—¿Cómo sabes?
—Soy tu padre –sonó ofendido.— y aparte de ustedes, soy el único Graecae original sobre la faz de la tierra. Desde que nacieron ya sabía cuales serían sus piedras, es un don que poseemos.
—¿Nosotros también? –pregunté.
—Así es, cuando tengan hijos, desde que los carguen ya sabrán cuáles serán sus piedras, no es una voz ni un pensamiento, es como: lo miras y a tu cabeza llega el nombre de una piedra mística –explicó.
—Vale, ¿cómo puedo encontrarla? –dijo Apolo.
—Ahí está el problema, la piedra se encuentra en Brazil y es muy escasa, encontrarla te tomaría años y no es seguro que la encuentres, pero tienes la suerte de que esa también era la piedra de tu abuelo –añadió con una sonrisa cómplice.— me heredó un anillo que poseía el Citrino, siempre lo llevaba puesto. Pero cuando Virioca nos encerró aquí se lo llevó, ella se percató de que era tu piedra y se encargó de que nunca la tuvieras, de forma que si llegáramos a estar juntos, no podríamos romper el hechizo porque a ti te hace falta tu piedra.
—No la conozco y ya la odio –dije con furia.— juro que si la veo la mato.
—No solo heredaste mi humor, sino también mi carácter –sonrió mientras me miraba.— tú heredaste el carácter de tu madre, siempre fuiste más pasivo –le dijo a Apolo.— pero cuando te enojabas, eras una bomba nuclear.
—¿Verruga está viva? –pregunté.
—¿Verruga? –me miró confundido.
—Virioca –explicó Apolo.— ella y su mejor amiga le ponen apodos a la gente –nuestro padre asintió.
—No se si aún sigue con vida –contestó a mi pregunta.— ojalá y se esté pudriendo en el infierno –escupió.
—Si salimos de aquí para ir en busca de la piedra, ¿podemos volver si nos enseñas el hechizo? Mamá nos explicó que es muy fuerte y no podrías volver hacerlo –él asintió.
—Deben tener algo de este lugar para volver, pero no una ropa o adorno, debe ser algo significativo.
—Tengo una foto de ambos –Apolo sacó de su bolsillo la foto en la que estábamos pequeños.— ¿con eso basta?
Él asintió.— deben cuidarla, si se destruye, ya no podrán volver.
—Tengo una duda, si mamá está encerrada en mi cuarto y tú en el de Apolo, ¿como fue esta foto a parar en la sala?
—Oh, la coloque ahí para que la vieran cuando entraran, lo hice con magia –agregó. Asentí.— el hechizo es un hechizo muy fuerte, deben hacerlo juntos, son poderosos, pero son jóvenes y no tienen experiencia con embrujos de esta magnitud...
—Ya sabemos borrar mentes –le interrumpí.
—Eso es una tontería comparando con este hechizo –dijo él.— si lo hacen de forma individual se quedarán en medio de un limbo para siempre, no podrán venir ni podrán regresar, les reitero: háganlo juntos –habló en tono paternal.— deben poner toda su fuerza en él y siempre mantener sus manos juntas, no importa qué, siempre juntos.