07.

10K 821 45
                                    

JOAQUIN

El rostro de Emilio seguía frente a mi, podía sentir a su cálida respiración mezclarse con la mía mientras mi corazón aumentaba su pulso. Nos habíamos quedado en aquella posición no se cuantos minutos, solamente mirándonos y eso me basto para perderme casi por completo.
El espacio entre nosotros comenzó a disminuir, estábamos tan pérdidas en los ojos del otro, a punto de besarnos, hasta que sentí como alguien nos separaba.

—¿Es en serio, Joaquín? —escuché la voz furiosa de Diego mientras se posicionaba frente a nosotros, de no ser porque todos estaban enfocados en la música y bailar habrían puesto toda su atención en nosotros, por suerte ese no fue el caso.

—Diego yo... —intenté excusarme pero mi dolor de cabeza comenzó a hacerse cada vez mas intenso.

—Vengo contigo a pasar un buen rato y estás aquí con Emilio, ¿de verdad?

—Hey, —interrumpió Emilio —no le hables así.

—¿Tu por qué te metes? Es mas, ¿Qué haces aquí?

Emilio baja la cabeza notablemente molesto; me atrevería a decir que evitando soltar que se encuentra celoso.

—¿Te importa? —contestó retándolo.

—¿De qué hablas? Claro que si.

—Vine por Joaquín.

Fruncí el ceño sorprendido. ¿Por mi? ¿Por qué?
Siempre supe que Emilio era posesivo, pero no entendía que tenia que ver conmigo; pero ahora mismo solo quería salir de aquí, mi cabeza me estaba matando, literalmente, por alguna razón el efecto del alcohol estaba actuando mas rápido que las veces anteriores.

Tomé el hombro de Emilio que estaba a mi lado y me apoyé en el, estaba apunto de decirle lo mal que me sentía pero tropecé y todo se volvió oscuro.

EMILIO

Joaquín tropezó, pero afortunadamente logré atraparlo en brazos antes de que cayera en el suelo lastimándose. Lo cargue.

—Esto es tu culpa. —le reclamé.

—¿Por qué mía? —contestó Diego a la defensiva.

—¿Quién lo trajo aquí para emborracharse?

—En mi defensa él me llamo a mi, quería que lo distrajera un rato, ya sabes. —el me miro y supe a lo que se refería. Rodé los ojos —Lo traje porque me lo pidió, no me reclames algo que no sabes, Emilio.

Algo en mi interior me provocaba inmensas ganas de golpearlo, pero aún tenia a Joaquín en brazos quien estoy seguro no me hubiera dejado cometer tal estupidez, así que sin mas remedio suspiro frustrado logrando tranquilizarme un poco.
Sin decir alguna otra palabra le pasé por un lado a Diego y lo dejé ahí; no protesto y creo que no nos siguió, no me quería meter en problemas con él por esto.

Pasé por la entrada del lugar mientras algunas personas se me quedaban viendo raro, ¿nunca habían visto a un chico cargar a otro porque se desmayo a causa del alcohol? Es completamente normal.

Llegue al auto y lo metí en los asientos traseros. Él llevaba sus brazos colgando y no se movía, incluso cuando lo acosté verifique si aún tenia pulso; suspire de alivio cuando sentí a su pecho subir y bajar tranquilamente. Antes de cerrar la puerta me quedé apreciándolo un momento, sus ojitos cerrados y su respiración tranquila me relajaban a mi también. El efecto que mantenía en mi me aterraba, pero me relajaba de una manera que nadie era capaz de lograr.

[ *** ]

Fue un show subirlo a mi departamento, las personas aún me miraban como bicho raro y me preguntaban constantemente que había ocurrido, yo solamente me limitaba a sonreír nervioso y excusarme que se había pasado de tragos.
Cuando llegue a mi departamento quise cantar 'aleluya', abrí la puerta y me dirigí directamente a mi habitación en donde recosté a Joaquín y lo arrope con las sábanas. Suspiré cansado.

Me acerque a la ventana y alcancé a divisar las grandes nubes grises cargadas de tormenta.

Salí de la habitación no sin antes darle un ultimo vistazo a Joaco, quien estaba mas allá en el país de los sueños, sonreí de medio lado.

Fui a la cocina y me puse a preparar café, cuando el despertara le daría una taza para que se sintiera un poco mejor, pero por ahora tendría que estar pendiente de el toda la noche, o bueno toda la madrugada, así que yo también me serví una taza.
Con ambas tazas en manos me devolví a mi habitación, pero cuando entré me encontré a Joaquín cruzado de piernas y con la sábana encima de su cuerpo, observando a las gotas de agua que habían comenzado a golpear la ventana, me acerque a él y se sobresalto, pero al notar mi presencia, simplemente aparto la mirada.

En la mesita de noche dejé las bebidas y me senté a su lado, ahora se encontraba cabizbajo, evitándome como esta mañana. Coloque mi mano sobre su hombro y lo sentí tranquilizarse, posó su mirada en mi.

—Gracias. —susurro.

—No es nada. —respondí con el mismo tono —¿Quieres? —señalé la taza con café, asintió.

Los minutos pasaron y descubrí que era agradable estar conversando amenamente con él, no recordaba cuando fue la última vez en la que estuvimos de esta manera, pero se sentía bien, cálido.

—Te quiero, Joaco. —esas palabras salieron de mis labios antes de que pudiera procesarlas del todo, me rasque la nuca nervioso, él lo notó y soltó una pequeña risa.

—Yo también Emi, mucho. —respondió bajito.

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora