24.

6.9K 575 30
                                    

NARRADOR

—¿Emi? ¡Emilio! —el menor paso su mano frente al rostro del rizado para que despertara de su trance, el chico se había quedado pensando demasiado tiempo.

—Oh si, perdón, ¿Qué ocurre? —habló.

—Tu me llamabas a mi, ¿Qué paso?

Emilio se tensó, era como si la decisión que había tomado muy en el fondo sabía que lo cambiaría todo, podrá haber sido solo una vez, pero fue suficiente como para saber con certeza que lastimaría a Joaquín.

—Eh, y-yo, —tartamudeo —tenemos que hablar.

El mas chico frunció el ceño de manera adorable mientras se levantaba del suelo para sentarse en el sillón a un lado de Emilio. El mayor aún seguía en una guerra interior, aunque si lo veía de esta manera era mil veces mejor decírselo ahora, en lugar de esperar aún mas tiempo y que por alguna razón se enterara y no por su palabra.

—Bien, hablemos, ¿estas seguro que todo esta bien?

—De hecho no, no esta bien.

Joaquín se acomodó en su sitio para prestarle su total atención al chico frente a él, aunque Emilio no lo notará el menor estaba que se moría de la curiosidad y los nervios, era tan estresante que lo mantuviera en suspenso porque pensaba que era algo necesariamente malo, aunque bueno, si lo era.

—Quiero hablar de nuestra relación, de como hemos progresado en todo este tiempo, se que no he sido la mejor persona contigo pero estoy intentando cambiar por ti, porque se que tu me estas haciendo una mejor persona, porque se que a tu lado lograré cambiar para bien. Tú, Joaquín Bondoni, eres una luz que llegó para cambiar mi vida.

El menor sonrió genuino y tomó ambas manos del rizado para besarlas levemente.

—Tu sabes que yo también he notado todos estos cambios, y de verdad quiero que me abras tu corazón, que seas honesto conmigo para poder ayudarte en tus problemas. Siempre, a pesar de cualquier cosa lo entenderé Emilio, te has vuelto tan necesario para mi que lo que menos quisiera sería perderte. —Joaquín coloco sus manos sobre las del rizado entrelazándolas sobre su regazo para despues mirarle de nuevo.

Nadie podía negar que Emilio estaba a nada de soltar las lágrimas, sabía que Joaquín no lo dejaría razonar del todo, sabía que si se lo decía todo esto se iría por el caño, y ahora si sería imposible recuperarlo.

—Joaquín. —el menor se tensó porque Emilio jamás lo llamaba por su nombre a menos que fuera algo serio —Lo que te diré, quizás será lo mejor, no solo para mi, para ambos, estoy pensándolo desde ayer y de verdad es tan difícil no pensar lo idiota que fui al hacer lo que hice.

El menor tenía una mirada de miedo en su pequeño rostro, tenía mucho miedo de saber que esas palabras lo lastimarían. Otra vez.

—Y-yo... el día de nuestra pelea, ese que estuviste enfermo... —el castaño asintió —Yo salí de tu casa y comencé a caminar por las calles mientras llovía, —Emilio sintió un doloroso nudo en la garganta —no tenía un rumbo fijo, me sentía tan mal por haberte dicho todo eso, estaba tan deprimido que me daban ganas de regresar a pedirte perdón en ese momento, pero no podía, tenia tanto miedo que ni siquiera quería pensar en que podría volver a cagarla y ahora si perderte para siempre. Aunque... creo que no necesitaba regresar para arruinarlo todo.

El pequeño escuchaba con atención pero no entendía a que iba Emilio con todo eso, estaba confundido pero no protesto y lo dejo proseguir.

—Me metí a un antro, no sabía que mas hacer, solamente quería despejarme un rato, pero no creí que los tragos comenzaran a aumentar con el pasar de los minutos, no podría contar cuantos me tomé pero perdí el conocimiento en cuanto decidí bloquear todo e irme a bailar. Gritaba, bailaba e incluso me le acerque a varias chicas para que me acompañaran, estaba tan mal que ni siquiera me importaba lo que estaba haciendo ni lo que mis acciones causarían, —el rizado hizo una pausa porque ahora se venia lo peor —despues de un rato me dirigí al baño, —trago pesado —l-los momentos a partir de ahí son totalmente borrosos. Me encontré con un chico, creo que intentaba ayudarme al verme así de mal pero c-creo que lo malinterprete...

Y ahí fue cuando Joaquín no pudo mas, el pequeño castaño se levantó de su lugar y le dio la espalda al rizado, no quería seguir escuchando lo que tuviera que decir, si era tan malo como Emilio lo decía desde el principio no había necesidad de seguir porque a la conclusión que había llegado en su cabeza estaba seguro que era la misma que Emilio trataba de decirle.
Emilio intento hablar pero sabia que ya no había necesidad de continuar, Joaquín no era tonto, sabía que es lo que había pasado y no le interesaba ni mucho menos quería que Emilio se lo dijera directamente, le rompería aún mas el corazón como en esta ocasión, de nuevo.

—N-no, —menciono débil el castaño mientras ocultaba su pequeño rostro entre sus manos para ahogar un sollozo —creí que habías cambiado, vaya ingenuo que fui al confiar en ti otra vez.

Ahora fue el turno de Emilio de poner una mano en el hombro del menor para rogarle que lo escuchara, pero este fue más rápido y termino mirándolo a la cara con las lágrimas ya recorriendo sus mejillas. Emilio odiaba verlo llorar, y mas por su culpa.

—Y-yo confié en ti, qué mas necesitabas que hiciera para demostrarte que te amo? ¿Qué mas Emilio? Por dios, te peleas conmigo por una estupidez y vas a emborracharte y acostarte con el primero que se te pone enfrente. —suspiro pasando saliva —Ya no quiero continuar con esto, me entregué a ti, y no fue solo una vez y lo sabes, anoche volví a confiar en ti y pensé que había sido mas que un simple acostón, ¿¡ahora me sales con esto!? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Oh, seguramente porque esperabas acostarte conmigo primero para despues jugar con mi corazón y volverlo a desechar como todas las veces anteriores. Ni siquiera te reconozco.

—J-Joaquín por favor y-yo... —Emilio ya estaba llorando sin ni siquiera haberlo notado, había sido un estúpido y ya no había mas dudas de que ahora si lo perdió para siempre.

—¿Sabes qué? Lárgate de aquí. —dijo firmemente mientras se limpiaba las lágrimas con brusquedad y señalaba la puerta —No quiero volver a verte en mi puta vida.

—¡No! No me iré hasta que escuches todo —remarco la palabra —lo que tengo que decir, quiero que sepas todo, porque te prometí no mas mentiras y ahora quiero cumplirlo, aún sabiendo que jamás me perdonarás.

Joaquín no se movió, solamente le dedico una mala mirada para permitirle proseguir, aún estaba demasiado lastimado y era mejor que Emilio le soltase todo de una vez para no volver a verle la cara nunca mas.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora