EL SICARIO² •〖JIKOOK〗

『↺Capitulo 12』

Trató de sostener una sonrisa para no bajar con la mismísima cara del diablo a causa de lo visto anteriormente.

Borró el historial de la computadora para que Jungkook no pudiese ver absolutamente nada. Tenía que librarse de aquello.

Al bajar por fin de las escaleras el dulce aroma a pizza le acarició fantasiosamente sus fosas nasales, haciéndole sonreír y caminar en dirección a la cocina, donde se encontrabasu chico frente al microondas sacando un plato con una rebanada de pizza. Caminó en dirección a él.

Tratando de no hacer ruido para tomarlo por sorpresa. Rodeó una mano en su cintura mientras que con la otra le ayudaba a sostener su plato de comida. Jungkook saltó ligeramente en su mismo lugar para voltear sobre sus hombros, encontrándose con la  resplandeciente sonrisa de Jimin.

—Por Dios... me asustaste —Envió una mano a su pecho, sonriendo de igual manera —Ya está servida la cena.

—Sí, Mi amor. Gracias —Tomó el plato con ambas manos, soltando a Jungkook para dirigirse al comedor —Deja te ayudo con esto.

—Sí, gracias, Jimin—Asintió levemente, dirigiendo la mirada a su parte trasera de su pareja, mordiéndose el labio sin poderse resistir para por fin decidirse y acercarse a estrellar una mano contra su trasero.

—¡Jimin, se me caerá esto! —Jungkook exclamó estupefacto, mirando a Jimin sobre sus hombros quien no paraba de reír gustoso —Ya verás...

—¿Una amenaza? —Jimin arqueó una ceja, pasando una mano por su Rubia cabellera para dirigirse él primero al comedor.

—Sí —Contestó —Es una amenaza.

—Anda, ya, deja de andar de rencoroso y cenemos juntos.

Jungkook le miró unos breves segundos. El perfil de Jimin mirando su plato le cautivó de todas las maneras posibles. Aún si poderse creer que ese chico le había salvado de su miseria y abundante vida, que aquel chico le hizo ver la realidad con su belleza y cariño brindado, que le mostró sonrisas a pesar de días malos.

Le enseñó que en la vida hay razones para ser feliz, no solamente hay que aferrarnos al pasado y detenernos sin seguir al presente. Hay que disfrutar cada segundo de tu vida, sea bueno, o sea malo. Y con Jimin, la disfrutaría al máximo.

—Sí... eres tú.

—¿Eh? —Jimin le miró dudoso —¿que sucede?

Jungkook no respondió, sin embargo, caminó a pasos rápidos para dejar el plato sobre la mesa. Su corazón brincaba de alegría y tenía que transparentarlo en Jimin.

Se aferró al cuerpo del pelirubio, enrollando una mano en su cadera mientras que con la otra en su cuello, apretándolo hacia sí, que no le importó que Jimin se asustara debido al acto de sorpresa.

—Te amo... ¡Te amo! ¡Te amo, Jimin!

Las mejillas del pelirubio se tornaron rápidamente y después de mucho tiempo, en un tono color carmesí. Sentía la respiración del pelidorado sobre su cuello que de inmediato le erizaba toda la piel en un dos por tres. No lo sabía. No entendía la actitud de Jungkook. Sólo sabía que le gustaba tenerlo, estrechárlo, amarlo, todo... todo amaba de él.

—¿Sabes? —Jungkook sonrió, apretando de igual manera el abrazo, la cintura del pelirubio se sentía tan increíblemente bien —Esto me recuerda a algo. La vez que nos volvimos a ver en el aeropuerto, aquí en París.

—Lo recuerdo... —Sonrió, despegándose sólo un poco para mirar a Jungkook.
—Pero, no es lo que quiero escuchar... dije, te amo, Jungkook.