Me levanté con rapidez y me posicioné detrás de él, cuidando su espalda.
—Joder –maldije.
—No escuché la puerta, debe estar en algún lugar aquí dentro, escondido, como la rata que es –escupió.
—Debes irte –dije.
—¿Qué? –Alessandro se giró, dándome la cara.— ¿te haz vuelto loca?
—No te gires, maldición –volví a tomar lugar en su espalda.— Nate no me hará daño, sabe que estoy embarazada de él, ¿no viste que intentó protegerme de Megan? Es a ti a quien quiere dañar.
—Me importa una mierda lo que haga conmigo, ni pienses que te abandonaré.
—Alessandro...
—Artemisa, no lo haré –dijo firme.
—Si él te llega hacer algo me muero –dije desesperada.— por favor, Alessandro.
—Esta es la primera vez que tengo la oportunidad de luchar junto a ti, y más en tu estado, no, y rotundamente no, Artemisa, si quiere matarme que lo haga, pero a ti no te dejaré sola.
—Maldición –suspiré.— si él no te mata, lo haré yo.
—Pues ya sabes como me gustaría que lo hicieras –dijo coqueto. ¿Enserio? Este no era un momento para dárselas en galán.
De pronto, escuchamos como una puerta de metal se cerraba. Alessandro y yo nos miramos por un segundo y de inmediato corrimos hacia dónde provino el sonido.
—Me voy a transformar –avisó Alessandro una vez estuvimos afuera. Asentí. No había rastro de Nate por ningún lado.
Ignoré los dolorosos quejidos de Alessandro mientras se transformaba, segundos tuve a mi lado a mi enorme lobo de pelaje negro.
"Necesito que te mantengas conmigo, no puedo irme y dejarte sola" habló en mi mente. Asentí.
Fuimos en búsqueda de Nate por los alrededores del lugar, pero no lo encontramos. Por un momento pensé en transformarme yo también, pero no sabía si eso llegaría afectar al bebé así que opté por no hacerlo.
Al cabo como de media hora me cansé y caí rendida al suelo. Nate se había largado.
—¿Estás bien? –Alessandro había vuelto a su forma humana.
—Si –contesté.— estoy cansada.
—Debemos volver a casa, esto ha sido muy agotador tanto físico como mentalmente para ti, y más en tu estado –me tomó en brazos.— vámonos a casa.
—¿Cómo? Estamos en medio de la nada y no creo que será fácil encontrar ayuda.
—¿Y yo qué soy? –fruncí el ceño.— llegaremos a casa por mis propios medios.
—Y esos son...
—Me subestimas demasiado, moonshine.
Me sentó en el suelo y volvió a transformarse.
"Sube" habló en mi cabeza.
—¿Estás loco? Vale que estamos en medio de la nada, pero...
"Está atardeciendo, para cuando lleguemos a la civilización ya será de noche, además, soy un lobo alfa, no necesito saber dónde estoy para saber qué camino seguir." Noté cierto deje de orgullo en su tono de voz.
—Vale, espera –me percaté de que antes de transformarse la primera vez, se había quitado la ropa, así que me acerqué a ella y la tomé. No podíamos aparecernos entre las personas con él desnudo.