CAPÍTULO 52

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Alex

Piper y yo nos mirábamos a los ojos buscando alguna pista o respuesta, la familia de Piper estaba atenta también con una sonrisa en los labios mientras que Antonie nos miraba a ambas de manera simultánea. Mi mano buscó de manera automática la de Piper en cuanto esa mujer pronunció la oración y acto seguido mi corazón parecía desbocarse.
Intenté mantener una expresión neutra a pesar de que me encontraba presa del temor, no temor a lo que Antonie pudiera 'obsequiarnos', la realidad es que miles de recuerdos, acciones y errores de mi pasado pasaban como una película en mi cabeza, cada una peor que la anterior. Lo que tenían en común cada una era que no podían ser conocidas por la familia de Piper, ni Diane.

-Acerquense chicas...- Antonie nos animaba ofreciendonos una caja envuelta en papel navideño. Piper y yo caminamos de manera lenta como si predijeramos que algo malo iba a pasar.

-Gracias Antonie.- pronuncié con la caja en mis manos, Piper no quitaba su mirada del objeto entre mis manos y lo que creí sería alivio, se convirtió en una dosis más de nervios.

-Abranlo chicas!- la voz al unísono de la pequeña multitud nos animaba a hacer lo que menos queríamos en ese momento. Piper me miraba ahora a los ojos intentando descifrar mis pensamientos que bien supe ocultar, finalmente ella suspiró y me dedicó una pequeña sonrisa que apenas mostraba sus dientes.

-Vamos Al...-susurró.- Qué cosa mala puede haber aquí?- me guiño un ojo mientras me quitaba la caja de las manos y me tomaba de la misma para dirigirnos al mueble.

A estas alturas nadie nos miraba a nosotras sino al objeto a excepción de Antonie que ahora no quitaba su mirada de mí, le dediqué una mirada serena mientras que las manos de Piper reclamaban mi atención, la rubia me veía con el entrecejo fruncido y luego miró a Antonie de manera retadora. Sus manos viajaron al enorme lazo que abarcaba gran parte superior del regalo, lo arrancó de un solo golpe tirandolo al suelo y luego sus uñas arañaron el papel dejando al descubierto una caja de acetato transparente, reforzada en las esquinas con algun tipo de cartón. Mis ojos viajaron alrededor y dentro de la caja en busca de alguna mala jugada pero no fue así, esta vez fueron mis manos curiosas las que destaparon la caja y sacaron dos pares de medias de lana con nuestros nombres bordados, así como una mini caja con cupones para comprar en el wallmart más cercano a nuestra casa, mi corazón se encontraba sereno ahora, mi cerebro me ha dado una mala jugada... Sonreí al mirar los llaveros con la foto de nuestro matrimonio plasmadas en ella, también habían un par de portaretratos echos de algún material bastante delicado y precioso.

-Feliz Navidad chicas...- su voz nos sacó de la pequeña burbuja, logré mirar a Diane que nos sonreía de manera bastante sentimental y luego miré a quien nos hablaba realmente.

-Gracias de nuevo Antonie...- Piper fue quien habló esta vez y mientras metía de nuevo las cosas en la caja todos aplaudían y reían por nuestro primer regalo de recien casadas en navidad.

Mis ojos lograron mirar algo extraño al final de la caja pero mis alarmas lograron reaccionar antes que cualquiera se diera cuenta, coloqué todo dentro y tomé la caja para subir las escaleras.

-A dónde crees que vas traviesa?- mi cuerpo se tenso y relajo al reconocer el tacto de mi esposa.

-Subiré esto amor... para seguir con los regalos.- le dediqué una sonrisa torcida y ella me dejó ir luego de darme un besito en los labios.

Subí de manera apresurada hasta la habitación y cerre la puerta con seguro tras de mí, dejé la caja encima de la cama con la duda de si abrir o no el sobre, caminé hasta el buró más alejado de la habitación donde una botella de tequila reposaba en su superficie, tomé dos shots seguidos que tuvieron un efecto inmediato en mi cabeza, camine hasta la caja para sacar el sobre y lo escondí en lo profundo de la maleta, donde Piper no lo mirara a simple vista, caminé rápido al baño para mirarme en el espejo: una película fina de sudor cubría mi frente, mis mejillas estaban sonrojadas y noté a detalle como mis labios estaban entreabiertos, solo entonces me percaté que estaba jadeando.
Mi cuerpo me jugaba una mala acción y sentí el pánico aflorar muy dentro de mi ser, sacudí mi cabeza en un intento por borrar cualquier mal pensamiento que pasara por mi mente e intenté concentrarme en el par de ojos azules que siempre consiguen llevarme a la calma. Lave mis manos con agua fría y retoque mi perfume para salir de la habitación, caminé cegada por la adrenalina y la dosis de alcohol que acababa de consumir sin notar que tropecé a alguien bajando las escaleras, caí sentada mientras descendía tres escalones con mi trasero, genial...
Un par de manos masculinas me levantaron del suelo y alce la mirada encontrandome con una imagen escalofriante, sentí mis ojos abrirse hasta el tope y como la respiración me faltaba de un segundo a otro, mi garganta parecía secarse y a pesar de que veía al mismísimo Lee Vause frente a mis ojos, la voz de Bill Chapman me sacaba de alguna especie de pesadilla con ojos abiertos.

Love is... pain?  | VAUSEMAN 🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora