Love is... pain? | VAUSEMAN 🖤

CAPÍTULO 33

Piper.

Estaba aterrada y a la vez aliviada, creo que me he desmayado. Estoy sentada en un rincón alejado, alzo la mirada y veo a unos 5 hombres con grandes armas y vestidos como oficiales especiales. Me siento bastante desorientada, estoy cubierta por una sábana, agradezco internamente a quién sea que haya cubierto mi cuerpo casi desnudo. Empiezo a mirar hacia todos lados pero no reconozco a nadie, hasta que veo a un hombre alto de traje, mi cerebro se angustió más.

Acaso el desgraciado de Kubra tiene que ver en todo esto? está parado mirando fijamente hacia otra dirección, la sigo hasta ver el cuerpo de Matt retorciéndose en el suelo, no entiendo nada, escucho unos gritos sin sentidos, palabras obscenas hacían eco en la habitación. Me arrastré un poco hasta poder observar a mi chica, corría hasta caer encima de Matt.

Golpeaba su rostro con ira, sus nudillos ya lastimados no dejaban de chocar contra el rostro de aquel hombre, intentaba gritarle que se detuviera pero una vez más como desde hace mucho, mi cuerpo no me obedecía. Alex colocó sus manos alrededor del cuello de Matt intentando asfixiarlo y él solo la miraba fijamente. Kubra la arrastró alejándola de Matt y le agradecí internamente.

Ella luchaba por librarse de los brazos de Kubra, pataleaba y gritaba.

-Sueltame!! Suéltame!!

-Calma Alex...- le respondió el ofreciéndole su mano para que se levantara.

Ella se quedó en silencio unos minutos y aceptó el agarre, observé como lo abrazaba, sentí tristeza al ver a mi chica así de herida, observé como miraba a su alrededor. Me está buscando? Ella estaba casi desnuda, hacía mucho que no la veía de pie. La piel estaba unida a sus costillas, se veían a simple vista. Sus piernas estaban delgadas y con moretones, sus tobillos lastimados gracias al insaciable agarre de cuerdas con hebras gruesas que cortaban como hojillas. Su pecho estaba rojo, subía y bajaba descontroladamente a causa de la desesperación. Sus manos ensangrentadas, tanto del fluido vital de ella como del hombre que ahora la maldecía a voz baja.

Definitivamente me habían robado a la dulce Alex de ojos verdes y tiernos que conocía, me habían traído en cambio su lado más oscuro y miserable. Recordé las fotos que vi aquel día en su oficina, la misma Alex de hace años: tez pálida-amarillenta, delgada que sus huesos se vislumbraban en su aún perfecta piel de porcelana, ojeras marcadas y oscuras, mirada perdida... o más que eso, mirada maligna; llena de odio, ira y resentimiento de ese que te carcome el alma y te deja en un vacío irreparable. Sabía que saldríamos de esto y si no era así, moriría con ella en el intento. Sé que nos costará levantarnos de este capítulo infernal porque nuestro amor no ha sido fácil, ha sido una constante prueba de nuestro valor, confianza y fuerza de voluntad.

Pero ¿Qué no haría yo por ese par de ojos verdes?

Entonces ella se dio vuelta muy rápido, vi como sus manos ya terroríficas por la sangre, empuñaban un revolver negro azulado cromado, carril de cinco tiros. Sus manos no flaqueaban, su cuerpo, anteriormente debilitado, se veía seguro de lo que hacía como si conociera la sensación de tener el poder de decidir: vida o muerte, jugar a ser Dios. Sentí que todo pasó lento y a la vez rápido, no perdí detalle de mi chica revisando las balas, de mi chica cargando el arma automática, de mi prometida apuntando al pecho de Matt.

Kubra la haló del brazo le decía algo que no llegué a comprender jamás pero el cuerpo de mi chica estaba anclado al suelo, como un imán. Al segundo jalón solo escuché la ensordecedora detonación, cerré los ojos por instinto y solo el sonido de una segunda detonación me hizo abrirlos. Mi chica estaba siendo cargada en los hombros de Kubra, ella parecía estar en shock, el mismo que yo sentí al mirar a Matt con dos perforaciones que desbordaban sangre a presión. Nunca había presenciado algo así y estaba segura que sería algo que jamás iba a olvidar, sobretodo porque mi chica de ojos verdes había sido la que estaba detrás del arma.