Capítulo 27.(Mentiras)

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Sus manos atadas a la espalda dolían y sus cuellos se sentían tirantes al estar rodeados por las gruesas sogas. Ambos, amordazados para que no pudieran desmentir los hechos, apoyaban apenas sus pies, sobre las pilas de maderas que pronto habrían de retirar.

Tanto Tony como Steve, sintieron algo de pena al ver correr a la rubia hacia el cadalso, con lágrimas en los ojos. No habían tenido tiempo para ser sinceros con ella, y ahora ya era demasiado tarde.

Steve tragó saliva y cerró los ojos. No podía con la idea de que ella, la persona que siempre estuvo a su lado desde que eran niños, se sintiera traicionada o menospreciada por él. No se lo merecía. Los apretó fuerte ante la atenta vista del castaño, que también sintió culpa por eso.

— ¡No se dejen engañar una vez más, vecinos de Timely! ¡Esta es otra de las tretas del alcalde para librarse de nuestro amado Sheriff! ¿Se lo vais a permitir? — La rubia, mediante empujones y más de una patada, había conseguido alcanzar a los dos hombres que ya estaban, a un solo golpe de caer colgados. — ¿¡Vais a ser tan cobardes de no decir nada?! — Steve abrió los ojos, no podía ser que aquella mujer le estuviera apoyando incluso en ese momento. Carol sujetó su mano y trató de mirarlo dándole todo su apoyo, pero el miedo en sus ojos era difícil de ocultar.

— ¡Mujer! ¡Aléjate de ahí, o te colgaremos con ellos! — Fisk habló, y todos callaron. Nadie en el pueblo se atrevía a cuestionarle; realmente le tenían pavor. Steve podía ver el sube y baja del pecho de la chica, aterrada frente a todos. Apretó la mano de la rubia con fuerza, para después soltarla y pedirle con un gesto, que por favor se fuera, pero ella negó.

— ¿¡A qué tanta prisa Fisk!? ¡Ni siquiera les has dado un juicio justo! — Carol gritó y sus amigas la apoyaron entre el gentío.

— ¿Un juicio justo? ¡Señorita Danvers! Todos en el pueblo saben quién es usted. Debería estar escondida en su casa, muerta de la vergüenza a la que se ve expuesta, por culpa de este degenerado; en lugar de haciendo el ridículo aquí —. El alcalde se carcajeó —. Llévensela — ordenó, y uno de sus hombres trató de cargarla para sacarla de allí; Carol era una mujer ruda, así que al no conseguirlo, otros dos subieron arrancándola del lado de los hombres. Steve soltó el aire, al menos no la ejecutarían a ella también.

Danvers forcejeó inútilmente, mientras era arrastrada hacia el gentío, donde María y sus compañeras se abrían paso tratando de llegar hasta ella, para así librarla de los dos tipos.

— Bien, ya es hora. No lo voy a negar, esto lo voy a disfrutar mucho. — El alcalde se tronó los dedos y tanto Tony como Steve, se miraron por última vez.

***

La orden estaba por ser ejecutada, cuando una fuerte explosión hizo temblar el suelo bajo el que pisaban. Los hombres del alcalde echaron cuerpo a tierra, todos retrocedieron un par de pasos, o se ocultaron detras de otros. Hasta Fisk, se agachó, sintiendo miedo por su vida. Aquella detonación, se había sentido demasiado cerca. El humo se disipó y todos murmuraron al ver al doctor Banner y a Natasha sobre el cadalso, ambos apuntando a los verdugos con sus armas. Ahora iba a ser difícil que no les escucharan.

— ¡Vecinos de Timely! ¡Me conocéis! ¡He curado vuestras dolencias y ayudado a traer a la vida a vuestros hijos! Soy un hombre de ciencia, que al mismo tiempo, no reniega de nuestra fe. Y os aseguro, que estos hombres son inocentes —. El gentío enmudeció, realmente Bruce era alguien muy valorado en la comunidad. El hombre que todo lo sabía y en quien confiaban su vida cuando esta se veía amenazada —. ¡Ninguno de estos hombres está enfermo, o preso de una maldición! — Fisk enfureció, no iba a dejar que le estropeara sus planes.

 ¡Ninguno de estos hombres está enfermo, o preso de una maldición! — Fisk enfureció, no iba a dejar que le estropeara sus planes

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El Forastero Sin Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora