Capítulo 14 parte 1

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Y con esa indiferencia se quedaron callados para que un nuevo silencio se hiciera presente en esa parte de la casa y dejando que la música de fondo sobresaliera más; y en ese momento, se escuchó la canción Forever in Love de Kenny G y...

— Candy —, a ésta sorpresivamente se le tomó de la mano. — ¿Bailamos?

Con la petición, Terry ya se estaba poniendo de pie, y ella aceptó levantándose de su lugar.

Al quedar de frente, lo primero que el hombre hizo fue besar delicadamente la palma de la mano que sostenía, sujetándola con su mano izquierda mientras que la derecha la deslizaba por la cintura femenina para acercarla lentamente hacia él.

Por su parte y por supuesto, la rubia sintió bonito al sentir esos labios sobre su mano y le sonrió. Más, nerviosa, ella colocó su mano izquierda en un ancho hombro y se dejó acercar, comenzando juntos a danzar muy pero muy lentamente, moviéndose apenas de sus lugares al son de la suave melodía que haría de las suyas porque con sus notas, les lanzaría un hechizo para hacerlos esclavos de ella y envolverlos en un ambiente de romance.

Al primero en embrujar sería precisamente al castaño ya que en el momento de sentir a Candy tan cerca, no desaprovechó ni un segundo para aspirar toda su esencia de mujer, bastándole eso para alborotarle los sentidos y haciéndole recordar que ya una vez pasada la había tenido. Así que, Terry cerró los ojos para disfrutar de esos instantes en que la volvía a tener entre sus brazos después de tanto tiempo transcurrido.

Seguidamente, fue el turno de Candy; pero a ella no sólo la música la había atrapado, sino el castaño mismo el cual ya comenzaba a acariciarle delicadamente la espalda; y con su afilada nariz también le acariciaba el oído, pudiendo ella sentir claramente su pausado resuello haciéndole erizar la piel. Entonces, la fémina también cerró los ojos cuando él comenzó hacer lo mismo por toda esa parte de su rostro, recorriéndole desde la mandíbula hasta la frente.

Después de varios pasitos de baile, la mano masculina, lenta y ligeramente descendió hasta las caderas femeninas, y aquellas, de un movimiento suave la atrajo más hacia él para hacer quedar sus cuerpos juntos.

Los ojos de ambos se buscaron de inmediato, y por medio de sus miradas se comunicaron telepáticamente: Terry para informarle y demostrarle lo que su simple cercanía estaba empezando a causarle; y Candy recibiendo señal de advertencia porque sintió perfectamente el aumento de una ansia.

Por lo mismo, la rubia cambió su mirada para posarla en la boca del castaño; pero éste, prefería besar la blanca frente.

Sin despegar sus labios de aquella piel, él comenzó a descender con lentitud, pasando por en medio de la cejas, y continuar descendiendo por todo lo largo de la pequeña nariz.

Al llegar a la punta de ésta, el castaño cerró su boca para dejarle otro beso y dejar también su nariz apoyada ahí, quedando sus bocas muy de cerca y con los labios entreabiertos. No obstante, Terry agarró un camino, ese direccionado hacia la mejilla izquierda y lo recorrió con besos.

Candy ya había cerrado los párpados, y conforme aquella humedad avanzaba, ella iba haciendo la cabeza de lado; pero hubo un momento en donde aquél se detuvo, haciéndolo justo en el lóbulo femenino que se sintió atrapado y succionado suave y delicadamente. Esa caricia bastó a la rubia para dejar escapar un pequeño gemido de placer por el escalofrío que le recorrió por todo su ser.

Terry, al escucharla, volvió a retomar la vereda de besos dejados, desviándose ahora por la blanca mandíbula; y en lo que él avanzaba hacia el centro, ella volvía a girar la cabeza hacia el lado contrario, deteniéndose ésta vez el castaño exactamente al llegar a la barbilla. Ahí cambió el rumbo y ese fue en dirección hacia la yugular.

Corazón EnvenenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora