"Capítulo treinta y seis"

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La mañana siguiente Nayeon fue la primera en despertar, sonriendo ante la imagen de la japonesa durmiendo frente a ella con los labios entreabiertos y sus manos aferradas a la camiseta de dormir de la castaña. Un leve balbuceo brotó de sus labios cuando se acomodó entre el cuello de la mayor, pasando sus manos nuevamente a la cintura de la contraria y volviendo a dormir.

El problema era que la castaña tenia ganas de ir al baño y Mina no parecía querer dejarla ir. Movió su brazo de los hombros de la contraria y trató de alejarse de la pelinegra, solo logrando que la japonesa se aferre aún más a su cintura. Dándose por vencida, recostó su cabeza sobre la almohada y trato de volver a dormir pero sus ganas de ir al baño no la dejaban conseguirlo, así que con un suspiro de resignación movió los hombros de la más alta para, tristemente, despertarla.

—Mina —susurró en su oído luego de removería con cuidado, en respuesta la pelinegra se estiró sobre las mantas y giró su rostro hacia la castaña. Lentamente comenzó a quitar sus brazos de la cintura de la mayor, estirando sus dedos hasta que la sangre volvió a esa zona.

—Buenos días —susurró la japonesa mientras se acercaba al rostro de la contraria, dejando un corto beso sobre sus labios para luego alejarse con una sonrisa—, ¿qué hora es?

Con un rápido movimiento de manos, la castaña agarró su teléfono y revisó la pantalla principal entrecerrando los ojos por el cambio de iluminación—. Son las diez y media —dejó su teléfono a un lado y volvió a envolver sus brazos en la espalda de la contraria, escuchándola reír con su frente chocando el espacio entre su cuello. Mina alzó la cabeza y se dedico a mirar los ojos de la castaña, hinchados por haber dormido y ligeramente entrecerrados.

—Deberíamos levantarnos —propuso la pelinegra, incorporándose y estirando su espalda por segunda vez, dándole un vistazo rápido a sus amigas que a esas alturas ya estaban totalmente desparramadas por todo el sofá. La castaña imitó su gesto y apoyó sus brazos sobre las mantas, sintiendo su espalda bastante mejor después de haber dormido en el piso.

—Tengo que ir al baño.

Cuando Nayeon volvió del baño, el salón ya estaba ordenado y las tres amigas de la japonesa ya se habían ido. Un familiar olor a café inundo sus fosas nasales cuando puso sus pies sobre el primer piso, ademas de una voz cantando desde la cocina alguna canción que la castaña desconocía.

—¿Y esto? —pregunto Nayeon cuando entró a la cocina y la figura de la japonesa apoyada en el mueble del fregadero apareció frente a ella. Llevaba el cabello suelto y bastante despeinado, todavía con su pijama de pingüinos y una taza de café entre sus manos.

—Pensé que podríamos desayunar juntas —admitió con un leve sonrojo en sus mejillas al notar la mirada confundida de la mayor—, pero no te pregunte y ahora parezco una tonta, ¿cierto?

La castaña se acercó hasta la contraria y sonrió mientras sus manos presionaban las mejillas ajenas, la japonesa desviando la mirada con nerviosismo—. Está bien, me agrada.

Se alejó unos pasos de la pelinegra y se sentó en uno de los taburetes de la cocina, apoyando su codo sobre la mesa y su mentón sobre su mano, ladeando la cabeza.

—¿Té o café? —rompió el silencio la menor, dejando su taza de café junto a la castaña y caminando hacia el mueble sobre el lavamanos. Nayeon se levantó de su asiento y se acercó lentamente hacia la más alta, tomándola de los hombros y deteniendo sus movimientos.

—Café —susurró en su oído y tomando una de las tazas que habían sobre el mueble, dándole un beso en la mejilla a la pelinegra para luego ir a poner un poco de agua.

Se sentó nuevamente en el taburete y esperó a que la menor deje el tarro de café sobre la mesa, sentándose a su lado y bebiendo un sorbo de su taza.

Cuando terminaron de desayunar, Nayeon ya sabia que tenía que irse ya que los padres de la japonesa podrían llegar en cualquier momento, así que tomo sus cosas y Mina la acompañó a la puerta.

—Gracias por venir —dijo luego de juntar la puerta y mirar al piso con nerviosismo.

—Sabes que me gusta estar contigo —acarició la mejilla de la pelinegra y la miró con una sonrisa—. Nos vemos —se acercó a su rostro, deteniéndose a milímetros del mismo y sonriendo al notar como la japonesa cerraba sus ojos instintivamente, pero finalmente terminó sellando sus labios con los de la pelinegra en un corto beso y alejándose lentamente.

—Nos vemos —la castaña se alejó con una sonrisa en el rostro, de vez en cuando girándose para mirar a la japonesa quien esperaba a que Nayeon desaparezca de su vista para poder entrar, así que cuando la mayor se dio vuelta por ultima vez y termino desapareciendo de su vista, Mina se dio media vuelta y entro a su hogar con tranquilidad. Llegó al salón y se lanzó contra el sofá, agarrando uno de los almohadones y colocándoselo en el rostro para poder gritar de emoción contra él.

—¿Ya te pidió ser su novia? —la voz de Yuta resonó desde las escaleras y la pelinegra casi salta del sofá por el susto. Puso su mano sobre su pecho y miro con miedo al castaño, para luego levantarse de su lugar y caminar hacia la cocina fingiendo no haberlo escuchado.

Comenzó a lavar las cosas que habían dejado sucias sobre la mesa y escuchó los pasos del japonés acercarse a la cocina—. No voy a contestar esa pregunta.

El castaño soltó una risa divertida y apoyó su cuerpo contra el mueble a un lado del lavaplatos, mirando con una sonrisa a la pelinegra—. Supongo que eso es un no.

Mina terminó de lavar todo y apoyo sus manos sobre el borde del fregadero, agachando la cabeza y suspirando levemente. Segundos después, se giró hacia el mayor—. ¿Es muy inmaduro si quiero que ella me lo pida? —la mirada de desaprobación que le dio el castaño respondió su pregunta.

—Mina, no estamos en los años 20' —la japonesa rodó los ojos y comenzó a caminar devuelta a su habitación, siendo frenada por el mayor cuando iba subiendo las escaleras—. A lo que voy es que si quieres estar con ella, solo pídeselo. Por lo que vi durante la película, estoy bastante seguro de que no te va a decir que no.

La pelinegra frunció los labios y terminó cediendo ante las palabras del castaño, subiendo a su habitación junto al mayor mientras esperaba a que sus padres llegaran.

Devil || MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora