『↺Capitulo 17』

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— Necesito que me repitan una vez más aquella maldita oración...

Los tres uniformados tragaron con gran dificultad saliva. Mirándose entre sí, sabían que las cosas en adelante no irían bien. Que a parte de la cagada de su vida, se llevaría una gran furia por parte del hombre frente a ellos; el señor Jeon, quien con las manos en los costados de su cadera apretó fuertemente sus puños.

Jefe... — finalmente la encargada habló cabizbaja, temblando de repente —. El oficial Kai no pudo hacer nada al respecto, el señor TaeHyung logró salir de la habitación y... escapó.

¿¡Cómo diablos pudo permitirlo!? — escupió con furia y desespero, levantándose de su asiento para rodear el escritorio, acercándose a los oficiales quienes se encontraban en una línea firmes pero con cabeza gacha —. ¡En el preciso momento que salió del departamento debieron buscar ayuda! ¡gente de repuesto! ¡miles de patrullas en su maldita búsqueda!

Kai se confió... dijo que iría por algo de cena. Con usted estuvo un mes y nunca hizo nada o dio señas de querer escapar, por eso...

— ¡¡Creer en un maldito sicario!! ¿¡En serio!? — exclamó el hombre con rudeza, llevando una mano al puente de su nariz para apretar la zona, negando una y otra vez con la cabeza, girando en su mismo lugar para azotar con brusquedad las manos sobre el escritorio.

— Jefe... — uno de los tres oficiales habló, carraspeando duramente la garganta —, si le sirve de algo... hay una buena noticia de esto. —Aún de espaldas, contestó.

— No hay una maldita buena noticia en estos momentos, lárguense de aquí — mandó molesto.

Lo hay, ya que... ayer en la mañana, o sea; al día siguiente de la desaparición del sicario TaeHyung, los comandantes del lado oeste localizaron un helicóptero, y dimos con la ubicación sólo que, no queríamos ir hasta que usted vaya.

Una lenta pausa se dio en cuanto el oficial comentó aquello. El señor Jeon quedó pensativo mirando a un punto específico en el suelo.

Su corazón latió con gran rapidez y realmente deseaba que no fuera donde creía. Siendo jefe de policías de todo Corea había tenido bastantes contactos del lado oscuro; entre ellos narcotraficantes, gente que transportaba droga obviamente ilegal y necesitaba de cierta autorización para moverla.

El señor Jeon había ganado una buena paga por aquellos favores, y uno de los hombres al cual conocía a la perfección era por el transporte de drogas, llamado: Jung HoSoulm.

Vamos entonces — ordenó Hong, dando media vuelta para caminar a la salida, tras ellos los oficiales le siguieron.

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Aquel mismo día por la noche, Jungkook iba de vuelta al departamento con Jimin, quien durante todo el día se encargó de marcar a su teléfono una y otra vez hasta alcanzar cierto límite que provocó que el pelidorado apagara el teléfono. Él no era fan del alcohol o drogas, ni mucho menos de irse a revolcar con alguna otra persona.

Jungkook sólo quería estar todo el día en las calles de París y dedicarse a disfrutar por lo menos un día sólo para fugarse de lo que Jimin le había dicho. Le había mentido, el mismo Jimin se lo había confesado.

Aunque no entendía perfectamente en qué le había mentido, ¿había llegado al grado de serle infiel? porque si era así, Jungkook le dejaría, no permitiría que le viese la cara.

Las bonitas y limpias calles de París se encontraban alumbradas, cosa que le permitió captar a lo lejos el lugar de su departamento. No quería llegar porque sabía a lo que se enfrentaría, sabía que Jimin le haría una infinita entrevista la cual, no estaba dispuesto a dar porque ni siquiera tenía boca para reclamar.

EL SICARIO² •〖JIKOOK〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora