"Capítulo nueve" La fiesta

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Era la primera vez que veía tanto alcohol junto. Si era verdad que su padre tenía un gran bodegón de vinos fuera de Seúl, pero nunca había tenido frente a sus ojos tanta variedad.

—¿Deberíamos comenzar a beber ahora? Llegamos un poco tarde —comentó Momo mientras caminaban a la cocina.

—Por mi está bien —dijo alzándose de hombro la pelinegra, mirando a su alrededor.

—Claro que llegamos tarde, tu trasero no se quería levantar de la puta cama —Dahyun había estado todo el camino haciendo comentarios sobre la mala costumbre de Momo.

—Bueno, mejor dejemos de hablar y mantengamos nuestras bocas ocupadas con alcohol —avanzó Chaeyoung, abriendo distintas botellas y vertiéndolas en cuatro vasos.

—¿Qué haces?¿Sabes lo que le estás echando?

La menor negó con la cabeza y continuó con su labor, dejando todos los vasos al mismo nivel y sonríendo con malicia, entregándoles a cada una un vaso.

—Vamos a tomarlo rápido y luego iremos a bailar, ¿entendido? —miró fijamente a su mejor amiga, quién con el ceño fruncido levemente, simplemente asintió con la cabeza.

Contaron hasta tres y se bebieron el vaso de golpe, algunas poniendo caras de disgusto y otras, como Mina, mirando a sus amigas con una sonrisa reprimida. Desgraciadamente, a su padre no sólo le gustaba el vino, por lo que la japonesa solía robarle algunas botellas que él guardaba en su oficina.

Caminaron juntas hacia el gran salón lleno de gente, comenzando poco a poco a bailar de acuerdo con la música. La única que no parecía muy contenta era Mina, quién mirando constantemente hacia su alrededor, trataba de ubicar a Nayeon, recordando sus palabras del día anterior.

"Yo también voy a la fiesta, igual te encuentro borracha y terminas aceptando que te gusto"

En ese entonces, la japonesa casi se ríe en su cara con diversión, pensando que iba a ser imposible que eso pasara.

Cuando de tanto buscar conectó su mirada con la de la mayor, un ligero escalofrío recorrió su espalda, recordando otra vez sus palabras y luego apartando su mirada, buscando a sus amigas. Grande fue su sorpresa cuando al girar su rostro, no encontró ni rastros de aquellas 3 chicas.

"Increíble" pensó mientras rodaba los ojos, decidiendo ir a la cocina y pasar el resto de la fiesta bebiendo vino tinto.

En ese sector no había mucha gente, pues la mayoría o estaba afuera fumando o estaba bailando en el salón. Saludó con la mano a algunas personas medianamente conocidas y se dirigió directamente a la botella de vino que estaba ahí, casi llamándola para que se la bebiera.

Una, dos, tres copas y Myoui todavía no parecía sentir el efecto del alcohol, probablemente por haberse acostumbrado un poco. No así cuando la cuarta copa de vino entró a su cuerpo, pues la silla donde se encontraba parecía poco a poco comenzar a tambalearse.

Con eso también vinieron las ganas de ir al baño, pero al levantarse, sus piernas parecían de gelatina y no pudo sostenerse bien, tropezándose con sus propios pies.

—¿Estás bien? —la inconfundible voz de Im Nayeon llegó a los oídos de una ebria Mina, quien con dificultad, dió media vuelta y miró de frente a la mayor, que parecía estar aguantando sus ganas de reírse.

—Puedes reírte, pero al menos acompáñame al baño —la solicitud sorprendió a la coreana, quién se esperaba que la más alta la golpeé en la cara y le grite que se aleje de ella.

Con cuidado, abrazo por los hombros a la contraria y la guió hacia el baño, en el que ella había estado hace unos minutos.

—¿Cómo te emborrachaste tan rápido? No son ni las 2.

Mina soltó un bufido y se limitó a seguir caminando.

La mayor abrió la puerta del baño, que gracias a Dios estaba vacío (probablemente porqué había más de uno) y la dejó sobre el retrete, lista para irse y dejarla en su intimidad.

—No es necesario que te vayas, sólo date la vuelta.

La mayor iba a protestar cuando sintió el sonido del retrete, por lo que con miedo, cerró sus ojos con fuerza y se quedó de espaldas a la menor.

—Listo —el sonido de la cadena le confirmó a Nayeon que la japonesa había terminado.

—¿No te estarán buscando tus amigas? —preguntó nerviosa la mayor, pues Mina luego de lavarse las manos se estaba acercando lentamente hacia ella.

—Tienes una sonrisa muy bonita, ¿ya te lo habían dicho? —comentó media tambaleante, jugando con un mechón de cabello de la mayor.

—Mina —susurró despacio, notando como las mejillas de la menor se enrojecían levemente—. No hagas eso.

—¿El qué? —contestó mientras ahora su rostro estaba a centímetros del de la más baja, haciéndola chocar contra la puerta.

—Ilusionarme —soltó con un nudo en la garganta—, no hagas eso si a la mañana siguiente vas a hacer como si nada hubiera pasado.

Los ojos de Mina conectaron con los de Nayeon y una de sus manos se entrelazó con la de la contraria.

Mina no quiso responderle a la mayor, por lo que simplemente dejó que su borrachera tome el control y así el día de mañana le pueda echar la culpa.

Chocó sus labios contra los de Nayeon, sintiéndola temblar bajo ella. No hizo falta ser un experto para saber que el corazón de ambas retumbaba con fuerza contra su pecho, pero Mina estaba sorprendida de que eso le esté pasando en específico con la mayor. La mano libre de la más baja se aferraró a la tela del buzo de la menor, cerrando sus ojos con fuerza y rezando porque esto no sea un sueño.

Mina entreabrió los ojos y sonrió en medio del beso cuando notó las mejillas de la castaña. Probablemente las suyas también estén así, pero trató de mentalizarse y no pensar mucho en eso.

Se separaron un poco y abrieron los ojos a la vez, automáticamente sonriendo al notar el desastre en el rostro de ambas.

Mina tenía marcado el labial de la mayor en sus labios, además de tenerlos bastante hinchados. Por otra parte, Nayeon tenía el cabello alborotado y los ojos brillantes, sin contar con el obvio hecho de que sus labios ya casi no tenían lápiz labial sobre ellos.

—¿Hola? Hace cinco minutos estoy pidiendo entrar al baño, ¿puedes salir ya? Por favor.

Los ojos de ambas se abrieron con pánico y se miraron unos segundos, para luego arreglarse rápidamente y hacer menos notoria la razón por la que se demoraron tanto.

Abrieron la puerta y salieron sonriendo disimuladamente, caminando rápidamente, o al menos lo más rápido que Mina podía, y bajaron las escaleras. Nadie notó nada raro además de el hecho de que sean ellas justamente las que estaban dentro del baño, pero lo último que pensarían era que se estuvieran besándose ahí dentro.

—¿Minari? Te buscamos por todos lados —una mano agarro el brazo de la japonesa y la alejó de Nayeon, quién con la mirada gacha, desapareció entre la multitud—. ¿Dónde estabas?

—Fui al baño, tampoco es para tanto —contestó a la defensiva—, ¿y ustedes? Las perdí de vista un momento y ya no estaban.

—Momo retó a Dahyun a una cosa extraña con una mesa de Ping-Pong —respondió Chaeyoung sonriendo—. Estamos algo cansadas, ¿te parece si nos vamos?

—¡Si! —gritó alterada—. Digo, claro, no hay problema.

Con extrañeza, la menor de todas miró a su amiga y decidió ignorar el hecho de que Mina estaba demasiado nerviosa y miraba a su alrededor rápidamente.

—Vamos —caminaron hacia la salida y Myoui como última vez, miró a sus espaldas y se encontró con la mirada de Nayeon fija en ella, sonrojándose exageradamente y desviando la mirada, apurando a sus amigas a caminar más rápido y ganándose una que otra queja.

Devil || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora