Capítulo 33

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Un mes y una semana.

Ese fue el tiempo que transcurrió desde lo ocurrido con las explosiones.

Un mes y una semana sin saber nada de Alessandro, solamente que "está bien." Las llamadas con él como mucho duraban un minuto, solo para asegurarme su bienestar y viceversa.

Nadie ha salido de la casa hasta ahora, temíamos por la vida de quien osara salir, y estábamos de acuerdo en que nadie se expondría al peligro. Gracias al enorme almacén de comida en el sótano hemos sobrevivido, sorprendentemente, también poseía almacenes de sangre para Elisa, Colin y Evan.

Estos días me he entretenido aprendiendo nuevos hechizos junto Amadeus, mi padre y Apolo. Es lo único que evita que no me vuelva loca encerrada en estas cuatro paredes.

Me inquietaba que todavía no lograran atrapar a Nate, nadie tenía idea de lo que estaba tramando y algo dentro de mi percibía que no era nada bueno.

En cuanto a mi embarazo, mi barriga creció enormemente, tanto, que me imposibilitó moverme por mi misma. Desde hace tres semanas me tiene en cama, siendo atendida por mis madres y Sam. No entendía como siendo tan poderosa, este embarazo me debilitó de tal manera, y justo ahora cuando necesito mantenerme fuerte.

Una cosa que me alegraba enormemente es que le había tomado cariño al pequeño Eros. Le leía libros, ponía música relajante y hasta tenía pequeñas conversaciones con él. Estaba ansiosa porque llegara el día de su nacimiento para por fin tenerlo en brazos.

Y algo que no puedo dejar de mencionar, son las exageradas atenciones de Colin hacia mi. No se despegaba de mi en ningún momento, procuraba porque me terminara la comida y siempre estaba para curarme cualquier malestar, alegó que Alessandro le encargó mi cuidado, así como Athan le encargo lo mismo a Elisa con Sam, que a pesar de no estar embarazada, Elisa la cuidaba igual. Esto se me hacía muy cómico dado que según ambas chicas "se odiaban."

Mañana será mi cumpleaños, junto con Apolo. Me da tanta nostalgia comparar esta situación con la de hace un año.

Hace un año Alessandro estaba en coma. Hace un año celebré la mejor fiesta de cumpleaños que he tenido hasta ahora gracias a que la pasé con mi mellizo. Hace un año Alessandro me sorprendió despertando del coma y volviendo conmigo.

Si hace un año hubiera sabido las cosas que se hoy en día, todo habría sido diferente.

Cumpliré diecinueve, pero me siento más vieja. Las situaciones en mi vida han hecho que crezca de golpe, haciéndome correr por mi vida e irme de frente con el peligro.

Mi vida no es lo que imaginé de pequeña, pero estoy conforme con lo que tengo y estaré feliz cuando logre asesinar a Nate.

—Son las once y cincuenta y nueve –Apolo entró con un muffin y una pequeña vela en sus manos.

—Vaya, si que hay de todo en ese almacén –dije cómica.

—Shh –Apolo encendió la vela. Se quedó unos segundos viendo su celular.— doce en punto, feliz cumpleaños, hermanita –dijo feliz.

—Feliz cumpleaños, hermano –dije de la misma forma que él.— pide un deseo –dije sarcástica.

Contamos hasta tres y apagamos la vela.

No se qué deseó Apolo. Pero por mi parte deseé que se acabara esta pesadilla. Me sentía culpable por tenerlos a todos encerrados por mi causa.

Apolo me abrazó, lo que fue suficiente para que la pequeña criatura en mi interior se volviera como loca.

—Apolo, me duele –me quejé.— ¡ah! –me agarré el vientre. Era la primera vez que las contracciones me daban tan fuerte.

—Tranquila, pasará –dijo suave.

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