TIEMPO MUERTO (Ragoney)

Capítulo 26 - Gracias

Buenas, ¿qué tal lleváis la cuarentena? Antes que nada, avisar que en este capítulo se tratan temas complicados que pueden dañar la sensibilidad de algunas personas como agresiones físicas y sobretodo verbales. Estas situaciones se verán sobretodo al final del capítulo. Creo que no son excesivamente fuertes y que en principio no habrá problemas, pero me ha parecido conveniente el aviso, muchas gracias ❤️

Ahora si, espero que lo "disfruteis".

La clase de catalán nunca ha sido su punto fuerte, ninguna en realidad, pero teniendo en cuenta que pasó los primeros doce años de su vida en el archipiélago canario y que empezó a aprender la lengua en segundo de la eso, esa asignatura en particular se le da especialmente mal.

Por ello no es raro encontrarle haciendo garabatos varios en su libreta prestando ninguna atención a las indicaciones de la profesora.

-¿Te has enterado de lo que ha dicho? -pregunta Alfred mucho menos tenso desde que Agoney descubrió el test

-¿Lo dijo en catalán?

-Sí -ríe inevitablemente su amigo al confirmar que, evidentemente, el chico ni siquiera estaba escuchando a la profesora

-Entonces no

Otra carcajada susurrada por parte de Alfred llega a los oídos del canario.

-Tenemos que hacer por parejas un trabajo sobre la literatura catalana del siglo XIX -explica el menor

-Maravilloso, ya me dirás cuándo quedamos

-Eres tonto -niega con la cabeza Alfred- aprovecha la ocasión

-¿Cómo?

-Tenemos que hacer un trabajo en catalán, asignatura que lamentablemente se te da fatal y necesitas aprobar para graduarte... -plantea su amigo- yo soy tan desastre en los estudios como tú, pero alguien muy bajito y rubio es el cerebrito de la clase del que puedes aprender mucho, ¿por qué no le pides hacerlo con él? El trabajo digo, lo otro ya como veas tú

-¡Alfred! -le da un manotazo en el hombro a modo de represalia

-Lo digo en serio, Ago, ¿por qué no?

-Porque precisamente de catalán tú vas sobrado. Teniéndote a ti, ¿pa qué lo quiero a él? -empieza a enervarse el canario

-Mira, yo te agradezco este amor tan profundo que me tienes, pero no seas idiota y díselo, anda -afirma el catalán dándole un pequeño empujón

Y Agoney no sabe si se refiere solo a la opción de hacer juntos el trabajo o a algo más, pero la convicción de Alfred parece suficiente para hacerle levantar el trasero de la silla y dirigirse hacia el pupitre de Raoul.

-Eh, Raoul, ¿vamos juntos?

-Oh... -abre los ojos algo sorprendido el rubio por la petición del contrario- sí, claro que sí, Miki

-¿Luego me escribes y lo hablamos? -pretende confirmar el de rizos

-Perfecto -sonríe amablemente el menor

La conversación de a penas un par de frases llega a oídos de Agoney, quien, mucho más dolido de lo que quiere admitir, vuelve sobre sus propios pasos para sentarse de nuevo junto a su mejor amigo.

-¿Aún estás libre? -pregunta el canario

-Sí, ¿te ha dicho que no? -se extraña Alfred

-No me dijo nada porque no se lo pedí -tras ver la cara de reproche de su amigo, decide seguir la frase- se me adelantaron, pibe, ya da igual, voy contigo... y no me mires así, anda, que no se me murió nadie