『↺Capitulo 3』

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Salir a la calle aún era imposible para ambos.

Irse a un lugar sin tan siquiera hablar el idioma era realmente complicado. Ambos trataban de estudiar Francés en tiempos libres. No era grato ir de compras y tener que teclear en el teléfono para tan siquiera hablar con los cajeros.

La noche pasada Jimin y Jungkook habían quedado en tener una preciosa personita en su familia en cuanto supieran el ochenta por ciento de Francés. Querían entablar una buena comunicación con su pequeño. Y no sabiendo nada al  respecto, no ayudaría en nada.

Jimin estaba frente al espejo del baño, llevando uno que otro mechón de pelo hacia arriba, aún dudoso de cómo peinarse. Era su primer día de trabajo y no podía ir con el cabello altamente alborotado.

Trataba de no hacer ruido para no despertar a su dulce Jungkook. Habían tenido una larga noche de acción, tenían que aprovechar ahora que no habían niños, porque en cuanto los hubiera no estarían dispuestos a tener sexo como lo hacían ahora.

Suspiró profundamente mirándose una vez más alespejo, sonriendo finalmente para guiarse a la cama donde Jungkook estaba dormido pero, vaya la sorpresa que al buscarlo no estaba.

—¿Jungkook? —Frunció el ceño mirando a todos lados del cuarto.

Su corazón comenzó a palpitar con intensidad que hasta sentía que saldría de su pecho. Pero entonces lo escuchó en el primer piso. Viró los ojos con alivio. Saliendo de la habitación para bajar por las escaleras y encontrarse en la cocina a Jungkook, su bella figura y su hermoso cabello dorado fue lo único que logró captar antes de enternecerse al ver que le estaba preparando el desayuno.

—Bebé, ¿Qué estás haciendo? —Preguntó con una sonrisa, recargándose en el marco de la puerta.

Jungkook dio un pequeño salto sobre su mismo lugar, mirando al pelirubio sobre sus hombros con una sonrisa realmente expresada.

—Buenos días, Jimin—Regresó nuevamente la mirada, volteando el huevo frito para por fin servirle en un plato donde se encontraba una gran porción de arroz blanco —Toma, desayuna. Y sólo dame tiempo y pronto podré prepararte más cosas.

A Jungkook siempre le llevaban la comida hasta su mesa. Él no solía mover ni un sólo dedo, nana era la que básicamente le hacía todo, sin embargo, estaba dando su mayor esfuerzo por darle una exquisita comida a su pareja.

Jimin sonrió altamente enamorado, mirando la carita de Jungkook quien le miraba deseoso por probar la comida. Hasta que por fin lo hizo y...Joder, el huevo bañado en aceite y pasado de sal. Tuvo que sonreír para no hacer una mueca.

—¿Te gusta? —Preguntó Jungkook con los ojos enormemente resaltados. E incluso en ellos brillaban deseoso.

—Me encanta —Tragó casi entero el bocado para poder hablar —Pero no tenías que molestarte, cariño. Hubieras dormido más tiempo.

—Pero quiero hacerlo —Sonrió, acercándose a su pareja para pellizcar el huevo —A ver dame, quiero probar mi propio veneno.

—¡No! —Alzó de su plato a una cierta distancia del pelidorado —¡Es mi desayuno!

—Jimin... —Rodó los ojos con pesadez, dándole un pequeño golpe sobre su pecho —Deja de ser así y dame un poco.

—No —Repitió.

Entonces Jungkook enojado frunció el ceño, tomando con brusquedad la mandíbula de Jimin para atraerla hacia sí y besar de sus labios con una hambre incansable que, torpemente provocó que Jimin bajara la mano inconscientemente, dejándose llevar por los dulces labios de Jungkook, hasta que por fin el pelidorado tomó del plato un gran pedazo de comida, dejando de besar al pelirubio para sonreír malicioso.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora