TIEMPO MUERTO (Ragoney)

Capítulo 27 - Pecado

Holi, vengo a avisar de que en este capítulo hay un contenido minimamente sexual, así que sí lo leeis es bajo vuestra responsabilidad jej. Espero que os guste ❤️

Agoney puede notar el cuerpo de su mejor amiga temblar sin ni siquiera tocarla. Mimi se reincorpora hoy a las clases con una tripa mucho más acorde a una mujer embarazada de cinco meses que hace una semana y es que parece mentira lo rápido que actúa el cuerpo humano. Agoney sigue fascinando, a la andaluza sin embargo no le hace tanta gracia.

Como los comienzos nunca son fáciles, los dos chicos se han ofrecido a acompañarla a todas las clases del día. Ya que tiene que oír cuchicheos vaya donde vaya, que al menos no esté sola.

Saben que la decisión ha sido todo un acierto cuando nada más pisar el centro oyen aisladas las palabras: "zorra" "fresca" "puta" y demás. Y a Mimi le duele profundamente que la mayoría de ellas vengan de otras mujeres.

El colmo llega sin duda cuando Alfred y Agoney acompañan a la rubia a su clase de antes del patio, pues nada más pisar el aula de religión, el canario sabe que habrá problemas.

-¿Esto qué representa? -frunce el ceño el profesor nada más verlos entrar

-Hazte una idea, hombre, que no es tan difícil -suelta Agoney ganándose un codazo por parte de su amiga que le hace resoplar- perdón

-Sabía que esto pasaría... -suelta el hombre sin dejar de mirar la tripa de su alumna- pues en mi clase no entra un producto del pecado

-Venga hasta luego -ríe el canario ante el surrealismo de la situación

-¿No se supone que usar condon también es pecado? -pregunta Alfred alzando una ceja

-Y abortar -anota Agoney- pero eh, ¿que lo quiera tener? ¡Por supuesto, también lo es!

La clase ríe ante la jugarreta de los dos amigos haciendo que el profesor enfurezca aún más.

-Si no cometieran actos impuros, no deberían esquivar tanto pecado -contraataca el maestro- sobretodo usted, ¿no, señor Hernández?

-Hala, ya me cayó a mí la puyita -se lo toma a risa el canario por no cabrearse

-Oye, yo solo quiero dar la clase -pide Mimi harta de ser el centro de atención- si quieres me pongo en el fondo y no hablo en toda la hora, pero déjame entrar

-Lo siento, señorita Doblas, pero no creo que sea adecuado dejarla pasar

Tras un tira y afloja de varios minutos más con el profesor de religión, los tres amigos terminan en el pasillo sin conseguir su propósito.

-Qué rabia, de verdad -da un puñetazo a la primera taquilla que pilla el tinerfeño

-Pues sí, pero no podemos hacer nada -se encoge de hombros la andaluza mucho más afectada de lo que pretende aparentar

-Podemos quejarnos a dirección, no tiene ningún derecho a hacer eso -se indigna Agoney

-Ya, gatito, pero aunque consigamos que entre, el señor este va a seguir siendo un cabrón con ella -razona Alfred

-Pues seamos cabrones nosotros con él -alza las cejas de forma sugerente el mayor

-Coso, ya sabes que a la hora de liarla yo soy la primera, pero creo que en estos momentos no estoy en posición de putear a nadie -afirma la rubia

-¿Y qué hacemos entonces?

-Por el momento tú vete a clase, Ago, que ya has perdido suficiente tiempo, yo me quedo con ella -pide Alfred