29.

5.7K 537 87
                                    

NARRADOR

México siempre había sido caracterizado por ser un lugar frio, y para mala suerte de Joaquín esa ocasión no fue la excepción, solamente que ahora la fuerte lluvia acompañaba aquella fría madrugada.
Aunque es cierto que estos no eran nada comparados a los que se pasaban en Francia, Joaquín aun no se acostumbraba a estos, el odiaba estos tipos de climas.

Con ambas manos ocupadas gracias a sus mellizos caminaba recorriendo toda la sala de llegada del aeropuerto, había mucha gente por lo que supuso que tardaría demasiado tiempo en encontrar a su mamá y a su hermana Renata que habían prometido recibirlos en su regreso.
El día anterior antes de irse al aeropuerto hablo con ambas anunciándoles la sorpresa, incluso lloraron de la emoción al saber que verían a Joaquín de nuevo, y no como un adolescente, sino como todo un hombre.

Gracias al cambio de horario las ojeras en los ojos del castaño se notaban demasiado, le faltaban horas de sueño pues no había podido conciliarlo en todo el vuelo, su mente estaba tan ocupada con tantos pensamientos y recuerdos que ni siquiera pudo viajar en paz.

—¿A quién estamos buscando, papá? —la dulce voz de Sam le hizo parar en seco por un momento.

—Estamos buscando a su abuela y a su tía, prometieron que vendrían por nosotros, ambas mueren por verlos a ambos. —respondió el mayor con una sonrisa.

Despues de algunos minutos de haber buscado entre toda esa masa de gente Joaquín pudo divisar tres figuras a los lejos que se le hicieron muy familiares a decir verdad.

—¡Hey! —grito Joaquín con una sonrisa de oreja a oreja esperando su atención.

La sorpresa que se llevo al observar a su madre, su hermana Renata y su mejor amigo Nikolas.

Agachándose a la altura de sus pequeños les señalo donde se encontraba Nikolas, ambos reaccionaron tan rápido que corrieron en su dirección para abrazarlo.

El chico los recibió con los brazos abiertos, su gran anhelo siempre había sido conocer a sus sobrinos y ahora podría cumplirlo. Joaquín por su parte se acerco a su madre para darle un fuerte abrazo, aunque haya hablado con ella en todo ese tiempo el volverla a abrazar lo hizo sentirse tan cálido y a salvo. Le sonrió a su hermana menor mientras se acercaba a ella para imitar el gesto de su madre, provocando que derramara algunas lágrimas repitiendo sin parar lo mucho que había crecido y cuanto lo había extrañado, Joaquín solamente se limitaba a sonreír y acariciar su cabellera. También la extraño.

—Bueno... —habló el castaño despues de un rato mientras miraba a Nikolas hablando con sus niños, él finalmente lo miro y sonrió para despues acercarse y envolverlo en un gran abrazo.

Despues de años de haber hablado solo por video llamada por fin tenia la oportunidad de volver a abrazar a su mejor amigo.

—Tienes unos hijos preciosos. —dijo honesto mientras sonreía a los pequeños quienes observaban la escena con una sonrisa.

—Renata, mamá, ellos son Alex y Sam.—habló Joaquín dirigiéndose a ambas mujeres que se encontraban observando a los pequeños con tanta dulzura y ternura —Niños, ellas son su tía Renata y su abuela Elizabeth. —sonrió y les indico que se acercaran a saludar.

Aunque los pequeños castaños ya sabían de la existencia de Eli y Renata nunca habían tenido la oportunidad de hablar con ellas en persona, es mas ni siquiera las habían visto, solamente hablaban por teléfono contándoles como les iba en su día a día y lo feliz que se sentían viviendo en París, sin evitar mencionar cuanto se morían por conocerlas a ambas, y vaya que si ocurrió así.
Los pequeños con sonrisas en sus rostros se acercaron a las mayores envolviéndolas en un abrazo, ambos eran un poco mas altos para su edad al igual que su padre rizado.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora