『↺Capitulo 2』

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Al bello amanecer les daba la grata bienvenida a los cuerpos unidos y cubiertos por una sabana blanca sobre la cómoda cama matrimonial.

La pareja estaba abrazada felizmente en posición fetal, durmiendo plácidamente hasta que uno de los rayos del sol chocaron contra los débiles párpados del pelícastaño, provocándole un gesto visiblemente molesto, llevando una mano a la altura de sus ojos para cubrirse del sol, moviendo inconsciente el cuerpo del pelirubio, quien le sujetaba de la cintura con el rostro clavado a su nuca.

—P-Park... —Jungkook se retorció un poco, queriéndose zafar del agarre del pelirubio pero era inútil —Jimin, maldita sea, necesito ir al baño, Suéltame.

Jimin sin embargo frunció el ceño, negando con voz interna sin atreverse a separar del escultural cuerpo que sus manos posaban.

—Jimin... —Repitió pesadamente, retorciéndose un poco —Me haré pis sobre ti si no me sueltas.

De inmediato Jimin abrió los ojos, soltando finalmente al pelidorado quien rápidamente en un movimiento casi imposible, se levantó de la cama, bajando sus pies al suelo para colocarse sus pantuflas y la bata elegante que se encontraba en su buró.

Poniéndose finalmente de pie, cayó frenéticamente de rodillas, escuchándose ridículamente el golpe en el cuarto, provocando que Jimin diera un gran salto al otro lado de la cama para ver que su pareja estuviese bien.

—Mi amor,  ¿qué pasó? —Jimin preguntó desesperado. Rozando su mano en la espalda de Jungkook.

—Nada —Rodó los ojos estúpidamente, negando con la cabeza mientras sus mejillas se tornaban en un color carmesí —Me duele la cadera.

Y entonces Jimin entendió.

—Ah... —Apretó de su boca hasta dibujar una línea, queriendo carcajearse pero no era el momento indicado —¿N-necesitas ayuda?

—No, gracias. Ya ayudaste bastante —Se sostuvo del buró para levantarse, sus jadeos de dolor se escucharon débilmente, caminando finalmente al baño de la habitación.

—Pero si él me lo pidió —Balbuceó Jimin en cuanto Jungkook entró al baño —Aunque, tal vez sí me excedí —llevó un dedo a su boca, mordiendo de su uña al recordar la deliciosa noche con Jungkook —Bueno, valió demasiado la pena.

🌑🌛

Jeon Hong aventó bruscamente los papeles sobre su escritorio. Papeles llenos de información innecesaria, donde no le mostraban alguna clase de seña de su hijo. Odiaba lidiar con esto. Claro que lo sabía todo, pero no sabía a dónde jodidos se habían largado aquellos dos. Por más que buscaba no lograba encontrar.

—Oficial, Jeon—Uno de los policías le habló —Deje de enojarse. Encontraremos al chico.

—¡Maldita sea! ¡Todo fue mi culpa! —Llevó ambas manos a su rostro, frustrado y con el coraje corriendo en todas las venas de su cuerpo —¡Si me hubiese apurado tal vez lo habría capturado!¡Ya todo estaba en charola de plata, no sé en qué mierda fallé!—Debió decirles a los guardaespaldas de su casa —Opinó uno de los oficiales —Debió tener un repuesto para tan siquiera herir al Sicario para que no pudiese escapar.

—Cállate —Sentenció —No me hagas sentir más idiota, ¡joder!

Estaba en desespero. Extrañaba con todo su ser a su hijo, a su precioso Jeon Jungkook, pero era claro que lo ansiaba y lo quería por algo. Le quería castigar,  su lujuria había aumentado más con tan sólo no tenerle una semana. Deseaba y anhelaba tener nuevamente a Jungkook entre sus brazos y deseos de lujuria.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora