08.

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JOAQUIN

Estaba recargado en la pared de la ducha con la mirada pérdida mientras el agua helada recorría mi cuerpo. No había podido calmar mi maldita erección.

Había pasado casi una semana desde la última vez que vi a Emilio y ya lo extrañaba, pero aún así no me había molestado en llamarlo, ni mucho menos él a mi por lo que veo; no iba a ser yo quien lo buscara siempre, necesitaba recuperar la poca dignidad que me quedaba.

Solté un bufido molesto y no me quedó mas alternativa que continuar mi baño en este estado, desde hace dos noches atrás mis sueños se han tratado sobre Emilio, mas bien sobre los recuerdos de las veces en que nos acostamos. Siempre sintiéndose tan real, aún recuerdo sus manos recorriendo mi cuerpo y cada rastro que dejaron sus besos... ¡Dios! ¡Esto no esta ayudándome!

Enredé la toalla alrededor de mi cintura y comencé a sacudir mi cabello en un intento de secarlo, salí del baño y me dirigí a mi armario para decidir que iba a ponerme, en el transcurso escuché a mi celular sonar indicando un mensaje, lo abrí y era de un grupo, o mas bien del grupo de mis amigos.

A Emanuel se le había ocurrido la brillante idea hace poco mas de un año, y a decir verdad casi no lo usábamos, pero ahora se veía algo importante. No puse nada, simplemente me quedé a leer lo que estaban hablando.

Text0s:
Tienes razón...

Roy:
María lo esta manipulando, no me digas que nunca lo notaste.

Diego Valdés:
Es verdad, desde que llegó
se comporta extraño, ha estado
ignorando mis llamadas y
mensajes toda la semana.

Joaquín:
¿Qué esta pasando?

Text0s:
María llegó hace poco
y creemos que esta manipulando
a Emilio de nuevo, no ha mostrado señales de vida desde entonces.

Joaquín:
Hablaría con él pero seguramente
me ignorara.
Ya es común en el.

Me salí de el chat y suspiré resignado, no tenia idea de que María estaba aquí, aunque ahora ya se el motivo de su ausencia.
Emilio esta enamorado de ella y eso nunca va a cambiar, esa es una relación estable que puede ayudarle en su carrera de cantante que apenas esta despegando, además, su padre nunca aceptaría que su hijo estrella fuera gay.

Me dirigí a mi armario de nuevo y saqué un conjunto sencillo, tenia ganas de salir a algún lado pero no tenia a donde ni con quien. En estos momentos era en los que deseaba que Emilio estuviera aquí.

Me levanté de mi cama con rumbo a la cocina, se me antojaba algún bocadillo, pero antes, escuché a mi celular vibrar de nuevo dentro de mi bolsillo, así que lo saqué y la persona que menos esperaba que pudiera llamarme en estos momentos estaba haciéndolo.

Diego Valdés.

Extrañado deslicé para contestar y coloque el aparato en mi oido.

—¿Hola? —saludé desconfiado al no saber el motivo de la llamada.

Hola Joaco. —dijo un poco desganado.

—¿Qué ocurre? —cuestioné con curiosidad.

Y-yo, n-necesito verte y hablar contigo. —soltó.

No sabía que responder, despues del incidente de la semana pasada (lo que me contó Emilio, ya que yo no lo recordaba) no había cruzado palabra alguna con él evitando cualquier tema incómodo, por lo que se me hacía extraño que fuera precisamente Diego quien tomara la iniciativa, normalmente era yo quien tomaba ese papel.

—Esta bien, ¿quieres venir?

¿Te parece si mejor nos vemos en Starbucks? Ya sabes para tomar algo.

—Seguro, estoy ahí en 15. — y colgué.

La relación que tuve con Diego desde que lo conocí a sido de las mejores, siempre me ha apoyado en todo por mas descabellado que suene... era de las mejores personas que conocía, no había duda de eso; precisamente por eso no me gustaba la idea de que esta amistad cambiara así como así y mas por algo que fue toda mi culpa.

Tomé mis llaves y salí de casa, luego le llamé a un Uber para que me recogiera, a los pocos minutos ya me encontraba frente al café.
La lluvia había comenzado desde hace un par de minutos atrás, él cielo era opacado por las grandes y grises nubes.

Entrando al lugar sentí una gran calidez, él frio estaba comenzando a hacer acto de presencia afuera y era reconfortante estar aquí dentro.

Me senté en una mesa algo apartada y me dispuse a esperar a mi amigo el cual no tardó mas de 5 minutos en cruzar aquella puerta, le hice una señal y se acerco hasta mi.

Su cabello mojado despues de haber corrido bajo la lluvia me imagino.

—Hola. —saludo tímido.

—Hola.

—Espero no hayas estado esperando tanto tiempo.

—Al contrario, no llevo ni 5 minutos aquí. —sonreí.

—Oh que bueno. —respondió con una pequeña sonrisa mientras tomaba asiento frente a mi.

El silencio reino entre nosotros unos minutos, incluso se acercaron a tomar nuestra orden y ahí fue el único momento en el que hablamos, despues volvió a haber un total silencio.

—Escucha...—comenzó por fin y yo levanté la cabeza para mirarlo —No quiero que pienses mal de mi, no fue mi intención que pasará eso, de verdad estoy arrepentido Joaquín.

—Diego, tu no...

—Déjame terminar.—el suspiro y prosiguió —Debí saber lo mal que te sentías en ese momento, probablemente pienses que soy un egoísta por haberte llevado ahí para, tu sabes. Me conoces Joaquín, sabes que nunca sería capaz de lastimarte, fue un error, estaba borracho, mas bien ambos lo estábamos y no podía pensar bien las cosas. Lo que paso con Emilio... —suspiro —De verdad lo siento.

Su tono apagado me provoco una inmensa culpa, el chico frente a mi estaba verdaderamente arrepentido y odiaba verlo de esa manera.

—Acepto tu disculpa. —hablé —Pero te repito que tu no tenías porque disculparte, la mayor parte de la culpa es mía, yo te propuse salir e ir a ese lugar, Diego, el que debería pedirte una disculpa soy yo, nunca quise que esto pasara, fue una verdadera tontería.

—De acuerdo, cincuenta y cincuenta de culpa, Me alegra que lo hayamos hablado.

Él sonrió y yo imité su acción, me sentí mejor.

El sonido de la puerta del establecimiento abriéndose llamó mi atención debido a las pocas personas en el interior, así que dirigí mi mirada hacia ahí, llevándome una gran sorpresa.

Las dos personas que menos esperaba ver estaban paradas frente a mi, mirándome.

María y Emilio.

Que me trague la tierra.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora