Destello

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Estaba en mi habitación, mirando a través de la ventana mientras pensaba en aquel destello.

¿Por qué no dejo de pensar en ti?

Alguien interrumpió mis pensamientos tocando la puerta, me levanté sin ganas.

--Bu...buenos días-dijo mirando hacia el piso.

--Yuri, qué sorpresa-le sonreí-ven, entra-me hice a un lado para que entrara y cerré la puerta-¿Quieres algo para beber?.

--No, gracias, ya me duele lo suficiente la cabeza-ambos reímos-quería agradecerte el gesto de anoche, en verdad estaba mal y tú me ayudaste aún siendo un desconocido.

--No fue nada, en serio-sonreí-creo que hay que presentarnos de nuevo-le extendí la mano-____ Giacometti, un gusto conocerte.

--¿Giacometti? ¿Acaso eres familiar de Christophe Giacometti?-sonreí aún más al escuchar su nombre.

--Soy su hermana menor-él sonrió y estrechó mi mano.

--Un gusto, yo soy Yuri Katsuki-soltó mi mano-Chris es un buen amigo mío y de mi entrenador-se sonrojó un poco.

--¿Ese es el tal Víctor?-abrió sus ojos totalmente, intensificando el color en sus mejillas.

--S...sí-se rascó la nuca nervioso-bu...bueno, vine a hacerte una invitación-dijo ya más calmado-¿Quieres ir a verme a la competencia de hoy en la tarde?.

--Sería un placer-le sonreí-¿A qué hora es?.

--A las 19:00, te esperaré ahí-dijo acercándose a la puerta.

Horas después...

La nieve en las calles de Rusia era totalmente agradable y hermosa, solo había un detalle, los copos de nieves eran como un destello. Desde ayer en la noche no podía sacarme a aquel chico de la cabeza, ni si quiera era su rostro, porque no lo alcancé a ver, si no el contacto que tuvo su cuerpo y el mío, la sensación que dejó es de un vacío extremo, siento que lo debo encontrar nuevamente.

Con mis pensamientos revueltos, llegué al recinto que me había dicho Yuri, era un lugar enorme. Al entrar, considero si colarme en los vestidores sería buena idea. Me acerqué al guardia que estaba resguardando aquel pasillo.

--Buenas tardes, soy ____ Giacometti, hermana de Christophe Giacometti, ¿Podría pasar a ver a un amigo que competirá hoy?.

--Por supuesto Señorita, no hay problema-se hizo a un lado para dejarme pasar.

Que de algo sirva mi hermano, pensé mientras pasaba por el lado de aquel incompetente guardia. Era un gran pasillo, vi muchas personas las cuales suponía que eran patinadores con sus entrenadores.

--¿Qué estás haciendo aquí?-volteo para ver quién me dirige la palabra.

--Tú eres el chico de la mañana, ¿Cierto?-le sonrío y me mira algo extrañado, debajo de una chaqueta tenía un lindo traje, supongo que es un competidor-me llamo _____ Giacometti, estoy buscando a Yuri, ¿Sabes dónde está?.

--E...el cerdo estaba dando una entrevista-dijo algo sonrojado señalando el lugar donde imagino está Yuri. Qué tierno se ve cuando no está maldiciendo a medio mundo, pensé.

--Muchas gracias...-me callé al no saber su nombre.

--Yuri, Yuri Plisetsky, mis amigos me llaman Yurio-dijo mirando hacia otro lado.

--Muchas gracias, Yurio-le sonreí y me dirigí a donde había señalado previamente, encontrándome con él.

--____, viniste-dijo Yuri al verme con una sonrisa.

--Claro que sí, no podría desperdiciar esta oportunidad.

--Yuri Katsuki, es tu turno-dijo una chica saliendo detrás de una cortina.

--Suerte-le dije sonriendole.

Minutos después...

--Yuri, un 4to lugar no es tan malo, solo debes esforzarte para la otra-le dije mientras estábamos en una baranda en medio de la calle.

--Lo sé, pero pude haber hecho más...-fue interrumpido por un grito.

--¡Oye, cerdo!-miré en aquella dirección y pude ver a Yurio acercandose con una bolsa en sus manos-con que aquí estabas.

--Hola, Yurio-dijimos ambos.

--No tienes derecho a estar deprimido, yo tuve una marca personal y fue superada por JJ-reí y él me miró, se volvió a sonrojar.

Qué quinceañero...

Luego de charlar un rato y comer los pirozhki del abuelo de Yurio, decidí que era hora de volver al hotel. Mañana iría a Brasil a disfrutar de unos días templados, que es lo que hace falta luego de un día en Rusia.

Le prometí a Yuri que hablaríamos y que nos volveríamos a ver en Barcelona para la final del Grand Prix Final, después de todo, ahí estaría mi hermano y mis nuevos amigos.

Al día siguiente...

Mi día había comenzado horrible, primero que nada, perdí mi vuelo a Brasil y ahora tuve que tomar uno que tenía escala en Japón, sin mencionar que mis maletas llegarían antes que yo a aquellas tierras soleadas. Estaba totalmente irritada en medio de dos niños pequeños, decidí que lo mejor sería ir a beber algo al bar para calmar mis ganas de matar a alguien.

--Un martini doble con hielo, por favor-dije con voz estresada al barman.

--En seguida-lo vi mezclar los ingredientes en una botella, cuando una voz resonó en mi cabeza.

--Sirveme tu mejor vino, si no es molestia.

Su voz se me hizo conocida en un rincón de mi memoria, así que levanté la mirada y quedé cautivada con lo que vi. Observé la elegancia y soberbia en un mismo cuerpo, un chico de menos de 30 años, pelo platinado y unos hermosos ojos azules, cubierto con un traje gris, al igual que su corbata, encima, un saco negro.

Hermoso...fue la única palabra que se vino a mi mente para definir esta tal obra de arte. El chico, al ver mi trago y reconocerlo, me miró.

--Creo que no ha sido un buen día para ti-dijo moviendo su copa de vino entre dos de sus dedos.

--¿Tú crees?-pasé mi copa por mi cabeza, estaba fría y podría calmar el dolor, su risa provocó que mi corazón palpitara un poco más rápido por un segundo.

--Me llamo Víctor, un gusto conocerte-le dio un sorbo a su copa al terminar la oración.

Víctor...lindo nombre.

--____, el gusto es mío-acerqué mi copa a la suya, para luego hacerlas sonar-salud-dije bebiendo todo lo que quedaba.

Ese momento fue como un destello...

Destello Platinado ~Víctor Nikiforov y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora