Capítulo 31

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Pasaron semanas desde que contrataron a Jimin al restaurante Omelas.
Todo iba bien, hasta que Kai llegó cabreado porque él no se reflejaba en el plato.

—¿¡Tan difícil es limpiar un puto plato?-le gritó al menor.

El menor ganaba mucho dinero ahí, poco a poco pagaba las deudas. Cada vez quedaba menos por pagar y eso era un logro.
Era la primera vez que su jefe le gritaba de esa manera por algo tan insignificante. Todos los cocineros quedaron impresionados ya que hacía tiempo que no se enfada de esa forma.
Pues la última vez que se enfadó así fue con la nieta de la mujer de la tienda de dulces, ella hacía lo mismo que Jimin.

—¡¡Un asqueroso plato, por el amor de Dios!! -tiró el plato al suelo rompiendo en cien pedazos. Jimin miró a su jefe con odio.

—Perdón..-en verdad no quería decirlo pero no le quedaba otra.

—¿¡Perdón!?-rió irónico- ¡¡Eres un inútil!! ¡Que sepas que te quedarás toda la noche fregando todos los platos que hay en Omelas, también limpiarás el uniforme de tus compañeros!

El rubio se quedó sin palabras ante tal castigo ¿Era eso posible? ¡Pues claro que no! Su jefe no podía hacer eso.

—Kai..-dijo una chica- no puedes hacer eso..-hablando bajo para no alterar más al superior.

—¿Qué no puedo? -dijo en burla- ¿También quieres quedarte? -la chica negó rápidamente- entonces haz silencio.

Quería ver a Yoongi, abrazarlo y dormir con él, pero está noche no podrá ser. Esperaba que el mayor no se preocupara osino la tendría buena también con él. Jimin solo quería el dinero para quitarse un peso de encima pero ese peso se multiplicó por mil, de un grano hizo una playa.

Era tan injusto que por un maldito plato la pagara de esa forma..

—No te preocupes, que si piensas escaquear no podrás ya que yo estaré al pendiente si lo haces bien o no.-se fue de allí como si no hubiera ocurrido nada.

El mundo fue a sus pies, el rubio empezó a llorar por la agonía del trabajo. Quería ver al mayor y teñirse el pelo para que pudiera ver la adivinanza pero nunca tenía tiempo suficiente, llevaba semanas sin ir al instituto y si eso seguía así posiblemente repetiría curso, cosa que no quería. Los demás le miraron de forma triste pues el jefe se había pasado cinco mil pueblos y ciudades.
Pero ellos no podían hacer nada para ayudarlo...

Al llegar la noche, todos se fueron a sus casa menos uno, quien se encontraba fregando platos..a su lado tenía pilas y pilas de platos sucios pero también los había limpios. Esa noche fue eterna cuando había creído terminar de fregar el jefe llegó con más platos que ahora no sabía si eso era suciedad o los había metido en barro a propósito.
Tras cinco horas y media en total de fregar platos, llegó la parte de limpiar todo Omelas y os puedo decir que no era un local pequeño. Constituía de tres pisos, el de abajo era recepción, el que seguía era para personas de rango normal, ni ricos ni pobres (obviamente los pobres ni podían estar en la puerta), el último era para los artistas o gente conocida. Todo eso tenía que limpiar el pobre Jimin, los tres pisos que el más pequeño era el de recepción pero seguía siendo grande para los ojos del rubio.

Tras tres horas y media terminó y ahora para finalizar el castigo, limpiar la ropa de los demás pero..eso no sería tan difícil ¿Verdad?
Se encontraba en el cuarto de limpieza que había cuatro lavadoras que ninguna estaba en uso.
Escuchó unos pasos detrás suya y podía saber quién era, no había mucho misterio.

—Así no lavarás los uniformes.

—¿Entonces..?

—Ve a los cuartos de baños.-ordenó con mucha seriedad.
Cuando fue al cuarto de baño su cara se transformó. La bañera estaba hasta arriba de agua y a su lado estaba una estregadera algo antigua ¿Y eso como se usa? Pensó Jimin.
Pero por si fuera poco una pila de ropa que olían fatal, asqueroso.

—Si terminas antes de las nueve te daré una recompensa.-se marchó dando un portazo.
Eran las siete y media de la mañana y no había dormido nada de nada. Imposible terminar antes de las nueve..
No perdió más tiempo y empezó a lavar como pudo, esa cosa rara no la usó porque estropearía toda la ropa. En ese mismo cuarto había varios hilos para tenderla así que a medida que lavaba, sacudía y luego tendía.

Por fin terminó el odioso castigo ¿Se podría ir a casa?

Jimin salió del cuarto de limpieza todo mojado y oliendo a jabones de flores. Se encontró con el jefe que parecía haberse despertado.

—Terminé.-dijo con tono cansado.

—¡Que bien! -dijo con falsa alegría- venga, ve a la cocina que te están esperando.

—¿Qué? No..quiero irme a casa.-casi fue una súplica.
El otro al escuchar aquello empezó a reír de forma exagerada.

—¿Escuché bien? -simulando limpiarse los oídos- lo siento niño, pero aquí se viene a trabajar. Si quieres holgazanear -con su vista señaló las puertas- ya sabes.

¿Holgazanear? El rubio no podía creer lo que estaba escuchando ¡Él es el que más trabaja de todo el restaurante!

—Solo quiero descansar.-dijo serio pues se estaba empezando a cabrear.

—Para ti no hay, lo siento niñato.

¿¡Niñato!? Esa fue la gota que colmó el vaso.

—No soy un niñato.-intentó de verse tranquilo pero fue todo lo contrario.

—Relaja ese tono de voz si no quieres ir a la calle.-amenazó.

Pero el menor no aguantaba más. Todos los días era una pelea contra él que si esto lo hacía mal o aquello. Esta era la primera vez que le castigó de esa forma tan dura. Su superior se había pasado por una simple tontería. Además que también lo humillaba delante de todos diciendo comentarios odiosos hacia su persona, también recibió la mano de el superior en su mejilla derecha y una patada en su barriga al no hacer bien el trabajo. Así que Jimin se quitó el pañuelo que colgaba de su cuello y se lo estampó en el pecho del otro.

—Vete a la mierda, Kai.-fue lo único que dijo para marcharse de allí. Corriendo a toda velocidad a su casa, creyendo que podía estar Yoongi esperando en la ventana mientras tiraba piedras, pero la realidad esque estaba solo.
Subió a su habitación y se quitó la ropa poniéndose el uniforme del instituto, ya que llegaba tarde entraría a la hora del recreo con su nuevo look. Pintó su pelo de rosa y cuando terminó, se largó de allí.

🌈

Yoongi estaba preocupado por Jimin ya que hacía semanas que no aparecía por el centro y los rumores no tardaron en expandirse.

"Se fue al cielo", "Tiene una enfermedad rara", "Fue a otro centro".

Y mil rumores que ninguno era cierto. Él también desconocía la ausencia del menor. Estaba sentado debajo de un cerezo comiendo su desayuno. Alguien estaba detrás de él y le tapó los ojos.

Jimin había olvidado ponerse maquillaje para tapar sus moratones que tenía en la mejilla.

—¿Quién es? -preguntó el pelinegro mientras tocaba las manos del otro.

—¿Quién soy? -dijo el pelirosa sonriendo.

—¿¡Jiminie!? -el otro destapó sus ojos pero la sorpresa no fue tan bonita como el otro pensaba.

Yoongi se había encontrado con el Jimin de sus sueños.

🍀

—11G🌈

Cristales Rotos [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora