42.

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NARRADOR

El resto de la noche fue algo extraña, no solo por la tensión que en ciertos momentos se encontraba en el ambiente sino por las situaciones que comenzaron a ser un tema de conversación.

Emilio miraba a Joaquín con preocupación, despues de aquel llamado de atención por parte del castaño, el mayor recibió una llamada inesperada que le obligo a salir del comedor y contestar, de ahí en adelante cuando volvió a la mesa sus miradas eran no solo de preocupación, mas bien de miedo.

Diego, Nikolas y Emanuel no fueron inconveniente, de hecho debido a lo ebrios que se encontraban eran quienes rompían la tensión con cualquier cosa o anécdota que se les viniera en la cabeza, era una gran satisfacción para la familia saber que al estar ellos ahí alivianando el ambiente no habría problema con las miradas curiosas entre los menores.

Sam y Lucia se mantuvieron en silencio la mayor parte de la cena. Alex por otra parte mantenía su codo apoyado en la mesa mientras su mejilla era sostenida por su mano con aburrimiento, no le interesaba lo que estaba ocurriendo, o quizás solo era consecuencia del alcohol, él no solía ser de los chicos que se embriagaban de esa manera y despues se mantenían así de callados. Su amigo Dexter era a quien se le notaba el nerviosismo mas que a nadie, al parecer no tomó lo suficiente como para dejar de sentirse nervioso estando a pocos centímetros de Alex, su mirada insegura se posaba en el rizado menor inconscientemente, debía estar demasiado interesado como para no despegarle los ojos de encima, e incluso miraba su mano como dudando sobre si era prudente tomarla, ¿por qué? Pues ni siquiera él era capaz de explicarlo.

[ *** ]

ALEXANDER

Abrí los ojos con pereza mientras me daba la vuelta para acomodarme mejor, y vaya que no me espere que la orilla estuviera tan cerca y mi rostro terminará estampado en el suelo.

—Mierda. —maldije mientras me ponía de pie y sostenía mi cabeza mareado.

¿En qué momento llegué a mi cama? ¿Cuánto tiempo dormí? ¿Qué año es este?

Miré a mi alrededor y todo se encontraba normal, el desorden habitual y mis cosas de la escuela y papeles regados por el escritorio.
Hice una mueca y visualice mi celular en la cama, lo tomé y encontré un par de mensajes; Dexter me envió dos a las cinco de la mañana, uno diciéndome que el fue quien me trajo a mi habitación horas antes y el otro preguntadme por mi hermana, que si había regresado a casa despues de haber salido al terminar la cena, fruncí el ceño, ¿Sam salió en la madrugada?
El otro mensaje era de Mónica, rodé los ojos, esta chica me estaba colmando la paciencia, al parecer no comprendió aquello de una noche y nada mas.

Me estiré cansado y observe la hora, 10:38 a.m. Abrí la puerta de mi habitación con pereza con rumbo a la cocina, estaba muriéndome de hambre; en el transcurso me topé con la puerta de la habitación de Lucía, al adentrarme no me sorprendió que no estuviera, su cama estaba desecha, estaba seguro que insistió a papá Emilio para que la llevará con la abuela porque era obvio que la quería mas que a nosotros. Seguido de su puerta me topé con la de Sam, di unos toquecitos y al no recibir respuesta abrí esperando encontrarla durmiendo, aunque no conté con esa suerte, la cama estaba hecha como si nadie la hubiese tocado en toda la noche, fruncí el ceño de nuevo y salí restándole importancia, quizás estaba en el baño o algo así.
Continúe mi camino y ahora toque la del cuarto de mis padres, y ya no fue sorpresa que se encontrara vacía igual que la de mis hermanas, ellos tenían trabajo.

Bajé las escaleras y de la misma manera un silencio sepulcral inundaba el lugar, me quedé quieto un momento y no, nada. No había nadie en casa. En serio, ¿Cuántos años dormí?

¿Anoche? [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora