Era casi la media noche, y los niños ya dormían. En cambio, en Terry parecía que el sueño lo había abandonado por completo; y es que el castaño tenía la más mínima intención de meterse a la cama, y mucho menos... estando solo.
Entonces y a pesar de saber que no podía hacerlo, a Grandchester le dieron unas enormes ganas de fumar; por ende, abandonó el lugar que ocupaba —parado detrás de un ventanal— para salir a escondidas de su recámara y dirigirse a su despacho.
De allá, o mejor dicho en el cajón de su escritorio él buscó una cajetilla. Al encontrarla, la agarró. Posteriormente, salía cruzando por la espaciosa cocina en donde tomaría el control remoto y presionaría el botón para abrir la puerta del garaje.
Conforme se dirigía a ese espacio, Terry encendió su cigarrillo; más en el camino se hizo de una silla armable yendo a sentarse al pie de la entrada. Ahí, y en lo que liberaba el humo, se puso a observar el cielo estrellado.
El verano estaba en todo su apogeo, y por lo mismo el aire corría muy caliente. Hecho que, al saberse solo, lo hizo deshacerse de su camisa y quedarse en simples pantalones debido a que hasta los zapatos se quitaba.
Ese día, Chanel cumplía un mes de fallecida; y Terry trató de pensar en ella; sin embargo, la que se le vino a la mente fue Eliza, su primera esposa; por consiguiente, recordó rápidamente que la había conocido en una fiesta que organizaba la fraternidad en una de las universidades en Oxford.
Su frustrada relación con Annie y la desilusión en Candice, le hicieron desechar de su gusto personal tanto a morenas como a rubias. Entonces, al conocer a la pelirroja, quiso probar su suerte, y comenzaron a salir juntos, reconociendo él que únicamente el interés le movió y se casó con ella ya que su padre era un millonario italiano y los contactos no le faltarían en su carrera.
Desafortunadamente, a pesar de la gran fortuna que poseían, su mujer murió de cáncer en los riñones, dejando en orfandad a sus hijos de dos y cinco años de edad; y con ello heredándole su enfermedad a Lizzie.
Posteriormente, en un viaje a Francia, conoció a Chanel en una convención de Arte. Se gustaron, él le propuso matrimonio y ella lo aceptó de inmediato casándose en menos de un mes, y dándole así Terry la gran vida llena de comodidades gracias también al dinero que su suegro le heredara a Sandro por ser el primer varón dentro de su familia; y es que al señor solamente le dieron... mujeres como hijas.
En un receso de sus memorias, Terry dio la última inhalada a su cigarrillo y se agachó para apagarlo en el suelo debido a que sintió a sus espaldas la presencia de alguien.
— ¿Tampoco puedes dormir? — aseveró Eleanor sentándose a lado de su hijo.
— No, no tengo sueño — dijo él.
— Y... ¿qué haces aquí en el garaje? — se quiso saber.
— Nada. Bueno, vine a fumar un rato, y estaba recordando que hoy Chanel cumple un mes de fallecida.
— Y... — la señora Grandchester vaciló un poco para cuestionarle: — con respecto a eso... ¿cómo te has sentido? Ya tengo días a tu lado y no hemos hablado de ello, y yo, reconozco también que no me he atrevido a preguntarte. Por una parte, porque te veo muy ocupado con tu proyecto, pero tienes otro semblante. Estás más tenso, más extraño, más iracundo de lo normal que hasta a veces a mí me da miedo para preguntarte ciertas cosas.
Y como ejemplo, él respondía alterando la voz:
— ¿Y cómo quieres que me sienta, madre? ¿cómo quieres que esté?... ¡Por supuesto que mal! ¡Me siento responsable del accidente y de causarle la muerte a mi esposa! ¡Sus padres no están equivocados al hacerme culpable! ¡Yo soy el que debió haber muerto en su lugar porque perdí los estribos! ¡Porque la agredí... la provoqué!
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Corazón Envenenado
Fiksi PenggemarESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. EN CASO DE DUDA, PUEDEN CONSULTARME. Siendo niños nació la más bella de las amistades; se fortaleció a través de los años. Pero llegad...