CAPÍTULO 49

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Piper

Nadar con delfines en mar abierto era de las cosas que más quise hacer de niña y si alguien algún día me dice de nuevo que los sueños no se hacen realidad entonces tendría mucho material para debatir acerca de ello. Porque mi vida con Alex es realmente un sueño hecho realidad, más de un mes de Luna de miel. Países exóticos, románticos, fríos, calientes. Mi esposa dormía a mi lado mientras nos encontrábamos en un vuelo de regreso a nuestra ciudad, su piel se encontraba de un color rosado gracias al sol y frío, su melena había crecido unos centímetros más y luego de una jornada de apuestas, la cual gané, hice que se tiñera las puntas de un color azul eléctrico.

Me encontraba admirándola, como siempre que podía hacerlo y revisando las postales de nuestros destinos: Sri Lanka, Maldivas, Francia, Suecia, Indonesia, Londres, Italia, Bangkok, Alemania y Puerto Rico. Los mejores días de mi vida y aunque tengo la certeza de que vendrán mejores, este es un paréntesis eterno en nuestro matrimonio; la luna de miel de los sueños de cualquier mujer.

Al aterrizar, un par de ojos verdes aún adormitados se abrieron paso; los más hermosos que he visto... Alex me dedicó una sonrisa mientras notaba un ligero rubor aparecer en sus mejillas.

-Tienes cara de boba... Cuánto tiempo llevas observándome?- habló mientras se estiraba.

-Se llama "El rostro del amor" Al... y llevo así gran parte del vuelo, pero ya llegamos a casa dormilona.- ella torció los ojos y bufó como niña pequeña- Lo sé, yo tampoco quería regresar.

-Tenemos responsabilidades esposa mía...

Descendimos del avión tomadas de la mano y al llegar a la puerta de chequeo pude mirar a todos esperándonos, sí, a casi todos: Mis padres, Kubra, Cal junto a Kira, Red, Nicky y Lorna. Luego del proceso de chequeo caminamos tomadas de la mano hacia nuestros familiares que nos estrecharon en grupo hasta asfixiarnos

-Cuanto sol tomaron!?- habló Nicky tomando a Alex por el rostro y mirándome.- Parecen camarones...- dijo en una carcajada muy típica de ella.

-Todo el sol para nosotras...- le respondió mi esposa con picardía

-Cállate Nichols... las extrañé mucho!- Lorna nos abrazó al mismo tiempo por largos minutos y sentí de cierta forma que tenía algo que decirnos.

-Bienvenidas a casa, espero que hayan disfrutado de sus días de escape...- mi padre nos sonreía y se acercaba con brazos abiertos para abrazarnos a cada una por individual, luego vinieron los demás. Con palabras de bienvenida, lágrimas, abrazos, más felicitaciones y buenos deseos.

-Gracias a todos... por todo.- habló Alex con un aparente nudo en la garganta.

Puesto que todos querían llevarnos a casa, nos dividimos en los dos autos. Alex fue con Red, Kubra y las chicas en un auto mientras que yo iba con mis padres, Cal y Kira en otro. Me preguntaron acerca del viaje, del paisaje, de la cultura y prometí contarles los detalles una vez llegáramos a casa de Alex, que ahora también era mía. El camino se hizo relativamente largo para mí, a pesar de que caí en un profundo sueño; me desperté sintiendo como me cargaban y al abrir mis ojos me encontré con el monumento más precioso y valioso del mundo. Los brazos de mi esposa. Todos tomaban fotos y yo escondí mi rostro en el cuello de Alex para que no notaran lo avergonzada que me sentía, el último umbral que atravesaría en los brazos de mi esposa, el más importante y el más emotivo. Nuestro hogar.

-Te amo Al...

-Y yo a ti, rubia preciosa.- respondió dándome un besito en los labios.

Luego de llevar las maletas arriba y de vaciar nuestras vejigas, nos sentamos todos en el amplio modular de la sala de estar, mi padre había llevado un par de sixpack de cervezas y me acomodé entre los brazos de mi preciosa esposa para empezar a responder preguntas.

Love is... pain?  | VAUSEMAN 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora