Capítulo 14. (Fugitivos)

835 107 120
                                    

Tal y como habían calculado, fue un milagro salir sin ser atrapados por el Sheriff de aquel pueblo y sus hombres; pues pronto les tuvieron pisándoles los talones. Tony y Bruce cabalgaban lo más rápido posible en dirección a Timely; subieron y bajaron barrancos, atravesaron colinas y se ocultaron tras los cortantes, pero en cuanto volvían a galopar, se encontraban de nuevo con al menos seis hombres a caballo detrás de ellos.

— ¡Espero que sepa lo que está haciendo Doc! — Exclamó el castaño con una sonrisa burlona, pero aquello estaba pasando de ser divertido a preocupante.

— No sé si se está burlando o ya está agobiado, pero para su tranquilidad le diré que sé un poco de leyes y jurisdicciones Stark, si logramos que no nos atrapen antes de llegar a Timely, estará todo resuelto.

***

— Steve cariño, no puedes pasarte los días aquí metido. — Carol pasó sus dedos por la cabellera rubia del Sheriff que se encontraba aún sentado en su escritorio —. Que sepas que les dije a mis padres que esta noche vendrías a cenar a casa, aún no les hemos hablado de nada acerca de la boda, y eso no me parece bien. Por cierto, ¿Cuando se supone que será? ¿A quienes invitaremos? — El hombre seguía absorto en sus pensamientos — ¡¿Steve?!

Ante la subida de tono, el Sheriff dio un respingo y apartó su cabeza de la mano de su novia —. No sé Carol, lo que dices está bien —. Contestó con desgana y sin despegar la vista de su libro de apuntes, a pesar de que llevaba demasiado tiempo con la misma página.

— ¿Lo que digo de qué? ¿Estás escuchando algo de lo que te hablé? — Carol había decidido acercarse a comisaría, aunque no era un lugar que le gustara frecuentar; ni a ella ni a nadie realmente, porque era pequeño y solía haber siempre algún preso irreverente que no les dejaba hablar en paz.

— Perdona Carol, no sé donde tengo la cabeza últimamente.

— En todas partes menos aquí, ni siquiera tienes ningún preso ahora mismo. Así que no se qué haces haciendo guardia día y noche. ¿Acaso no tienes una buena cama en tu casa donde dormir? — Steve suspiró pesadamente, volver a aquella cama era lo último que quería hacer, no lo había hecho desde aquella primera noche y le daba miedo la idea de regresar y darse cuenta de que el aroma que tanto anhelaba en ella, habría desaparecido con el paso de las horas.

— He... He estado ocupado, tenía papeleo que resolver y bueno... Nat se ofreció a traerme aquí la comida.

— Comida que no has probado por lo que veo —. Las viandas se encontraban sobre una mesita aún sin tocar. Carol aprovechó y dio un bocado al plato principal —. Mejor, así tendrás apetito para la cena en casa de mis padres.

— ¿Cena? — Justo en ese momento Steve se dio cuenta de que no había estado escuchando realmente.

— ¡Si cena, con mis padres! Te lo estaba diciendo. ¿Ves cómo no me escuchas? ¿Recuerdas al menos que me pediste matrimonio? ¿O acaso lo soñé? — El tono de la voz de Carol comenzaba a ser de enfado, pero a juzgar por la cara de su novio, ni se había dado cuenta de ello.

— Cena... Nn no puedo, tengo cosas que hacer aquí y creo... Tenía que hablar de nuevo con el niño Parker, no ha vuelto y me parece que me odia, así que.

— ¿El niño Parker? ¿Y por qué o a santo de qué te iba a odiar ese chico? ¡Pero si lo tienes metido siempre en casa, que parece tu hijo! ¡La que está a punto de odiarte en este preciso momento soy yo! ¡Así que si no quieres venir a la cena con mis padres lo dices y punto! — Carol se cruzó de brazos, estaba realmente harta de la actitud de Steve.

— No, yo. La verdad no quiero ir. — Expulsó todo el aire de su pecho y nada más decirlo se preguntó qué narices estaba haciendo con su vida y con su relación. Por su lado Carol, estuvo tentada de decirle que si tampoco quería ya casarse con ella, que se lo dijera de una buena vez, pero temía una respuesta afirmativa, así que se quedó con las palabras atoradas en su garganta.

El Forastero Sin Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora