Despedida I

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Al día siguiente...

Mi día había comenzado con Yurio, la estaba pasando genial y pudimos conocer más de Barcelona los dos. Para finalizar, siendo casi las 3 de la tarde, él invitó los helados y nos sentamos en el pasto a disfrutar del ruido de las olas, un árbol nos brindaba su sombra, para hacerlo más agradable.

--La pasé de maravilla, Yurio-dije sonriendo mientras me comía mi helado de chocolate.

--Sí, yo también...-él solo observaba su helado, mientras se derretía poco a poco.

--¿Sucede algo?-pregunté extrañada.

--____...-se detuvo un segundo, dudando si seguir hablando-¿A ti te gusta Víctor?-su helado se derretía cada vez más, mientras yo quedé sorprendida con aquella pregunta.

--Yu...Yurio-dije riendo nerviosa-¿De dónde sacaste esa cosa? Te juro que si es por la foto de ayer, te aseguro que...-él me interrumpió.

--No tienes porqué negarlo, se te nota a la distancia-comenzó a comer de su helado cuando notó que comenzaba a chorrear.

--Yurio, yo...-me quedé callada, en verdad no tenía una respuesta clara para eso-es complicado-y ahora, yo era la que miraba mi helado derretirse.

--¿Por qué? Él está loco por ti-al escuchar eso, me atraganté con mi propia saliva.

--¿En serio lo crees?-dije sonriendo, mientras mis mejillas tomaban un tono rosado.

--Estoy seguro de ello-ya había terminado su helado-de hecho, parece un estúpido babeando por ti-me reí y él también, pero mi atadura volvió a doler.

--Aún así...no podemos estar juntos-mi sonrisa algre se volvió en una triste.

--¿Por qué?-dijo confundido-ambos se gustan, ¿Qué te detiene?.

--Yuri...-dije en un susurro.

--¿Ese cerdo es lo que te detiene?-dijo poniéndose frente a mí, mirándome a los ojos, asentí con la cabeza.

--Es...mi primer amigo en años, no puedo arruinarlo ahora-agaché la cabeza, pero él la levantó delicadamente con su dedo índice.

--No debes dejar que esas ataduras te limiten-sentí cómo mis ojos se abrieron hasta su límite.

¿Estoy dejando que estas ataduras me limiten?.

--Gracias, Yurio-le dije sonriendo.

--Ahora ven, debo dejarte con el cerdo-me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie, algo totalmente distinto a nuestro primer encuentro.

En serio siento no poder corresponderte, Yurio...

Comenzamos a caminar en dirección al hotel, tenía que decirle a Yurio que esta era nuestra despedida.

--Yurio...-me detuve por un momento y él volteó a verme-este es mi último día en Barcelona-suspiré, miré hacia el mar, encontrando la forma de despedirme-probablemente, no nos veamos en mucho tiempo-lo miré a él, con una sonrisa en la boca y lágrimas en los ojos, él se acercó y me abrazó.

--Fuiste una bonita casualidad-dijo en un susurro, yo lo abracé más fuerte.

Lamento no poder echar raíces...

--Fue un gusto conocerte-me separé de él y limpié mis lágrimas-trataré...trataré que podamos encontrarnos pronto.

Trataré de cuidar mis nuevas raíces...

Seguimos caminando hasta el hotel, cuando vimos a Víctor caminar hacia nosotros.

--____, Yurio-dijo con una sonrisa en el rostro-Yuri me mandó a avisarte que no se sentía bien, que no podía salir contigo.

--Oh...-quería despedirme de él...-bueno,no hay problema-le sonreí-supongo que iré al hotel ahora.

--Es...espera-dijo Víctor tomándome del brazo-necesito hablar contigo-miró a Yurio-a solas si es posible-asentí con la cabeza, abracé por última vez al chico rubio.

--Suerte-dijo de forma que solo yo escuchara.

Gracias...le dije en mi cabeza, no me arriesgaría a que Víctor escuchara.

--Vamos-dije dirigiéndome a Víctor con una sonrisa. Caminamos en silencio por la costa, el sol aún estaba en su punto más alto-bueno...¿Qué querías hablar?.

--La verdad-me miró con una sonrisa-solo quería pasar un tiempo a solas contigo, sin tener que huir-mi corazón latió más fuerte y le di una sonrisa.

Esta vez, decidí ignorar mis ataduras, solo por este día.

--En ese caso-tomé su mano y empecé a correr-hay una feria por aquí cerca, vamos.

--O...oye-escuché que su tono de voz era nervioso, sonreí aún más al escucharlo así.

--No perdamos tiempo.

Anduvimos así por unos minutos hasta llegar a aquella feria de la que le hablé, habían muchos juegos. Nos subímos a muchos y comimos palomitas, íbamos caminando cuando uno de los puestos llamó mi atención.
Había un lindo peluche, era un lindo oso polar que había logrado cautivarme.

--¿Lo quieres?-dijo acercándose con una sonrisa.

--Bueno, yo...-dije tímida, él soltó una carcajada y se acercó al puesto.

--¿Cuánto por el peluche?.

--Si lo quiere, debe ganarselo-dijo la señora que estaba ahí-debe ganar la mayor cantidad de puntos posibles con estos dardos-le pasó 3.

--No se ve complicado...-pagó lo que costaba el juego y comenzó a lanzar, su puntería no era muy buena, me reí.

--Víctor, no es necesario...-me interrumpió.

--Otro más, por favor-la señora le dio más dardos y recibió los billetes-solo estaba calentando-comenzó a lanzar y había mejorado bastante el puntaje. Cuando la señora le dio el peluche, se acercó a mi con una tierna sonrisa-espero que te guste-lo tomé en mis manos y era mucho más suave de lo que imaginé, abracé al osito.

--Gracias, Víctor-dije muy feliz, sentía que este sería un lindo recuerdo.

--No hay de qué-tomó mi mano-ven, vamos a esa rueda de la fortuna-caminamos a la fila, que no era tan larga. Minutos después, cuando estábamos en la parte más alta de la rueda, había tenido problemas técnicos y se detuvo-bueno, tendremos que esperar a que baje.

--Sí...-dije nerviosa, tratando de no mirar hacia abajo, él lo notó.

--¿Te dan miedo las alturas?-dijo riendo, asentí con la cabeza-¿Cómo alguien como tú, que viaja cada 3 días, le tiene miedo a las alturas?.

Y volví a caer en la realidad, como un balde de agua fría, mañana tenía que irme y esta sería la última vez que nos veíamos.

--En un avión al menos estoy rodeada de metal...-dije en un susurro, él rió y apretó mi mano.

--Tranquila, yo te protegeré-lo miré y aprecié por última vez su sonrisa, sus ojos, su cabello, su rostro...lo aprecié a él por última vez.

Esta es mi despedida, Víctor...

Destello Platinado ~Víctor Nikiforov y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora