30.

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JOAQUIN

Me metí a la ducha dejando que el agua tibia cayera por mi cabello, mis hombros y mi cuerpo hasta llegar al suelo, cerré los ojos intentando relajarme y recargue mi rostro en la pared de la regadera. Mi mente estaba hecha un lio, no podía pensar con claridad teniendo un problema como el de Emilio en mi cabeza, aún estaba asustado y de verdad no quería que las cosas empeoraran.

Lo conocía, y se que se alteraría al escuchar todo lo que le tengo que decir. No quería arriesgarme a sus acusaciones ni a su enojo; siempre odie que peleáramos, aunque fuera por cosas pequeñas. Y aunque afortunadamente siempre terminábamos reconciliados no estaba bien, y ahora no seria lo mismo, estaba seguro.

No estaba seguro de la presencia de Emilio en la fiesta, de hecho esperaba que no nos encontráramos, no sería capaz de mirarlo a la cara y pensar en el y en sus hijos, era mucha la presión.

Cerré la ducha mientras salía con una toalla alrededor de mi cintura, cheque el reloj 8:47 p.m. aún estaba a tiempo.

Minutos despues salí de mi habitación topándome con los mellizos viendo una película mientras estaban sentados en el sofá, a su lado se encontraban mi mamá y Renata, ella me estaba esperando.

—Hola. —salude mientras me ponía atrás del sofá justo encima de los mellizos mientras sonreía.

—Hola papá. —hablaron ambos al unísono.

—Renata, ¿nos vamos? —cuestioné.

—Claro, solamente iré al baño rápido.

Se levantó del sillón y yo ocupé su lugar abrazando a Sam a mi lado, este tipo de momentos me hacían querer quedarme así para siempre, junto a ellos. Se convirtieron en mi complemento y estoy seguro que no los soltaré, nunca.

—¿No iremos a la fiesta? —preguntó Alex.

—Estoy seguro que no será tan emocionante como piensas, habrá muchos adultos y no me arriesgare a que ambos se aburran, además ¿no querrán dejar a la abuela sola?

Ambos asintieron sin decir otra palabra.

—Bien, todo arreglado. —hablé mientras besaba la cabellera de Sam y Alex levantándome del sillón —Regresaré en la madrugada mamá, y que los niños no duerman tan tarde. —mencione mientras los miraba acusatorio.

—No te preocupes hijo, película, cena y a la cama. —sonrió mi madre.

—Bien hermanito, vámonos. —escuché la voz de Renata a mis espaldas mientras abría la puerta de entrada para irnos, les dedique una última sonrisa y finalmente salí.

Nos subimos al auto y yo suspire nervioso acomodándome en el asiento, podía sentir mis manos sudar mientras un escalofrió recorría mi espalda.

—Oye, —me llamó —relájate, todo estará bien, solo bastará buscarme y nos iremos, pero por favor, inténtalo. —me sonrió mientras ponía su mano en mi hombro, yo imite su acción susurrando un "gracias".

Mi hermana arranco el auto en dirección a la casa de Nikolas, juro que antes de llegar podía escuchar la música proveniente del lugar, lo conocía y sabia que su cumpleaños seria celebrado en grande, de eso no había duda.
Nadie sabía que yo estaba aquí, ni siquiera Diego o Emanuel, quería llegarles de sorpresa, así que hice prometer a Nikolas que no dijera nada.

—Vaya que a Niko le gusta celebrar en grande. —menciono mi hermana mientras reina a mi lado.

Bajamos del auto y a mis fosas nasales llegó el olor a alcohol y a sudor, luego los fuertes gritos de las personas dentro. Suspiré una vez mas antes de decidir entrar al lugar.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora