"Capítulo siete"

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Definitivamente no esperaba esto.

El timbre del final de clases había sonado hace algunos minutos, pero yo todavía estaba ocupada con mi casillero y su inoportuna manía de no querer abrir.

—.......Siete........Tres...... —tiré la puerta, aún sin éxito de poder abrirla—. ¿Pero qué mierda?

—¿Problemas en el paraíso? —gracias Dios, te anoto ésta.

—No estoy de humor Nayeon, así que aleja tu culo de mi vista y déjame en paz —traté de forzar la puerta una vez más, dándole un puñetazo luego de no lograr abrirla—. Puta mierda.

—Hey, el vocabulario —se burló luego de reírse de mí unos segundos, ganándose una mirada de odio de mi parte—. ¿Por qué no dejas que te ayude?

—No —conteste rápidamente—, no hay nada que tus sucias manos vayan a lograr en este momento.

Traté de meter entremedio del espacio de la cerradura mi identificación de la biblioteca, sólo logrando sacarle un molesto sonido que no hizo más que enfadarme aún más.

—¿No tienes una cita con mi hermano ahora? —mis ojos se abrieron con sorpresa, girándome hacia ella—, no creo que le esté gustando esperarte.

—¿Tú como sabes eso?

Se cruzó de brazos—. Es mi hermano, ¿lo olvidas? Y si aún así no lo fuera, lo gritó a los cuatro vientos, no es tampoco un gran secreto.

Mis mejillas se enrojecieron y sentí una pizca de decepción, quizás esperando que Jaebum no haya hecho tan pública ésta salida.

—¿Segura que me puedes ayudar? —la miré nerviosa, mirando de reojo el reloj sobre la pared que estaba cerca del pasillo.

—Claro, yo cambié tu clave —abrí mis ojos y mis ganas de golpearle la cara habían aumentado en un 10%, mientras ella se acercaba hacia mí y colocaba la nueva clave, abriendo la puerta inmediatamente después. Acercó su rostro al costado del mío, sintiendo su respiración en mi oído—. La nueva es 1719 —susurró sobre mi oído, alejándose con una sonrisa y colocando sus manos en el bolsillo de su chaqueta.

—Eres increíble —dije con odio, dándome la vuelta y guardando mis cosas, para luego sacar las llaves de mi casa. Cerré la puerta con fuerza y al girarme para increpar a la idiota de Nayeon, el pasillo se encontraba completamente vacío.

Una vez llegué a la salida, el auto de Jaebum se encontraba estacionado frente a mi, sacándome un suspiro de alivio. Corrí con todas mis fuerzas hacia este, mientras el mayor bajaba la ventanilla del copiloto.

—Sube —dijo fríamente, abriendo la puerta desde dentro y encendiendo el auto. Su vista no se giró para encontrarse con la mía.

—Lo siento mucho Jae, mi casillero no se abría y tenía mis llaves ahí —su mandíbula se tensó un segundo, pero luego soltó un suspiro y se giró hacia mí con una sonrisa.

—Está bien, no te preocupes —entre al auto y le di un beso rápido en la mejilla, sonrojandolo levemente. Me miró para acomodar un mechón de cabello detrás de mi oreja y sonrió levemente— ¿por qué estás sonrojada?

El auto comenzó a moverse y gracias al reflejo del retrovisor, descubrí que mis mejillas estaban rojas.

Y podría jurar que no era por el Im que se encontraba a mi lado.

Devil || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora