Alrededor de las cinco y treinta de la tarde, la pareja miraba la pantalla de los arribos en el área de Salidas del Aeropuerto Internacional John Fitzgerald Kennedy.
— ¡Cielos, se adelantó el vuelo! Ya tiene casi una hora que aterrizó el avión — informó Archie a su compañera, la cual estaba sentada vigilando de vez en cuando a los chicos quienes miraban muy entretenidos uno de sus libros.
De pronto, la rubia reconoció a una bella dama. Ésta, vestida elegantemente, salía por la línea aduanera y jalaba una parte de su equipaje.
— Ahí — Candy le indicó a su novio, siguiendo él la dirección señalada.
Al divisarse a la viajera, el hombre levantó el brazo para hacerse notar mientras que Candy tomaba de las manos a los niños para ir al encuentro de la abuela.
— ¡Eleanor, bienvenida! — dijo Archie saludando a la dama con un abrazo y un beso en la mejilla.
— Gracias, hijo — respondió aquella con una sonrisa; también a su galantería al acariciar su varonil rostro y elogiarlo: — ¡Qué guapo estás!
En eso...
— ¡Abuela! — gritó Sandro y se abrazó de las piernas de la dama.
La recién arribada, en lo que se agachaba para abrazarlo, le decía:
— Mi pequeño diablillo. ¡Estás enorme, hijo de mi corazón! —. Y al intentar cargarlo, la mujer falló exclamando: — ¡Ay, y estás pesadísimo también! —, y optó por dejarlo como estaba.
Por su parte, Lizzie no soltaba la mano de Candy, quien la adelantaba para que fuera a saludar a su llegado familiar, la cual, después de darle besos a Sandro y sin reconocer aún a Candy, la madre del ogro Grandchester recibió la mano de la chiquilla y se agachó para saludarla, expresándose cariñosamente:
— ¡Mi hermoso ángel! ¿Cómo estás, vida mía?... ¿No me reconoces? Soy la abuela Eleanor —, y ésta abrazó a la nieta para poner en su sonrosada mejilla un beso.
Sin embargo, la nena no mostraba ningún interés; y para darle tiempo y espacio, la abuela se enderezó para comentar como si ya hubiese reconocido a quien le hablaba:
— ¡Ah! ¡El viaje ha sido cansadísimo! ¡Mucha turbulencia, mucho zangoloteo! ¡Hasta traigo dolor de cabeza!
Archie sonrió al ignorarse que él conocía el pasado que compartían; así que, tomando a Candy por la cintura, decía:
— Eleanor, espero que ya la hayas recordado. Ella es...
— ¡¿Candy?!
Con susto, fue nombrada por la dama al enfocarla bien, sonriendo la rubia amiga al ser finalmente percibida.
— Señora Grandchester.
Por supuesto, ésta exclamaría:
— ¡Santo Cielo, hija! —, y se echó a los brazos de la presentada realmente emocionada. — ¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Añísimos! — le decía muy cerca al oído. — ¡Estás tan bellísima que no te reconocí! —. De repente reaccionaron, separándose para exclamar: — ¡Un momento! — e intentar indagar: — ¡¿qué haces aquí y con...?!
— Es mi novia, Eleanor — la presentó Archie como tal; y...
— ¡Oh! — expresó una sorprendida y confundida mujer, la cual conforme acariciaba el rostro de la joven con verdadera adoración, le solicitaba con un dejo de tristeza: — ¡Tenemos tanto qué platicar tú y yo!
— Claro que sí, señora Grandchester — confirmó la rubia presentada, tomando la mano de la dama quien le pedía:
— Llámame Eleanor. ¡Ahora eres toda una mujer, y así no me haces sentir tan vieja ni fea teniéndote a mi lado!
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Corazón Envenenado
FanficESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. EN CASO DE DUDA, PUEDEN CONSULTARME. Siendo niños nació la más bella de las amistades; se fortaleció a través de los años. Pero llegad...