36.

7K 545 286
                                    

NARRADOR

El sol mañanero entraba por la ventana dando un aire cálido al lugar, nuestro chico de rulos no paraba de verse en el espejo verificando que la corbata no estuviera mal puesta. Sonrió para si mismo mientras pensaba en lo que se avecinaba.

Hace apenas dos meses y medio atrás le había pedido a Joaquín que se casará con él, se había armado de valor para decir que quería pasar el resto de su vida junto a él, e incluso la que le seguía.
Ahora, estaba de pie frente a un espejo observando como le quedaba aquel traje negro especial para ese esperado día. Estaba emocionado, pero no podía negar que los nervios lo carcomían.

Habían decidido posponer la boda demasiadas veces, pues ambos querían que aquel día fuese especial, y también antes de que el embarazo de Joaquín estuviera avanzado, pues a él no le gustaba la idea de tener ya su pancita.
Afortunadamente encontraron un día perfecto donde podían disfrutar de verdad, 29 de Agosto, una fecha que al parecer de ambos era perfecta, pues podrían disfrutar de la luna de miel de la mejor manera, y además la gira de Emilio comenzaba a mediados de Octubre, así que tendría tiempo de convivir con Joaquín en esos primeros meses que eran los que mas le impacientaban y moría por vivirlos.

—Te ves bien, hermano. —escuchó el rizado a sus espaldas. Miró por el espejo viendo de quien se trataba.

Sonrió.

—Me alegra que hayas podido venir. —respondió el rizado honesto mientras mostraba una cálida sonrisa —Necesitaba a un amigo en estos momentos, estoy muriéndome de los nervios. Tengo miedo de lo que puede pasar, Diego.

—Oye, todo va a estar bien. —se acerco a él mientras acomodaba mejor el cuello del saco negro que el rizado portaba —Joaquín te ama, nunca lo dudes.

Emilio sonrió al saber que no estaba solo, y jamás lo estuvo, sabía que a pesar de todo tuvo a su amigo siempre, quizás habían tenido ciertas diferencias en el pasado pero todo se arreglo, y eso era lo importante.

—Y lo que me pone nervioso es que no lo he visto en tres días enteros, creo que el saber que estábamos esperando a un nuevo bebé me hizo querer estar a su lado todo el tiempo.

—No puedo ni imaginar la emoción de ambos por un tercer hijo, ¿ya saben que será?

—Yo también estoy muy emocionado al igual que el y los niños, y no, aún no sabemos, el doctor dijo que mas o menos por noviembre sabremos su sexo.

—Estoy seguro que sea lo que sea lo cuidarán y querrán mucho. Son unos grandes padres Emilio, me alegra ver que mis sobrinos sean muy felices a su lado.

—Gracias hermano, no puedo esperar, estoy tan nervioso y emocionado.

[ *** ]

Mientras tanto, el pequeño castaño se observaba una vez mas frente al espejo, no podía creer que de verdad estuviese pasando, había esperado mucho tiempo para este día.

Se puso de perfil frente al gran espejo observando su ya crecida barriga, ya estaba terminando su segundo mes y podría jurar que ya sentía como se notaba, estaba feliz, mas de lo que podía admitir.

—Mi niño, —entró su madre a la habitación —ya es hora, vamos.

Los nervios nuevamente se hicieron presentes, sus manos habían comenzado a temblar y sentía que sus piernas temblaban.

—Relájate, todo estará bien. —menciono la mujer en un agradable tono maternal..

Joaquín inhalo y exhalo intentado calmarse y tomó la mano de su madre para dirigirse al lugar correspondiente.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora