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Chisaki Kai como decirlo... es un hombre más de acciones que de palabras.







El bosque era muy oscuro incluso a plena luz del día, llevaban caminando toda la mañana y lo único que lograban ver eran árboles y más árboles frondosos que obstruían el pasar de los rayos del sol.

Los ruidos que hacían los insectos le daban sueño a ___________. Caminaba a paso lento siguiendo a Kurono quien se erguía en frente con su alto bastón.

Cuando sus ojos vieron los hongos creciendo entre la tierra, su estómago rugió, deberían saber bien asados en el fuego.

—Amo Chisaki, tengo hambre —murmuró la (H/C) a modo de queja, sosteniendo su estómago con ambas manos.

Kurono volteó y la miró mal—. ¡Mocosa, tus problemas nos harán retrasar, hemos avanzado mucho hasta ahora!

Chisaki detuvo su caminar después de unos segundos, tenía aquella nula expresión en su rostro, mantuvo contacto con los ojos de la menor y pronto ella ya estuvo corriendo, adentrándose en el bosque para poder buscar algo comestible.

El azabache soltó un suspiro y se acomodó en el suelo, no estaría mal descansar un poco.

La brisa era suave así que Chisaki solo disfrutó del ambiente, Fluffly servía muy bien de almohada, y su kimono era cómodo para recostarse.

Kurono no se había dado cuenta de que el mayor se había detenido, así que continuó caminando por algunos minutos hasta que notó que no había nadie frente a él—. ¡Amo Chisaki!

Kai abrió sus ojos levemente—. Hari, descansa.

Los ojos de Kurono se habían humedecido, corriendo hasta los pies de aquel demonio y reverenciándolo repetidas veces—. ¡Mi amo bonito, es tan benevolente!

Habían pasado un par de horas, ___________ había conseguido hacer una pequeña fogata a orillas del río, y por el camino recolectó los hongos a los que les había echado el ojo hace un rato, incluso encontró un pequeño arbusto con frutos silvestres, lo había dejado casi desnudo pues eran sus favoritas.

Ella se había quedado contemplando el fuego, viendo como este formaba suaves figuras al elevarse en el cielo.

Perdió la noción del tiempo y no fue hasta que el sol empezó a ocultarse que que cayó en cuenta de que seguramente se había alejado mucho de Kai.

Sintió que su rostro palidecía y solo atinó a correr hacia el bosque luego de apagar el fuego, miraba hacia todos buscando a su amo, sentía dolor en sus extremidades que eran víctimas de los cortes de las ramas de los árboles.

Tenia miedo de que en algún momento no volviera a encontrar a Chisaki.

No lo veía por ningún lado, y solo continuó caminando en busca del sendero.

Los latidos de su corazón se normalizaron cuando vio a lo lejos las vestimentas de su amo, se acercó a él apresurada.

—¡Amo Chisaki, lamento haberme alejado! —se disculpaba conforme más corta era la distancia entre ambos.

_____________ se había lanzado a los brazos de Kai, aferrándose a su cuello sin intensión de soltarlo en un rato. Al no haber rastros de Kurono no había nadie que la alejara del amo, por lo cual se mantuvo pegada a él.

Las ropas del demonio eran suaves, su kimono era blanco y reconfortante, incluso el cálido latir de su corazón lograba relajar sus sentidos.

Kai no tenía intensión de apartarla, aunque mantenía sus manos alejadas de ella.

—Amo Chisaki.

El mayor quien se había mantenido en silencio todo el tiempo, abrió los ojos ante el llamado, la tranquilidad había sido cortada por aquellas palabras y le mantuvo la mirada a ___________ como respuesta, en espera de que continuara hablando.

El rostro de ella se había calentado, sus mejillas y orejas habían de estar enrojecidas.

Se aferró con algo de fuerza a las ropas del hombre, sintiendo la intensidad al ser observada fijamente—. Te amo, Kai.

Sus palabras eran susurros que el viento se llevaba consigo, sus ojos estaban llenos de amor y ternura por aquel hombre que atrapó su corazón como ningún otro, él era distinto, diferente, tan increíble que ni siquiera podía imaginar que existiera algo mejor que él.

Chisaki Kai era perfecto.

Ella se había estremecido bajo el tacto del demonio, las frías manos de Chisaki habían acunado sus mejillas, causándole escalofríos ante el contraste de temperatura, incluso aquellas largas garras rozaban levemente algunos de los mechones que caían sobre su rostro.

Kai había acercado sus rostros, dejando que pudiera ver aquellas marcas moradas en sus mejillas e incluso apreciaba mejor esos intimidantes orbes amarillos, el rostro de aquel hombre era una obra de arte.

Y sus labios simplemente eran el cielo.

Los dulces labios de Kai se habían juntado con los de ella en forma lenta, disfrutando de su roce y la sensación que producía sobre sus corazones, cada movimiento que hacía era exquisito, sus boca era miel, todo él era maravilloso.

Se habían besado hasta que el último rayo de sol abandonó el cielo.

Ambos estaban satisfechos, sin embargo querían seguir así, devorando la boca del otro y acercando sus cuerpos en la desesperación de no querer estar separados nunca más.

Jadeaban al punto de asfixia, les encantaba besarse hasta que no hubiera más oxígeno en su cuerpo.

No querían alejarse, uno complementaba al otro y cuando lograban juntarse no querían volver a separarse.

Aunque Kurono era una excepción—. ¡Mocosa, aléjate de mi amo bonito!


[ Boku No Hero Academia's Type of boyfriend ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora