Capítulo 15 parte 3

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El lunes, el castaño llegó muy temprano a la corporación y ordenó estar al pendiente en cuanto el cartero estuviera allá, avisándole de inmediato y lo pasaran de urgente con él.

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Cuando Stear cachó a la rubia leyendo el diario recién recibido y después de entregarle los expedientes, llamó a su amigo para informarle que su mensaje ya había sido entregado.

Terry agradeció el llamado y aprovechó para preguntarle si sabía si Candy trabajaría al día siguiente en el restaurante, informándole el galeno que no. Así que, al no obtener respuesta del diario, llevó a cabo su siguiente plan.

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Grandchester, mientras estuvo en Italia estudiando Artes, se hizo muy amigo de un actor precisamente de esta materia pero Dramático, y la pantomima era su carta de presentación. Entonces, de aquél él había aprendido los gestos, movimientos y cómo realizar la caracterización.

Por lo mismo, el martes Terry dejó la oficina temprano y se dirigió a la clínica, pero desde su auto aguardó a que Candy saliera del lugar para seguirla; y cuando emprendía camino, se topó con Stear, y éste primero se sorprendió de verlo con ese disfraz y se lo aplaudió, empero segundo después, se soltó a carcajada abierta burlándose y preguntándose:

— ¿Dónde estaba su amigo el arrogante, pretencioso, creído, orgulloso, y con el ego más alto que el Empire State?

Como respuesta obtuvo que... en algunos casos, el humano es capaz de hacer cualquier ridículo con tal de conquistar y recuperar lo que verdaderamente ama.

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Terry, al enterarse por medio de su madre, que a causa del chaparrón del día anterior Candy se había puesto mal una vez llegado el miércoles, se recriminó por haberla dejado sola, pero él también tuvo que salir corriendo como los demás y todo por la culpa del maquillaje, aunque cuando dijo eso:

— ¡¿Por culpa del maquillaje?! — replicó haciendo un gesto gracioso. — ¡Caray, caray! ¿Y de cuando acá te preocupa que se te corra el maquillaje, Grandchester? — se dijo y comenzó a reírse sólo.

Dejando a un lado su propia burla, el castaño se dirigió al apartamento de ella. Allá, un nuevo recepcionista lo atendió y no le dio el acceso debido a que la rubia aún no retiraba la orden de "no visitas autorizadas".

Sin embargo, él estaba dándose la vuelta ya resignado, cuando su cómplice Armand apareció, y éste le dio la autorización para pasar a verla como lo había hecho con su familia que al estar arriba y aprovechándose de que dormía, Terry primero la contempló a sus anchas y no aguantó las ganas y por eso... la besó.

A la salida quiso compensar al chico de la recepción por su ayuda, no obstante, él se negó diciéndole:

— Haciéndola muy feliz me compensaría. En verdad, es una mujer que se lo merece todo.

Como trato pactado, los dos estrecharon manos.

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Por la mañana de jueves, nuevamente Armand lo llamó por teléfono para avisarle que ya tenía el diario en sus manos. Terry le pidió que le enviara el paquete por medio de un courier o mensajero. Éstos son frecuentemente utilizados en la ciudad precisamente por sus servicios de velocidad, seguridad y su curioso medio de transporte, en este caso, fue la bicicleta, porque en automóvil o motocicleta y en la gran ciudad, a pesar de que fueran cinco cuadras, por el tráfico podías durar cuarenta y cinco minutos varado; y como lo que queríamos era rapidez y prontitud, estos amigos, fueron idóneos para los cometidos del "enamorado secreto" de Candy.

Corazón EnvenenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora