『↺Capitulo 31』

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─¡JiMin, detente ya!─TaeHyung exclamó a todo pulmón, sintiendo el infernal dolor en su espalda debido a los bruscos movimientos que el mencionado daba ─¡Entiende que estos bastardos no te dejarán ni siquiera salir de la habitación!

JiMin gruñó una última vez, las lágrimas resbalando de forma rápida por sus mejillas, de forma feroz y agresiva. Su corazón dolía por las enfermas imágenes asquerosas que llegaban a su mente, aquellas donde anhelaba con todo su ser borrar.

Sabía que lo que Hong haría, sabía que la maldita basura le haría daño a su pequeño, y juraba que si escuchaba el más mínimo grito iría a la fuerza sin importar las consecuencias.

─Hey ─SeHun se acercó a TaeHyung, señalándole con una navaja, una navaja la cual había tomado del suelo ─, cuidado tu maldito vocabulario, bastardo no queda en mi lugar.

Taehyung enfureció, mirando la navaja apuntándole, su ceño se frunció y en un movimiento rápido y brusco atrajo la navaja con sus dientes, arrebatándola de las manos del hombre para después escupirla al suelo. SeHun resaltó los ojos, dando dos pasos atrás.

─ El que debería tener cuidado... ─comenzó a hablar, mirándole con furia y las pupilas llenas de fuego─, eres tú.

SeHun no mencionó nada, sólo se dedicó a retroceder, dirigiéndose con los policías, notando que reían ante su ridículo miedo. Decidió cambiar tema.

─ Descuida, sicario Park JiMin─le habló, provocando la mirada del pelinegro, quien con los mechones negros mojados por el sudor pegados a sus frente, le desgarró con los simples ojos ─, si algo pasa, no se escuchará absolutamente nada ─guiñó un ojo, sonriendo con burla ─. Todo estará bien.

─ A ti, maldita mierda que debí haber matado en su momento...─ escupió JiMin, su voz gruesa y dura le provocaba a todos en la habitación encogerse ─, juro que te mataré, ¿me has oído? ─su ceño fruncido era jodidamente visible, de hecho tanto que por un momento SeHun tragó saliva ante lo temeroso de la mirada ─. Oh, pero antes te cortaré la maldita lengua y haré que te la tragues, que llores mientras la sangre te ahoga, mientras sientes cómo sale por tu maldita nariz, juro que... ─negó con la cabeza, gruñendo y bufando tal cual como un toro enfurecido al rojo vivo ─, que sufrirás muy lenta y dolorosamente. Lo prometo.

SeHun en miedo respiró rápidamente, mirando a los lados, notando que los policías de igual forma se encontraban en completo shock ante aquella amenaza. Su pánico llegó y la promesa que le había dado sabía que probablemente se cumpliría, entonces se decidió, sacando el arma de su cinturón para apuntarle a JiMin, quien elevó una ceja, retándole.

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JungKook jamás olvidaría aquel asqueroso olor, aquel que portaba siempre su padre, aquel maldito perfume que día con día, noche tras noche, olía justamente en su cama. Aquel olor que en su cama siempre se impregnaba, aquel que al dormir tenía que soportar mientras lloraba, mientras recordaba las agresiones, los azotes rudos y bestiales de su padre.

Jamás podría olvidar ese olor, ese perfume... ese perfume justamente ahora se encontraba a sus espaldas. El olor a pastilla de menta invadió su nariz cuando sintió un aliento en su nuca. Ahí estaba, ahí estaba ese podrido hombre, ese maldito señor que le torturó durante muchos años su vida.

Estaba tras él.

─ Oh~... mi pequeño y dulce JungKook~ ─el hombre habló por fin, causando que JungKook resaltara los ojos con el pánico visible, su boca se abrió e inmediatamente pudo sentir cómo en sus mejillas caían las feroces lágrimas ─. Ya llegó papá, vino por ti, mi dulce príncipe.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora