Corazón Envenenado

Capítulo 10 parte 3

Catorce años atrás...

Mientras que Candy y Terry salían muy sonrientes de la Universidad hacia la heladería, no se percataron que detrás de un pilar, una mirada azul los observaba con furia.

Annie se había citado en aquel instituto con el verdadero padre del hijo que esperaba; y en lo que aguardaba impaciente por él, ya que éste, la llevaría a la clínica aquella para deshacerse del producto, vio llegar a su novio y lo siguió a cierta distancia.

La morena sabía de antemano que el castaño iba en busca de la rubia, y no se equivocó cuando aquellos se encontraron, aumentando su odio al divisar que su prima, de lo más tranquila, se colgaba del brazo de Terry, y sonreía de lo más feliz, por ende:

— Eso, Candy, sonríe mucho y disfruta hoy la compañía de Terry porque mañana... uno nunca sabe.

Posteriormente, los siguió hasta aquel lugar; y todo el tiempo los estuvo observando. Después, la prima vio cuando la rubia se levantaba y abandonaba el establecimiento dejando al castaño muy serio y pensante.

Sin dudarlo, la morena siguió a su prima que iba también de lo más cabizbaja y distraída. La vio cuando se sentó en una banca muy cerca del lago que está dentro de las inmediaciones del Parque Washington.

De repente, el beeper de la ojo azul sonó reconociendo que se trataba de su amante, el cual le preguntaba dónde estaba y que ya la esperaba en la universidad.

Con ese dato, Annie se dio la media vuelta y regresó con aquél.

Y en lo que aquella se alejaba, Candy miraba el agua, y en el reflejo recordó la última pregunta de Terry...

"¿Estás enamorada de mí?"

La rubia se había desconcertado con las preguntas que su amigo le hacía, pero no pensó que el castaño le fuera a preguntar precisamente eso; así que, de pronto, respondió a lo que no se atrevió a decir de frente:

— Sí; pero, ¿qué caso tendría decirte lo que siento, cuando tú sólo tienes ojos para Annie? ¿Cómo decirte que ¡sí! me muero de celos de sólo saberte con ella!? De qué me enfurezco, como no tienes idea, de ver cómo te desvives por "tu novia" y esa burlándose a tus espaldas, y que yo, por más que quiero hablarte de ello no me das oportunidad porque cada vez que lo hago piensas que reacciono por envidia o por celos.

— Sí — Candy siguió "diciéndole": — porque hasta Annie tiene razón, estoy estúpidamente enamorada de ti, y si me preguntaras desde cuándo, diría que todo empezó desde ese día siendo aún niños y "practicamos el beso". Pero ese extraño hormigueo en el estómago que me provocó tu simple caricia, me dejó desconcertada, y desde ahí comenzaste a ocupar todo el tiempo mis pensamientos. Mi urgencia por verte y estar cerca de ti, aumentó; pero como siempre estábamos juntos ¡con eso yo era feliz! más a la llegada de mi prima, el sentimiento de celos antes desconocido, brotó en mí y se hizo fuerte cuando tú la preferiste a ella, y yo sólo tuve que hacerme a un lado y conformarme con tu amistad.

— Sí — la rubia volvió a aseverar, — más debo decir que no sólo estoy enamorada de ti, sino que... te amo. ¡Te amo tanto, Terry! y más aún después de que tuvimos se... no, no, aquello no fue sexo... me hiciste el amor y yo lo disfruté tanto a pesar de que nuestras condiciones no eran las más sanas.

La ojo verde sonrió levemente, e increíblemente se volvió a sonrojar al recordar cómo había sido su primera vez y precisamente con él...

FLASH BACK

Candy se quedó en una pieza cuando, después de caer encima de Terry, éste comenzó a besarla dulcemente. Empero, ella, con dificultad, se separó de él y le pidió: