『↺Capitulo 32』

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La tortura vagaba nuevamente.

Tener que volver a revivir aquellos tortuosos recuerdos del pasado no eran para nada gratos. JungKook podía sentir tal cual los miedos y ascos nuevamente, podía sentir aquellas sucias manos aún sin siquiera tocarle, y realmente quería que todo acabara, que su padre acabara con todo esto de una vez por todas.

Que si ya no volvería a estar con JiMin siquiera le permitieran verle por última vez.

Espera...

¿Así de fácil? JungKook inmediatamente se cuestionó, ¿de verdad todo se daría fácil? ¿permitiría que a sus veinticuatro años su propio padre le manejara su vida? ¿seguiría permitiendo los abusos? el estar parado en aquella sucia y levemente oscura habitación, mientras esperaba y observaba ido cómo su padre se acomodaba en la propia silla, en el transcurso su libidinosa cara le miraba con deseo, inclusive lamiendo sus labios cuando se permitió detallar a JungKook de pies a cabeza, le hizo saber que definitivamente él no podía dejarle, no podía permitirlo. No cuando el miedo recorría peligrosamente por toda su sangre. No cuando los golpes de aquellas violaciones llegaban a su mente. Se preguntan si realmente...

─Mi dulce pequeño~─ el señor Jeon palmeó su regazo, invitándole al pelirrojo ─, ven y haz lo que sabes hacer, demuestra cuánto extrañaste a papi.

Era más que suficiente todo, eran suficiente las humillaciones, las torturas, los abusos, las violaciones, la falta de respeto que el maldito tenía hacia él siendo su hijo. La mirada de JungKook se conectó a la de su padre, por un momento quiso vomitar al ver que los ojos del hombre brillaban en deseo, pero duramente se aferró, se aferró y mentalmente dijo que era suficiente, que ya no permitiría esto.

JungKook con el miedo en todo momento; de pies a cabeza, caminó lenta y cuidadosamente frente al señor Jeon, subiéndose a horcajadas en su regazo. La silla rechinó un poco ante el peso, pero era lo que menos importaba, ya que el señor Jeon sólo sonrió, el sudor bajando por su sien como un maldito cerdo sólo elevaba la furia de JungKook, quien con todo el asco emanado llevó ambas manos al rostro de su padre, sonriéndole.

─ Siempre has estado obsesionado conmigo, ¿verdad, padre?─JungKook habló. Su voz tratando de que saliera con simpleza a pesar de que por dentro moría en miedo.

─ Oh, bebé... ─el señor Jeon llevó ambas manos a la cintura de JungKook, apretando su cadera ─. Sí, siempre, ¡desde pequeño! eres un hermoso ángel que no se puede desperdiciar, vales demasiado para mí, te amo, ¡te amo!

JungKook asintió, aún sin sonreír.

─ ¿Sabes? desde niño siempre te permití todo─dijo JungKook, su voz tornándose dura y fría, poco a poco sus manos bajaron a la mandíbula de Hong ─; permití que abusaras de mí en aquellos simples cuatro años, cuando por primera vez metiste tu polla a mi boca─ frunció el ceño, apretando levemente la mandíbula de Jeon. Hong se estremeció, su excitación bajando cuando notó que JungKook hablaba de forma que nunca antes lo había hecho ─, también permití cuando me violaste por primera vez a mis doce años, no dije nada. Nadie debía saberlo porque era vergonzoso...

─ Ángel...

Pero JungKook interrumpió.

─ Permití que aún cumpliendo mi mayoría de edad, que aún yendo a la escuela, que aún teniendo novia, ¡que aún todo! siguieses violando de mí, pero... ─ JungKook lentamente negó con la cabeza, su mirada clavando fuertemente a los ojos del viejo como cuchillas filosas, llevando finalmente sus manos al cuello de Hong ─¡¡Pero jamás permitiré que le hagas algo a JiMin!! ─entonces apretó, apretó tan fuerte que Hong llevó sus manos de la cadera de JungKook a sus brazos, queriendo zafárselos de su cuello, el cual se tornaba rojo ante la fuerte presión.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora