En el pent-house aquel, sólo el tic tac de un reloj se escuchaba porque cada uno, de aquellos dos, estaba sumido en sus propios pensamientos.
Terry, por supuesto, al narrar lo sucedido con Annie hubo omitido sus verdaderos sentimientos hacia Candy quien, gracias a que vestía pantalones negros, estaba sentada sobre la carpeta que cubría el suelo, con las piernas dobladas, abrazada a ellas y con la mirada perdida, mientras que el castaño estaba en espera de su explicación. Empero, la rubia fue reincorporándose para comenzar a caminar lentamente por la sala, seguida en cada uno de sus movimientos, de la mirada del hombre.
De pronto, Candy sacó aire de sus pulmones para decir como si nada:
— Qué fuerte, ¿no?
Terry frunció el ceño ante ese gesto de indiferencia por parte de ella a la cual vio acercarse a él con mucha seguridad haciendo a un lado la taza que estaba en la mesa de centro para sentarse y quedar frente a él quien estaba apoyando sus codos sobre las rodillas y tenía sus manos juntas y hacía chocar sus dedos.
Candy se le quedó mirando fijamente, y el castaño arqueó altamente una ceja por el escrutinio de ella la cual suspiró antes de hablar.
— Pobre Terry, qué terrible lo que tuviste que presenciar; porque yo... de tan sólo imaginarlo me dieron escalofríos, además... de que debo de admitir frente a ti que a mí... bien o mal me lo advirtió pero contigo se ensañó.
— Entonces tú... — el arquitecto que más desilusionado no podía estar, echó su espalda hacia el respaldo del sofá; y desde ahí la miraba bajando un momento apenada la mirada. Al siguiente segundo Candy se reincorporó para confrontarle de frente y valiente.
— Sé que... — ella se apuntó, — estás en espera de una "explicación" a todo esto que me contaste y por supuesto que... al dar tu promesa, no te faltó razón para actuar como lo hiciste... ¡Cualquiera con un poco de sangre en las venas, actuaría como tú en defensa de lo que creen suyo!... Y también como defensa de la mía, usaría otra historia totalmente diferente, pero... sería inútil, porque aún así dudarías. Y como para ponerme en una confrontación con Annie para saber quién dice la verdad y quién miente... pues como que sería imposible, ¿no? — Candy lo hubo dicho con un poco de ironía.
Terry se llevó las manos a la nuca para decir:
— Es por eso que estamos aquí, porque quiero escucharlo de...
— No — la rubia lo interrumpió para reprocharle: — ¿Por qué no fue así en un principio? Además, ahora ¿qué caso tendría llenarte de más desconciertos? —. A pesar de que él la miraba seriamente, Candy le sonrió con ternura.
— Por lo mismo... porque ya no quiero vivir con ellos, es que... — él cambió su tono duro por un suave; se volvió a enderezar y la tomó de las manos; — te suplico que me cuentes tu versión de los hechos.
— Será duro para ti enterarte y comprender que tanto tu odio y tu rencor fueron mal infundados, y no quiero que...
— Candy... por favor... — él suplicó de nuevo, agregando: — quiero saberlo todo.
La rubia lo pensó seriamente por varios minutos buscando la punta del hilo, claro, sólo a su versión de lo sucedido. Cuando finalmente lo halló, comenzó a relatarle, siendo la misma historia, sólo que invertida, tal y cual sucedieron las cosas, pero previo a eso, ella añadía:
— Antes de que tú llegaras a mi vida, mis padres en cierto modo, me obligaban a convivir con Annie quien desde niña fue muy insegura, indecisa, pero sobre todo... muy envidiosa. Fue muy consentida por mis tíos, porque al ser hija única... nada le faltaba. Sin embargo, era muy manipuladora inclusive hasta con mis padres porque cedían a sus caprichosas peticiones. Todo lo que yo tenía, lo quería para ella; y muchas veces mi padre me convencía para entregarle mis propias cosas para que la niña no llorara más. Luego, ustedes se mudaron a Chicago y desde ahí, tanto mis padres como nosotros hicimos amistad; entonces y gracias a eso, cuando el periodo de vacaciones llegaba, mis padres optaron por no ir más con mis tíos.
— Nunca quise contarte de ella — Candy prosiguió — porque no le veía el caso. Conforme el paso de los años pensamos que Annie había cambiado, pero al parecer no fue así... desafortunadamente al llegar a nuestras vidas trajo con ella las desgracias.
— Como puedes ver, Terry, yo no era la envidiosa como tú una vez me catalogaste, era ella quien siempre quería lo que yo tenía. No dudo que al ver nuestra amistad o al verte a ti, haya planeado obtenerte como siempre lo hacía, más lo consiguió, porque me hiciste a un lado, para estar con ella.
— La única culpa que yo cargo... es haber sido desleal contigo — Candy lo reconocía y aceptaba: — Por no haberte obligado, te molestaras o no, a escucharme y a abrirte los ojos. Pero de todo ese mal que me has contado, NADA tengo yo que ver.
Un silencio rotundo llenó el lugar, y Candy comprendió que el castaño necesitaba estar solo para asimilarlo todo. Por ende, sin hacer mucho ruido, se levantó y tomó su bolso. Con ello, llegó hasta el ascensor; y mientras esperaba, giró su cabeza un poco hacia donde estaba Terry quien miraba fijamente hacia el suelo.
En eso el elevador arribó; y conforme ella ingresaba, le decía:
— Adiós, Terry. Esta es nuestra despedida definitiva. Mi ciclo contigo se había cerrado ya con la muerte del único lazo de amistad que nos unía. Ahora el tuyo ha terminado conmigo, al conocer toda esta absurda verdad. Sólo deseo que a partir de ahora, seas muy feliz. En verdad te lo mereces por haber padecido en vano. Libérate de culpas y resentimientos y vive la vida. Tienes dos hermosos hijos. Disfrútalos y que el cielo nos bendiga.
Y así, Candy se marchó, derramando un par de lágrimas, pero más serena que siempre al conocer la razón por la que perdió a quien más amaba. Y en lo que ella bajaba, arriba dejaba a un Terry en un mar de contrariedad.
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ASÍ Y AQUÍ HUBO SIDO EL FINAL DE LA IDEA ORIGINAL
Prosigue con la segunda parte.
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Corazón Envenenado
FanficESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. EN CASO DE DUDA, PUEDEN CONSULTARME. Siendo niños nació la más bella de las amistades; se fortaleció a través de los años. Pero llegad...