TIEMPO MUERTO (Ragoney)

Capítulo 1 - Baloncesto

Antes de nada, hulaaa y feliz navidad a todxs. Espero que os guste 💜

Risas. Carreras. Adrenalina. Aún no ha empezado el curso y Agoney, Mimi y Alfred ya recorren los pasillos más ocultos del instituto como si de su casa se tratase. Aunque después de tantos años ahí metidos -más de lo que les toca- podría denominarse al centro como tal. Hay pocas cosas que despierten algún tipo de entusiasmo en el canario, pero si algo le apasiona es desde luego el hecho de dar de qué hablar. Cuánto más, mejor. Y si encima recibe a cambio las carcajadas sinceras de sus dos mejores amigos, no hay más que pedir.

El instituto nunca había supuesto ninguna motivación en Agoney. Clases extremadamente largas llenas de información que considera irrelevante y además le cuesta entender, profesores sin vocación alguna dispuestos a tacharte de caso perdido cuando eres incapaz de seguir el ritmo del resto y un montón de compañeros que te miran por encima del hombro solo por haber tenido más suerte que tú en la vida.

Con ese panorama, se felicita al haber conseguido al menos llegar a cuarto de la ESO con sus ya diecisiete años de edad.

Sobra decir que debido a esto, muchos profesores han insistido en que deje los estudios y se ponga a trabajar de una vez, al igual que defiende su padre. Y la verdad es que se lo llegó a plantear, de verdad que sí. Pero al pasar a tercero de la ESO conoció a Mimi y Alfred, la pareja que a día de hoy se ha convertido en sus dos pilares y le hicieron cambiar el modo de ver el instituto.

Primero conoció al catalán. Ni siquiera fue premeditado, una baja de última hora y Alfred se quedó sin compañero de mesa. A la pobre Mamen le pareció una buena idea juntarlo con Agoney para así intentar integrar al canario en la clase. Grave error. Sin saberlo, la profesora de biología acababa de crear un monstruo. Al principio no fue un camino de rosas. Agoney, acostumbrado al rechazo, se limitó a sentarse con desgana junto al otro chico sin ni siquiera hacer el mínimo esfuerzo por conocerle. Sin embargo Alfred, de naturaleza cabezona, no paró hasta ir poco a poco ganándose un hueco en el corazón del mayor, pero es que el drama, la pasión por las bromas y el gusto musical unen a cualquiera.

Mimi llegó unos meses más tarde a la vida de ambos, sin embargo, el proceso con ella se llevó a cabo a una velocidad de vértigo. La joven acababa de llegar de su ciudad natal con su madre y su hermana. Al principio era callada y algo desconfiada, cosa que despertaba cierta curiosidad en ambos chicos, pues los dos estaban más que acostumbrados a identificar a las personas que, como ellos, tenían un aura distinta, oscura, triste... Efectivamente, un tiempo después y tras una noche de confesiones entre lágrimas y mucho mucho dolor, pero sobretodo cariño y comprensión, la rubia les reveló que su madre era víctima de violencia de género y Barcelona, ciudad natal de su madre, fue su refugio en la huida del hombre que había atormentado tanto sus vidas.

Ese día, Agoney y Alfred se sintieron comprendidos, sintieron que al fin encajaban con alguien y, por ello, prometieron cuidar a esa niña y cuidarse entre ellos como si de una familia se tratase, aunque probablemente así fuera, pues Agoney siempre ha pensado que los amigos son la familia que se elige.

Unos meses más tarde, sucedió lo inevitable. Mimi, con mucha más confianza ganada gracias al apoyo incondicional de sus dos amigos, sacó a relucir su verdadero yo, mostrando a la joven atrevida y con desparpajo que realmente es. Y Alfred... bueno, Alfred acabó perdidamente enamorado de ella.

Y aunque a veces se arrepienta cuando están los tres juntos y se queda hablando completamente solo o cuando tiene que revisar sus redes sociales para no ablandarse frente a la imagen de sus dos amigos siendo asquerosamente adorables, el canario ayudó al catalán a conquistar a Mimi. Aunque algo le dice que Mimi ya venía convencida de casa antes de que Agoney hiciera ningún movimiento...