— ¿Terry? ¡Terry! — gritó Archibald quien llevaba rato llamando a su amigo, el cual tenía un rostro indescriptible. Por supuesto, el castaño socio quiso saber: — ¡¿Qué le pasa a la gente hoy?! —, y con molestia, sacudió las manos en el aire.
— ¿Eh? ¿Qué me decías?
— ¡Increíble! ¡Eres la segunda persona que después de volver de su letargo, me hace la misma pregunta!
— Perdón, me distraje —. Terry se masajeó las sienes; observándole Archie con sorna:
— Sí, ya lo noté.
— Lo siento — dijo el distraído, el cual para distraerse con otra cosa indagaba: — Por cierto, ¿cómo van las instalaciones de la oficina?.
— ¡Perfectas! — exclamó Archie. — Los acabados ya están hechos; los muebles llegan en una semana; y para la siguiente, la gran apertura de Corporación de Arquitectos Grandchester & Cornwell.
— ¿Y qué noticias me das de Stear?
— Nada todavía. Según él, llega mañana.
— Sí, de eso me enteró también. Bueno, entonces me retiro — dijo Terry poniéndose de pie y explayando al mismo tiempo su excusa: — mis hijos están esperándome.
— ¡Ah! ¡Eres el vivo ejemplo del padre familiar, que ha dejado la mala vida por dedicarse a ellos! —. Archie no abandonó ni su asiento ni el sarcasmo.
— Y aunque lo digas en ese tono, así es.
— ¿Y Chanel?
— Tuvo un "desfile de modas" en Los Ángeles.
— Amigo, no sé si hiciste bien volviéndote a casar después de la muerte de Elisa, tu primera esposa.
— Pero ya lo hecho, hecho está — respondió el criticado con resignación y bebió su copa oyendo cuando su amigo, con verdadera sinceridad, le aconsejaba:
— Puedes divorciarte, Terry.
Éste observaría con tono sardónico:
— ¿Te has puesto a pensar lo que me costará hacer eso?
— Sí; pero... Terry, tus hijos necesitan una madre, no una muñeca de pasarela. Te entiendo que como hombre necesites una mujer a tu lado, pero...
— Pensé que hablabas en serio cuando me decías de tu nueva "amiga".
— Eso es diferente.
— Para mí es lo mismo, sólo que tú quieres todo sin nada a cambio.
— No, no te creas. La mujercita tiene un no sé qué, que me gusta, me gusta mucho, Terry — finalizó Archie para beber también de su copa sosteniendo la mirada pesada que su amigo le dedicaba.
— Allá tú entonces — se le dijo con indiferencia; y con una señal de despedida, Terry caminó hacia el elevador buscando la salida.
. . . . .
A la mañana siguiente y de nuevo en la clínica...
— Entonces, ¿consiguió nada con su viaje? — preguntó la rubia la cual estaba sentada enfrente del escritorio del doctor.
— Nada, Candy.
— ¿Y qué fue a buscar? Claro, sí se puede saber.
Stear, quitándose sus gafas y masajeando sus ojos, contestaría con pesar:
— Un donador de riñón.
La rubia sonaría igual al querer saber del fracaso:
— ¿Y qué fue lo que pasó? ¿Por qué no lo consiguió?
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Corazón Envenenado
FanficESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. EN CASO DE DUDA, PUEDEN CONSULTARME. Siendo niños nació la más bella de las amistades; se fortaleció a través de los años. Pero llegad...