Aquella mañana Mina no pudo dormir nada. Y definitivamente no era por falta de cansancio, sino porque sentía que en cualquier momento entraría su padre por la puerta de su habitación y vería a aquel japonés sobre su cama. La verdad es que ese miedo era irracional, sobre todo teniendo en cuenta que su puerta estaba cerrada con llave.
La alarma de las seis de la mañana sonó, por lo que procedió a apagarla y levantarse del sofá con cuidado.
Se vistió en silencio, esperando que el castaño no se despertara, para luego terminar de alistarse y bajar las escaleras después de haber cerrado la puerta con llave. Había dejado una de repuesto sobre su escritorio junto a una nota con los horarios donde sus padres no estaban en casa.
—Buenos días —saludó su padre, bebiéndose una taza de café y prestando atención a la televisión frente a él.
—Buenos días —se sentó frente a el mayor y se dedicó a comer en silencio. Segundos más tarde, la figura de su madre apareció por el umbral de la cocina, tomando asiento a un lado de su esposo.
"Nos mudaremos a Texas"
Sus padres nunca pedían su opinión respecto a las decisiones que tomaban, aún cuando éstas también la involucraban a ella. Cómo aquella vez que decidieron hablar con los padres de su amiga, aún cuando ella les suplicó que no lo hagan.
Salió de la casa luego de despedirse de sus padres, acomodando su bolso y notando la brisa helada chocar contra su rostro. Por el rabillo del ojo pudo notar su bicicleta vieja posada contra la valla de madera que separaba las casas, y supuso que estaba ahí porque su padre estaba arreglando el garaje.
"¿Por qué no?" Pensó, caminando hacia la desgastada bicicleta y se subió sin problemas. Sólo esperaba que no se desarmara a medio camino.
Llegó antes de lo pensado a la escuela, así que mientras dejaba el pequeño vehículo en su lugar, sacó sus audífonos y colocó un poco de música. Aún era temprano y pensó en caminar por los patios en espera de sus amigas.
Los árboles se mecían al compás del viento, algo que la japonesa decidió admirar unos minutos y así pasar el tiempo mientras Coldplay sonaba en sus oídos.
"¿Qué iba a hacer?" Meditó mientras balanceaba sus pies de adelante hacia atrás, pensando en sí realmente quería seguir acatando las órdenes de sus padres sin reprochar nada.
Pero la presencia de otra persona sentándose a su lado la interrumpió de sus pensamientos, haciéndola girar su rostro hacia el costado y así averiguar de quién se trataba.
—No sabía que madrugabas —comentó distraída con la figura de los árboles la mayor. Los brazos de la japonesa se tensaron y esperó con todas sus ansias que la castaña no le vaya a preguntar sobre la propuesta que le hizo en la noche. Despreocupada, la pelinegra se sacó uno de sus audífonos y miró a la contraria con una sonrisa.
—¿Tan temprano es? —preguntó con diversión, notando como Nayeon se acercaba levemente y posaba su mano sobre la de ella.
—Lo suficiente como para que no haya casi nadie aquí dentro —desvió su mirada de los árboles y se dedicó a observar a la pelinegra.
La mayor iba a comenta en algo sobre su cabello, pero el sonido de pasos acercándose la asustó e hizo que se alejara rápidamente, mirando sus pies con nerviosismo.
—Mina, ahí es~tás —arrastró la última palabra con lentitud, al notar que su amiga se encontraba acompañada de la mayor.
—Nos vemos —se despidió torpemente la pelinegra, agitando su mano y llevándose a Chaeyoung antes de que vaya a decir alguna tontería. Por lo que una vez que ya estuvieron lejos de la castaña, Mina se dió la vuelta y miró con reproche a la menor.
—No sabía que estuvieran tan juntas ahora —comentó con una sonrisa, ganándose un golpe en el hombro—. Supongo que seguiste mi consejo —alzó una ceja y las mejillas de su mejor amiga se tiñeron de rosa.
"Cómele la boca" recordó las palabras de la más baja y, en realidad, sí que había seguido su consejo.
Y de repente, la situación con respecto a Yuta invadió su mente, por lo que con algo de dudas decidió contarle a Chaeyoung sobre el tema.
—Chae —habló de repente, tomándose su tiempo para pensar en las palabras correctas—, ayer ocurrió algo.
La expresión divertida de la contraria cambió a una de preocupación, acercándose levemente hacia la más alta.
—¿Tiene que ver con tus padres? —la castaña sabía todo respecto a su historia en Japón y una de las razones por las que se mudó a Corea. Mina negó con la cabeza y miró al piso.
—Yuta apareció frente a mi casa —la menor jadeó con sorpresa y esperó a que la pelinegra termine de hablar—. Chae, si tan sólo lo hubieras visto —sintió como su pecho se apretaba de solo pensar en la imagen de su amigo y alzó la cabeza para mirar a su amiga, quien no dudó en abrazarla.
—¿Y qué pasó después? —susurró mientras sé sentaban en una de las bancas fuera de la escuela, notando como ya comenzaban a llegar más alumnos.
La japonesa suspiró con pesadez—. Ésta quedándose en mi habitación —se separó de su amiga, escuchando como desde la lejanía, Momo y Dahyun llegaban con una sonrisa—. El problema es que si mis padres se enteran, no dudaran en enviarme con mis tías solteronas de Japón.
Y el hecho de que sus padres, probablemente la hagan volver a mudarse a otro país apareció en su mente, pero no tuvo tiempo de comentárselo a la contraria porque sus otras dos amigas ya habían llegado a su lado.
—Dahyun pensó que eras una niña —comentó Momo, recibiendo un manotazo de parte de la contraria.
—¿Ah si? —la de pelo corto se levantó de la banca y caminó amenazantemente hacia la rubia, quien con una sonrisa corrió por el patio escapando de la más baja.
"Nos mudamos a Texas"
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Devil || Minayeon
Fanfiction"¡Vete al infierno!" gritó enfurecida la menor. "De ahí vengo, cariño"