28.

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EMILIO

Levanté mi rostro con pereza para despues sentir el intenso dolor en mi cuello; los vagos recuerdos de la noche anterior terminaron por hacerme dormir de cara en la mesa de la cocina, podía sentir mi mejilla arder.

—Mierda. —maldije mientras me tomaba del cuello haciendo una mueca.

Las diversas botellas de tequila aún se encontraban frente a mi, cada una completamente vacía; bufé ante la razón por la cual me puse de esa manera. Era ridículo, de verdad estaba desperdiciando mi vida en cosas que no me llevaban a nada, por ejemplo esperar a su regreso.

Las esperanzas seguían ahí, muy en el fondo, eso era lo que me impedía seguir adelante, lo que me impedía enamorarme de alguien mas y olvidarme por completo de Joaquín Bondoni.

Me levanté de la silla y divisé mi celular en el sofá, lo tome para verificar la hora y me sorprendió notar que eran las 6:37 p.m. había dormido demasiado tiempo, como mínimo unas 10 horas.
Los recuerdos de la noche anterior eran tan borrosos que ni siquiera se lo que hice o si alguien mas estaba conmigo. Ahora me sentía aún mas patético.

Observe las notificaciones en mi celular que al parecer había estado sonando durante un largo rato; me sorprendió ver las 4 llamadas perdidas de Nikolas hace un par de horas.
Extrañado, marqué su número esperando que me animará un poco, aunque eso sería imposible teniendo en cuenta el intenso dolor de cabeza que me acompañaba. A los tres timbres el contestó.

—Hey, —saludé mientras me tomaba de la frente intentando soportar el dolor —¿Qué pasa porque me llamaste?

—Vaya, te escuchas terrible, hermano, ¿tienes resaca o qué?

—Ni te imaginas, mi cabeza me está matando.

—Bueno, no te quito mucho tiempo. Como sabes, mi cumpleaños es pasado mañana y de verdad quiero que estés ahí, ya sabes para divertirte y despejarte un rato, estoy seguro que mas de una sorpresa si te llevas. —dijo al otro lado de la línea.

—Claro si, ahí estaré, seguramente termine yendo con Diego o Emanuel.

—Perfecto, te espero acá. Ah y ¡Emilio!

—¿Si?

—Ponte muy guapo ese día. —soltó una risa y al instante cortó la llamada.

Miré el celular desconcertado y simplemente me encogí de hombros alejando la duda de inmediato para finalmente caminar con rumbo a mi habitación.
Me tiré en la cama e inmediatamente caí en un sueño profundo.

[ *** ]

—Oye, —le llamé y me miró —te amo Joaquín. —aquello salió de lo mas normal de mis labios.

El pareció sorprenderse ante mi confesión y simplemente se acerco a mi para poder acurrucarse en mi pecho mientras me abrazaba por la cintura.

Me sentía satisfecho, por fin había confesado lo que hace mucho tiempo me había estado guardando, nunca me imaginé que en un momento como este le confesaría al pequeño chico frente a mi lo que sentía por el.

Cerré mis ojos orgulloso y cansado aún sin quitar la estúpida sonrisa enamorada de mi rostro.

Yo también te amo. —escuché apenas.

[ *** ]

Desperté exaltado mientras el sudor caía por los lados de mi cara, había dormido tan solo unos minutos y los recuerdos habían llegado tan de golpe que no me la esperaba.
Suspirando rendido me tallé la frente quitando los rastros de sudor, ¿por qué había tenido ese recuerdo? Y lo mas raro, ¿por qué hasta ahora?

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora