『↺Capitulo 19』

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“A veces sí es bueno mirar a los lados y no nada más al frente”

El cuerpo sin vida lleno de agujeros por doquier. La sangre saliendo de forma exagerada por todos los balazos, esparciéndose por todo el suelo de madera hasta pintarlo con su resaltante color.
Todo... todo sin excepción alguna llegaba a la mente de Hoseok mientras nuevamente caminaba de regreso al auto de Jin.

La lluvia mojándole todo el cuerpo, empapándolo hasta visualizarse la ropa pegada a su piel, notándose el color único.  Su corazón seguía doliendo, su sangre hervía cada vez más a un grado impresionante. Su mente sólo podía pensar en la escena ocurrida y en algún probable plan para vengarse. Odiaba a muerte al señor Jeon. 

Le odió cuando Jungkook y Jimin les habían confesado absolutamente todo; la violación, la mierda que era su padre y sobre todo, que Jimin era un sicario. Hijo de un sicario que Hoseok había conocido gracias a su padre. Llegó por fin al auto, mirando una última vez sobre sus hombros a la mansión.

No había traído nada mas que dinero que sabía dónde lo guardaba su padre. Era un hecho que no volvería. Después de esto, era seguro que el oficial Jeon y literalmente, todo Corea estaría encima de ellos tres sabiendo que eran amigos de Jungkook. Debían pensar algo en cuanto antes. O todo se iría a la mierda.

Entró al auto, acomodando en su regazo la ligera mochila negra donde cargaba el dinero entre otras cosas que le fuesen de utilidad. El haber dejado el cuerpo de su padre sin siquiera una oración, le afectaba.

Era su padre, a Hoseok le hubiese encantado la idea de velarlo y enterrarlo dignamente como merecía. Pero éstas cosas pasaban en el mundo de la mafia, ¿no? Eso pensó cuando descubrió a lo que se dedicaba su padre.

— Hoseok... — Jin a su lado tocó su hombro, apretando de él mientras daba una mueca. Su rostro estaba hinchado de la fuerte intensidad que había llorado. Además de estar rojo.

— Está bien — plantó una sonrisa el pelirrojo,dando un gran y profundo suspiro —, sé que papá hubiese deseado que huya a que me quede y también muera — sorbió su nariz, limpiando el restante de lágrimas con su antebrazo —. En fin... — abrió su mochila, sacando un teléfono.

— ¿Fuiste por tu teléfono? — Jin agrandó los ojos feliz — ¡Márcale a Jungkook! ¡procura que Jimin no escuche...!

— ¡Hey! — Hoseok le detuvo, negando con la cabeza —, en primera, éste es el teléfono de mi padre — aclaró, mirando el aparato —, y en segunda, el mío siempre lo traje conmigo. Además, he traído el teléfono de mi padre para llamarle a un tal Tae que vino hace dos días a casa. Mi papá lo recibió muy bien y... — achicó los ojos, encogiéndose de hombros para responder —: no sé porqué siento que él tiene algo que ver...

— ¿Tae? — Jin frunció el ceño.

— Sí... bueno, así lo llamaba, no recuerdo haberlo escuchado pronunciar su nombre completo — explicó el pelirrojo —. Era algo alto de cabello castaño, ojos color avellana y una muy bonita sonrisa cuadrada, o sea... no insinúo que él sea el malo, sino que da la casualidad que el oficial Jeon de tantas veces que vino a ver a mi padre, porqué justamente esto pasa con su llegada. Ese chico... — Hoseok miró de reojo a Jin, quien permanecía con los ojos fijos en el volante y con la boca levemente abierta — ¿Jin? ¿SeokJin? ¡Jin!.

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—Sí, gracias por responder — hizo una pequeña reverencia, caminando hacia la puerta para abrir de ella.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora