! ¡No habléis como si yo no estuviera! Y tú, Parker. Sólo por faltar cada dos por tres a la escuela, ya estás incumpliendo la ley; así que o me dices que escondes ahí, o te meteré al calabozo igualmente. — Steve bromeaba pero aún así se cruzó de brazos y se puso muy, muy serio, para ver la reacción del chico.

— Habla en serio Parker. Le he visto encerrar gente por menos que eso —. El castaño hurgó más en la herida, quería ver cuánto tiempo pasaba hasta que el chico confesara.

— Está bien, yo...Yo... Pero que conste que no ayudan nada a los nuevos empresarios de nuestra ciudad. — El chico se retiró lentamente dejando ver sus manos llenas de barro. Detrás de él había un montón de vasijas toscas y ceniceros hechos de barro y adornados con pequeñas piedrecitas —. Es mi nuevo negocio, pienso venderlos en las casas y en las tabernas. Me he dado cuenta de que en este pueblo, la gente bebe y fuma demasiado, y donde hay una necesidad, hay un negocio. ¿No? —. Peter había ido bajando la mirada al tiempo que confesaba, pero aún así se mostraba decidido en continuar con su supuesta nueva fuente de ingresos.

— Entonces supongo señor Parker, que tienes los permisos pertinentes para la explotación de arcilla y la venta ambulante —. Steve se estaba divirtiendo a costa del chico, hacía tiempo que no estaba de tan buen humor y Peter estaba pagando las consecuencias. Tony que se había agachado a comprobar la mercancía, trataba de no reír, le gustaba esta nueva faceta en su amado.

— ¡Vamos Sheriff Rogers! Usted sabe que no me darían ese permiso, sólo porque soy un poco pequeño.

— ¡Eso! Vamos Sheriff Rogers. No abuses de tu autoridad, eso no está bien—. El castaño dio su apoyo al chico, sólo para picar a Steve.

— Ya veo... La gente pequeña se apoya entre sí. — Tony y Peter, ambos a la vez, le lanzaron una mirada asesina.

— Nos acabas de ofender, así que Peter y yo, nos vamos de aquí, y tú te puedes quedar al sol, vigilando que nadie robe la mercancía del chico. — Tony posó su mano en el hombro de Peter, y giró con él en dirección a la casa, dejando a Steve arrepintiéndose de lo que acababa de decir. Sin darse cuenta se había venido demasiado arriba.

El Forastero Sin Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora