"Capítulo dieciocho"

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El maquillaje había tapado bien las marcas en su piel, pero los recuerdos de esa tarde no eran algo que un producto cosmético pueda borrar.

—Necesito hablar contigo, espérame en la salida —eso fue lo único que dijo el mayor, para luego darse la vuelta y caminar donde sus amigos y hablar igual de animado que siempre.

¿Cómo para él era tan fácil seguir con su vida? Como si el hecho de haberla agredido verbal y físicamente no haya causado un pizca de arrepentimiento en su ser.

Los ojos de Nayeon estaban fijos en la japonesa, quien luego de aquel breve anuncio, caminó hacia sus amigas y trató de continuar con la conversación. Quizás a ojos de los demás ella se encontraba igual de alegre que siempre, pero la castaña sabía muy bien cuál era ese sentimiento que reflejaban sus ojos.

Los alumnos se fueron dispersando lentamente, hasta que ya sólo habían unos grupos de pocas personas. Ese fue el momento que Jaebum encontró adecuado para acercarse a Mina, quien ya se encontraba sola y algo alejada de la entrada principal, exactamente cerca de los estacionamientos.

—No pensé que me esperarías —comentó el mayor, colocándose frente a la japonesa y llevando sus manos a sus bolsillos.

—¿Qué quieres? —preguntó rápidamente, cruzándose de brazos y alzando la mirada.

El pelinegro desvió la mirada y jugó con sus pies—. Te quería pedir perdón.

Mina alzó una ceja y continuó escuchándolo.

—Sé que lo que hice no estuvo bien y te quería pedir disculpas por eso —soltó un suspiro—, tú eres la única que me ha entendido.

El ceño de más baja se frunció y esperó a que el contrario se explicara.

—A pesar de ser el hermano mayor de Nayeon, decidiste salir conmigo, aún sabiendo sobre los sentimientos de mi hermana. Así que cuando comencé a verte más cercana con Nayeon, me asusté, porque pensé que ella te alejaría de mí y te daría una idea equivocada sobre mi. Sé que no fue la mejor forma de resolverlo, pero entiéndeme, eres lo más importante que tengo.

Las palabras del mayor sonaban vacías para los oídos de Mina, pero algo en su corazón, un pequeño rincón de éste, quería creerle.

Y lo hizo, abrazó al mayor y dejó que éste la besara, aún cuando cada vez que él ponía una mano en sus mejillas, la sensación de ardor en su cuello aparecía en su mente.

Y a Nayeon no le gustó esto, para nada.

"¿Por qué lo perdonó? A él, que tuve que limpiar las lágrimas que él provocó" pensó para sí misma, mientras caminaba devuelta a casa con los puños blancos a causa de la presión que estaba ejerciendo.

Porque la gente se vuelve tonta con lo que le conviene, Nayeon.

Y en el momento en que cerró la puerta de su habitación y las lágrimas comenzaron a salir solas, se juró a sí misma que no volvería a caer en las manos de Myoui Mina.

Lástima que ya era muy tarde para eso.

Y aún con restos de maquillaje en todo su rostro, una sonrisa triunfante brotó de sus labios cuando leyó el mensaje que había llegado a su teléfono.

Jennie Kim
¿Estás libre mañana?

La castaña rápidamente abrió el mensaje y comenzó escribir, para luego presionar el botón de enviar y dejar su teléfono bloqueado sobre su cama, lanzándose de espalda a ésta y mirar el techo.

Im Nayeon
Claro, ¿te parece a las 2?

Pero luego, un inmenso sentimiento de vacío y angustia inundó la habitación, recordándole que no era de piedra y que no iba a ser fácil olvidarse de la menor.

Con rapidez, marcó el único número que se le vino a la cabeza y colocó el teléfono en su oído.

—¿si?

—¿Tienes tiempo para salir ahora mismo? —preguntó con la voz temblorosa, mientras un nudo se instalaba en su garganta.

¿Ahora mismo? ¿Nayeon, estás bien? —su voz salió preocupada, pero no tardó mucho en saber la razón de su llamada—. Voy en camino.

La castaña cortó la llamada y nuevamente, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

De nada me sirve hacerme la fuerte. Pensó Nayeon.

Sólo unos cuantos minutos hicieron falta para que la figura de Bae Joohyun aparezca frente a su puerta con chocolate y helado en sus manos.

Subieron a la habitación de la menor y fue ahí donde Nayeon desahogó toda su pena con su mejor amiga, quién acarició su cabello y limpió sus lágrimas mientras trataba de tranquilizarla.

Y entonces, Nayeon recordó que de la misma forma en que ahora su mejor amiga la estaba consolando, ella consoló a Mina. Y la situación no pudo ser más irónica.

Devil || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora