『↺Capitulo 22』

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Namjoon era de esa clase de personas que detestaba meterse en asuntos que no le correspondían, y justamente aquel día había llegado a su mente la visita de TaeHyung, a quien estúpidamente le había relevado el nombre de Jimin.

Un acto del cual ahora se sentía altamente arrepentido además de que aquello le cruzaba a cada jodido rato en su cabeza. Porque a pesar de todo, NamJoon le tenía gran aprecio al muchacho, no por nada había dejado que huyera con el supuesto "amor de su vida", además de con su dinero. Aunque era lo de menos, a NamJoon era lo que menos le faltaba.

¿Qué mierda te pasaba el cabeza para decirle? — NamJoon dijo a sí mismo, mirando su propio reflejo en el pulcro y limpio escritorio de su oficina, el color del barniz cacao era lindo, daba un toque perfecto al lugar a pesar de que la luz no alumbraba demasiado.

Señor Kim... — desde afuera de la oficina, la voz de uno de sus guardias le llamó, tocando a la vez la puerta —. Vengo a entregarle su teléfono, lo ha dejado en la sala junto a la chimenea, no para de sonar.

NamJoon levantó la mirada a la puerta, soltando un fastidiado jadeo para levantarse de la elegante silla, abriendo la puerta para tomar el aparato y cerrar la misma.

Era raro que le llamaran, nadie, absolutamente nadie le había llamado en décadas, y aquello era porque eran muy pocas las personas que conocían su número. Vaya fue la sorpresa cuando miró que se trataba del contacto de Jimin.

Agrandó los ojos con las palabras ahogadas, dispuesto a regresarle la llamada pero entonces nuevamente el chico le habló, contestando al instante para llevar el móvil a su oreja. Temía que TaeHyung hubiese llegado...

— Señor Kim NamJoon— la voz de Jimin sonaba tranquila, cosa que calmó al hombre.

Muchacho... — Namjoon sonrió de lado —. Claramente te había dicho que no quería volver a saber de ti — su tono era gracioso, Jimin lo notó.

— La verdad, es que en estos momentos se ha soltado un brutal problema, un problema que si no se arregla exactamente ahora, seres queridos saldrán afectados...

— ¿De qué hablas, chico? — NamJoon frunció el ceño. Cualquiera que fuese el problema, no estaba dispuesto a decirle que TaeHyung le había buscado, porque ni siquiera sabía si Jimin le recordaba o tan siquiera le conociera.

—Seré totalmente sincero y directo — Jimin jadeó.
Sabía que sería prácticamente imposible y más aún por quiénse trataba. Probablemente Jimin sería directamente mandado al demonio e incluso le colgaría la llamada, pero quería intentarlo, era su única alternativa —. Debido a que, unos amigos míos están en peligro, justamente allá en Corea, quisiera pedirle que los alojara. Que les mantuviera en cuidado. Que los protegiera. Yo sé que estoy siendo injusto a pesar de todo lo que usted ha hecho por mí... pero en serio, ellos valen mucho para mí. Y no estoy allá para cuidarlos...

Un fuerte silencio se dio.

Jimin tragó saliva y sabía la respuesta a continuación. Su estómago se revolvió y él mismo estuvo a punto de colgar la llamada.

— Está bien, ¿cuántos chicos son?

— ¿¡Qué!? ¡que diga! son exactamente tres, no más, no menos. Sólo sería temporal, en lo que termino con ésta jodida fiesta.

— Sí, de acuerdo. No tengas miedo de ello, porque estarán a salvo aquí. Pero te advierto, Jimin — endureció la voz, incluso recargando una de sus manos al escritorio —.Te demoras y yo mismo los mato — con ello terminó la llamada, aventando bruscamente el teléfono a la sala, el cual se estrelló en miles de pedazos y se deshizo, soltando finalmente un ensordecedor grito que dio hasta los guardias, quienes asustados abrieron las puertas y apuntaron en todas direcciones, notando que sólo se trataba de un arranque de ira.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora