『↺Capitulo 26』

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Taehyung detuvo su acto en cuanto escuchó aquello.

Los vellos de su piel se erizaron y su pulso se detuvo por un instante para después latir con tremenda brutal fuerza.

No supo cuándo fue que sus manos comenzaron a temblar que incluso la cinta terminó cayéndose para, finalmente, dar dos pasos hacia atrás, negando con la cabeza.

─¿Qué has dicho? ─preguntó, tratando de sonar lo más tranquilo posible, agradeciendo que Jungkook no podía ver su asustada cara.

─Veo que...─Jungkook sorbió de su nariz, tratando de calmar las lágrimas ─, veo que no lo sabías...

─¿¡Por qué mierda juegas con eso, niño!? ─le reclamó molesto, tomando el torso de la silla para girarla de forma violenta, incluso Jungkook soltó un grito ante el acto, cerrando los ojos─¡Dime!

─N-no jugaría con algo así..─ negó con la cabeza, aún con los ojos cerrados ─. Mi padre abusaba de mí; día con día desde que yo era pequeño hasta a penas ya hace tres-cuatro meses─ explicó con miedo, abriendo de poco a poco los ojos bajar la mirada, aterrado por el hombre frente a él.

─N-no, no... ¡no!─TaeHyung negó bruscamente con la cabeza, recogiendo la cinta canela para nuevamente estirarla para cubrir la boca de Jungkook, quien sorprendentemente no puso fuerza ante ello, sólo aún cabizbajo con lágrimas en los ojos ─. No te creo, en ningún sentido te creo─ con ello caminó de vuelta afuera, a una de las habitaciones abandonas que había demás en el lugar.

Al salir, lo primero que hizo fue sentarse en el
único objeto que había en el lugar; una silla. Su cuerpo pesaba y su cabeza dolía. Incluso tuvo que negar varias veces con la cabeza aún sin quererse tragar aquel cuento.

Definitivamente no era posible aquello, el señor Jeon, siendo un oficial de alta validez, jefe de todos los policías de Corea, el hombre rico, con la esposa perfecta, no podía ser tan bestia de llegar a ese extremo con su propio hijo, y no siendo un policía, que luchaba por elbienestar de su lugar. Y lo peor, no podía estar en ese asqueroso caso si es que era verdad.

Pero no, no lo creyó. Sacó rápidamente su teléfono móvil, buscando entre los contactos al señor Jeon, dándole el aviso de dónde se encontraban. Total, fuera cierto, o fuese verdad, TaeHyung iba en busca de Jimin. Y Hong Jeon, en busca de su hijo. Fin.

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Las ojeras que Jimin tenía en su rostro, eran sin duda alguna nefastas. Hwasa, quien se encontraba frente a él, mordió su labio inferior nerviosa, incluso tragando saliva muchas veces ante la situación de Jimin, porque era bastante la casualidad de que Jungkook desapareciera, (a lo que le comentaba Jimin), y que no mencionara a su supuesto hermano.

Qué jodidos hice...

─Hwasa, hey─Jimin sin ganas, y con el rostro perdido hacia la nada, le chasqueó los dedos, donde inmediatamente reaccionó, plantando una nerviosa sonrisa ─. Creo que tampoco estás en tus cinco sentidos. En fin...─tomó la pequeña copa de tequila, llevándola a su boca para tragar, frunciendo el ceño mientras dejaba un billete en la mesa─.Me urge irme, eres la única que sabe esto. Espero poder contar contigo─ Jimin se levantó de la mesa, girando sobre sus talones para dirigirse a la salida.

Hwasa temió y le vio salir con el miedo a la situación. Comprendía que era un muchacho fuerte, y vaya que lo estaba haciendo, cualquiera se hubiese rendido en su habitación a llorar en espera de las acciones de los policías. Pero Jimin, simplemente guardaba las lágrimas para en el momento exacto que viese a Jungkook nuevamente.

No podía quedar con esa carga. Aún si Jimin le golpeará, estaba bien, porque se lo merecía. Bruscamente se levantó de la mesa, corriendo y llegando a la puerta en un tiempo récord, gritando a todo pulmón el nombre de Jimin, quien raramente yacía parado en la puerta del piloto, con la mano en su oreja sosteniendo el teléfono.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora