Ya era bastante tarde cuando nos bajamos del barco y decidimos ir a cenar, esta vez invité yo. Luego de eso, Víctor me fue a dejar al hotel.
--Fue un buen día-dijo con una sonrisa.
--Sí-volteé al quedar frente a la puerta del hotel-lo fue-le sonreí.
--Tengo que irme, se me hace tarde-se acercó mi rostro y dejó un beso muy cerca de mis labios, mis mejillas volvieron a arder-mañana vendré a buscarte también-comenzó a retroceder y yo asentí con la cabeza-hasta mañana.
--Hasta mañana...-dije aún desconcertada. Cuando ya estaba bastante lejos, dirigí mis dedos a la zona donde depositó el beso y sonreí.
Mantuve ese rostro incluso cuando ya había llegado a mi habitación, en el espejo pude ver mis mejillas rojas y mi sonrisa de enamorada, reí. Miré la rosa que tenía en mi mano y me acosté mirando hacia el techo para apreciarla, cada pétalo de ella era único, su color era hermoso y su aroma era bastante sutil. Todo me parecía bello en este momento.
¿Qué me hiciste, Víctor?. Suspiré y mi pecho comenzó a doler. Esto no puede seguir así.
Me senté en la cama y revisé los vuelos para el día subsiguiente, solo para saber. Suspiré y cerré la computadora.
¿Debería volver a huir?.
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Quise besarla en ese momento, pero decidí contenerme, aún era muy pronto y sabía que no estábamos listos. Con una sonrisa de imbecil me dirigí al hotel mientras miraba el suelo, pensando qué hacer mañana.
Llegué al hotel y me tiré en la cama soltando un pesado suspiro, no sabía aún qué hacer y muy pocas horas para pensar en un plan.
Dime qué hacer, ____...
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Al día siguiente...
Me desperté y cambié de posición, el sueño se fue cuando vi la rosa en la mesita de noche y sonreí. Miré la hora y supuse que Víctor ya estaría esperándome abajo para desayunar, decidí ponerme mi mejor ropa. Había decidido disfrutar este día hasta el último segundo e ignorar las preocupaciones para no sentir dolor en el pecho.
Cuando bajé a la cafetería, mi sonrisa se hizo más amplia cuando lo vi a él leyendo el periódico, me quedé parada unos minutos ahí para observarlo. Elegantemente tomó su taza de café y le dio un sorbo, su vista se levantó hacia mí, brindándome una linda sonrisa.
--¡____!-dijo levantando su mano en forma de saludo y me acerqué con una sonrisa.
--Buenos días, Víctor-acerqué la silla a la mesa-¿Qué comeremos hoy?-dije mirando las cosas de la mesa.
--Lo mejor del menú-sonreí y comencé a beber de mi café.
--¿Qué haremos el día de hoy?-dije emocionada.
--Tengo planeado caminar contigo de la mano por diversos lados-mis mejillas se sonrojaron y él rió-más tarde, me gustaría ir a la Torre de Londres.
--Me...parece perfecto-le sonreí, había sonado nerviosa, pero también emocionada.
--¿Por qué estás tan emocionada el día de hoy?-dijo apoyando su cabeza en su mano, agaché la mirada hacia el café con una sonrisa.
--Tal vez...decidí disfrutar el día de hoy-lo miré y sus ojos estaban clavados en mí. Y pasó lo que no quería que pasara el día de hoy, mi pecho comenzó a doler.
Tenía planeado irme mañana, aún no era algo definitivo, es algo que iba a pasar tarde o temprano. Por eso quería disfrutar este día, sería mi última oportunidad de estar con Víctor sin arrepentirme.
Seguimos comiendo mientras conversábamos, él pagó la cuenta al igual que el día anterior y nos pusimos de pie. Antes de salir de la cafetería, él tomó mi mano y lo miré sorprendida.
--Te dije que caminaríamos de la mano-dijo con una sonrisa en su rostro, dirigí mi vista a nuestras manos entrelazadas e instintivamente apreté su mano más fuerte.
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Sonreí cuando sentí su mano aferrarse a la mía, caminábamos por aquellos lugares como un par de enamorados y ambos estábamos cómodos con ello.
Las horas pasaban y fuimos a almorzar, algo no muy pesado porque seguiríamos rondando las calles para tomar el autobús. Ya arriba, ambos mirabamos las maravillas de Londres que nos habían quedado pendientes el día anterior.
--Aquí es la Torre de Londres-dijo mirando un mapa y poniéndose de pie-hay que bajar, vamos-tomó mi mano para apresurarme y bajamos, ella se quedó observando el reflejo de la luz del sol en el río al momento de cruzar el puente-es hermoso-sus ojos brillaban, mostrando su felicidad.
--Lo es-dije mirando también-imagina cómo es desde la torre-ella volteó y me llevó casi a rastras a la entrada mientras me reía.
Cuando llegamos a la punta de la torre, descubrimos que no había mucha gente. ____ soltó mi mano para aventurarse a observar cada rincón, yo reí y fui tras ella. De momentos, ella volteba y me sonreía, decidí dejarla observando mientras yo me dirigí a una ventana desde donde se podía ver el río mucho mejor que allá abajo. Me ahogaba en mis pensamientos cuando ella se acercó.
--Oye Víctor, esto es bellísimo-volteé a mirarla con serenidad y le sonreí-¿Pasó algo?-volví a mirar por la ventana, el sol se ocultaba poco a poco, dejando un hermoso color naranja en el cielo.
--¿Sabes?-estaba decidido a contarle todo, ya no podía perder el tiempo-te busqué durante dos meses-volteé hacia ella-me subí a miles de aviones y visité cada uno de sus bares con la esperanza de encontrarte ahí-me acerqué lentamente hacia ella-estaba por rendirme cuando te encontré en el vuelo a Londres.
--Víctor...-lo podía ver en sus ojos, estaba aterrada y al mismo tiempo ilusionada, le sonreí y tomé su mano para tranquilizarla.
--No sabes cuánto esperé por este momento-nuestros rostros estaban cerca, podía sentir su respiración.
--No...-soltó mi mano y se alejó un poco-no puedo Víctor, lo siento.
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Salí corriendo de ahí mientras escuchaba cómo gritaba mi nombre. Llegué al final de las escaleras y abrí la puerta del lugar, me detuve, por primera vez, no quería salir huyendo.
--Yuri me dijo...-escuché su voz entrecortada, supuse que fue por bajar tantos escalones-me pidió que te dijera que lo siente y que te quiere.
Luego de escuchar esas palabras sentí cómo algo en mi pecho se soltaba hasta extinguirse, sintiéndome mucho más liviana, tranquila, libre. Solté unos sollozos.
Gracias por librarme de estas ataduras, Yuri.
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Destello Platinado ~Víctor Nikiforov y tú~
Hayran KurguElla era una completa antisocial que viajaba al rededor del mundo, y así era feliz, o eso creía. Sin embargo, aquel destello platinado fue la razón de querer volver a echar raíces en la tierra. ¿Podrá mantenerlas con vida?