31.

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EMILIO

¿Podía desmayarme en ese momento? 

Juro que sentía a mi corazón latir tan fuerte en mi pecho que no sabia si aguantaría mucho mas; Joaquín solamente me veía fijamente, no había dicho palabra alguna y eso me angustiaba, pero estaba igual de sorprendido por verme, seguramente Nikolas me trajo sin que el estuviera enterado; aunque aún así agradezco eso.

—Emilio... —le escuché murmurar.

Estaba a nada de soltar las lágrimas y abalanzarme sobre el para abrazarlo, lo había extrañado tanto.
Sin decir palabra alguna me acerqué mas y lo rodee con mis brazos, sentir la calidez de su cuerpo junto al mío me hizo sentir en el cielo, tantos años sin haberlo visto, sin haberlo tocado y ahora por fin me estaban brindando esta oportunidad, no necesitaba de nada mas.
Recargue mi cabeza en su hombro mientras aspiraba su olor característico y cerraba ambos ojos, no necesitaba que él me correspondiera, solamente que me dejará quedarme así, porque lo necesitaba, y mucho.

Sin esperarlo sentí a sus brazos moverse, estos se posicionaron en mi espalda acercándome mas, correspondiéndome. Sonreí.

—Te he extrañado tanto. —exclamo honesto esperando a que me alejara, pero no ocurrió.

—Yo también, me has hecho tanta falta. —no esperé escuchar eso, pero sonreí de oreja a oreja.

Aflojando un poco mi agarre comencé a sollozar y soltar lágrimas, aún no podía creer que estuviera ahí, frente a mi abrazándome, era tan irreal para mi y esperaba que el momento no se acabará nunca, que no fuera un simple sueño.

Tapé mi rostro con ambas manos para que no me viera llorar, desde hace mucho tiempo que no lloraba en público, me veía tan patético y vulnerable que no me gustaba que nadie me viera así; pero por alguna razón ahora no sentía vergüenza, porque era él, y sabía que no me juzgaría.
Lo sentí acercar mi cabeza en su pecho y me volvió a rodear con sus brazos, acariciaba mi rizado cabello repitiéndome que todo estaría bien y que si tenia que desahogarme este era el momento.

Por suerte todas las personas estaban enfocadas en bailar y cantar que no prestaron atención en la situación en la que nos encontrábamos, mejor para mi, pues tendría el tiempo para disfrutar de la compañía de mi bonito, esa compañía que durante seis largos años he estado esperando.

—Relájate, estoy aquí, y te prometo que jamás me volveré ir de tu lado, no esta vez. —susurro en mi oido mientras besaba mi cabellera levemente, era sorprendente que en sus brazos me sintiera seguro, en los brazos del chico que me rompió el corazón me sentía seguro.

—No sabes la falta que me has hecho en todos estos años Joaco, todo lo que he pasado sin ti a mi lado.

JOAQUIN

Teniendo a Emilio llorando en mis brazos no era una escena de reencuentro en mi cabeza, me imaginaba un silencio incómodo o algo así, pero estos minutos que lo he tenido así me ha dado a entender que estos años de verdad han sido duros para él, que le han hecho aún mas daño. Aún sigue roto, lo pude ver en sus ojos, él no esta bien y necesita a alguien que lo apoye, alguien que esté con el incondicionalmente, y estoy dispuesto a ser esa persona que necesite, no porque sienta lástima, sino porque aún estoy enamorado de el.

—¡Oigan chicos! —Nikolas grito y ambos nos separamos quedando solo frente a frente, los nervios me ganaron —¿Emilio estas bien?

—Si. —mascullo mientras se limpiaba sus ojos —Creo que me entro algo al ojo, es todo.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora