"Capítulo catorce"

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El primer día se vacaciones fue una completa agonía para la japonesa, quien sin mucho que hacer, se dedicaba a jugar videojuegos y leer algún libro que dejó sin completar. Sus amigas volverían la semana que viene y todavía le quedaban seis días más de aburrimiento.

Luego de terminar todas sus provisiones de entretenimiento, decidió salir a comprar algo para comer y poder caminar unos momentos.

—Voy al centro —avisó la pelinegra, quien luego de la aprobación de su madre, salió de la casa rumbo a alguna heladería cercana.

El viento fresco y las calles levemente transitadas eran una combinación que le brindaba cierta tranquilidad a la japonesa, quien ya estaba bastante cansada de la bochornosa vida estudiantil de su escuela, llena de ruido y gente por todos lados. Ahora, con la brisa chocando contra su rostro, tenía bastante tiempo para poder reflexionar sobre sus cosas.

En especial sobre Im Nayeon.

Últimamente el rostro de la castaña había comenzado a rondar por la mente de Mina en muchas ocasiones, confundiéndola completamente. Y sobre todo después de aquella tarde en Jimmy's.

Mentiría si dijera que no le sorprendió la extraña revelación por parte de la mujer, pero definitivamente no esperaba eso.

Para la pelinegra, la razón por la que pensaba tanto en ello era porque hasta hace unos días, la coreana le seguía recalcando su interés en ella, por lo que saber que ahora tenía novia la hizo dudar de los supuestos sentimientos de la mayor.

Pero después de todo, ¿por qué me importa tanto? Yo era la que rezaba para que Nayeon me deje en paz. Pensó Mina, llegando justo al local de helados y entrando por la puerta de vidrio en la entrada, haciendo sonar la pequeña campana que había justo arriba de ésta.

No había mucha gente y algunas familias tomaban alegremente su helado, mientras otros tantos se encontraban con sus parejas compartiendo de un cono gigante.

—Hola, quiero un helado de vainilla mediano —pidió la japonesa frente al mostrador, seguida de el asentimiento por parte de la cajera.

Esperó cerca del mostrador y miró a su alrededor, todavía demasiado inmersa en sus pensamientos. Gracias a eso, no supo en qué momento la campana de la entrada sonó y la figura impecable de Im Nayeon se paseó hasta el mostrador, con la mirada fija hacia el frente.

De hecho, casi se atraganta al darse cuenta que se encontraba mirando las piernas bronceadas de la mayor, quien pedía su helado y se colocaba cerca de ella esperando su pedido.

—Hey, no sabía que estabas en Corea todavía —trató de iniciar conversación la castaña, pero Mina recordó como un flash las palabras de aquella mujer.

Soy Bae Joohyun y quiero que te alejes de mi novia.

—Si, estas semanas no pude ir a Japón, así que estoy esperando a que mis amigas lleguen de sus viajes —el tono de voz de la japonesa ya no estaba a la defensiva, como lo había estado veces anteriores cuando habló con la contraria.

—Yo viajo en unos días, pero no tengo ningún interés en ir a un pueblo lleno de gente retrógrada y señoras amargadas —el número de la japonesa salió de los labios de la dependienta y mirándola con disculpa, fue a retirar su helado.

Tomó su compra y caminó hacia la salida, mirando de reojo a la coreana, quien tenía su vista fija en ella. Un par de pasos más y logro salir del local, caminando con tranquilidad hacia su casa.

Unos segundos más adelante, el sonido de fuertes zancadas asustó a Mina, quien se dió la vuelta y miró aterrorizada hacia sus espaldas.

Un suspiro de alivio salió de sus labios cuando la sonrisa brillante de Nayeon y su cabello castaño aparecieron frente a ella, deteniéndose a su lado y mirándola con diversión.

—¿Te asusté? —su voz salió agitada, causando que la menor la miré con una sonrisa.

—Sólo un poco —sonrió la pelinegra con una sonrisa, sintiéndose alegre sin saber muy bien por qué.

—El otro día te vi en Jimmy's —comentó la castaña.

Oh, yo también te vi. Con tu novia, lamentablemente. Pensó la japonesa.

—Si, yo también recuerdo haberte visto —la contraria no lo notó, pero el tono de voz de Mina no salió del todo amable—. No sabía que tenías novia.

Los ojos de Nayeon se abrieron con sorpresa y casi sintió su corazón detenerse un segundo. Meditó unos segundos y se maldijo mentalmente por haber llevado a Joohyun al local.

Y no, por si se lo preguntaban, Joohyun no era su novia y estaba bastante lejos de serlo. Pero la coreana supuso que eso fue lo que le dió a entender su amiga.

Bae Joohyun era la hija de una amiga de su madre, por lo que la conocía desde la infancia, siendo la más baja quién la cuidaba mientras sus padres trabajaban. La pelinegra había viajado hacia la otra punta de Corea para vivir con su novia.

Por lo que cuando la encontró parada frente a su escuela , su corazón saltó de alegría y corrió inmediatamente hacia sus brazos, poniéndose al tanto de todo mientras en su mente se le venían miles de recuerdos junto a la mayor.

—¿Joohyun? —obviamente la castaña aprovecharía la ocasión para molestar un poco a la menor, fingiendo haber aceptado la insinuación de la japonesa—. Yo no lo etiquetaría así, pero bueno.

La mandíbula de Mina se tensó y la coreana tuvo que aguantar la risa al notar el cambio de actitud de la contraria, cruzándose de brazos y sonriendo con malicia.

—Igual, no veo porque te molestas, me dejaste en claro bastantes veces que no sentías lo mismo —jugó con la cremallera en la chaqueta de Mina y la miró con picardía—, ¿o finalmente aceptaste que te gusto?

Con brusquedad, la japonesa apartó la mano de la contraria y se cruzó de brazos con el ceño fruncido—. No seas ilusa, sólo que parece que no te gustaba tanto como decías.

La sonrisa burlesca de Nayeon no se desvaneció, al contrario, se ensanchó aún más y sus ojos ya parecían dos pequeñas rayas de lo entrecerrados que estaban.

—¿Qué te hace pensar que ya no me gustas? —confesó con valentía, acercándose levemente dando un paso al frente y notando como la pelinegra daba un paso hacia atrás—. Mi novia no es celosa.

Las mejillas de la japonesa se enrojecieron y jugó nerviosamente con el interior de sus mejillas, desviando la vista y aferrándose a su chaqueta con fuerza, causando que sus dedos se blanquecieran por la presión.

—Eres increíble —comentó con ironía, dando media vuelta y caminando a paso rápido hacia su casa, dejando atrás a la mayor.

—Hey, Myoui —llamó la castaña, corriendo detrás de ella todavía con una sonrisa, llegando a su lado y mirándola con diversión—. Estaba jugando.

Los pasos de la menor se detuvieron abruptamente y Nayeon casi chocó contra su espalda.

—¿Qué?

Nayeon soltó una risa nasal—. Joohyun no es mi novia. Es mi amiga de la infancia.

Las palabras no salían de los labios de la pelinegra, a causa de la vergüenza y el asombro, por lo que sólo atinó a reír con nerviosismo.

—Digo, es linda y todo, pero nada se compara contigo —las mejillas de la menor se enrojecieron y con exasperación, la japonesa se giró rápidamente y siguió con su camino, para luego decir.

—No vayas a malinterpretar mis palabras —miró sobre su hombro y la apuntó con advertencia.

La castaña sonrió con altanería y le siguió el paso a la pelinegra—. No, claro que no. 

Devil || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora