Dos días después, Candy fue dada de alta y regresó a su departamento gracias a que, al final de cuentas y después de que Terry volviera a hablar con su hija, se retirara la demanda.
Sin considerarlo, Stear llevó una enfermera personal a su paciente. Candy, por supuesto, se negó rotundamente a emplearla al alegar que pondría más atención a su salud. Sin embargo, el doctor fue más necio aún, y la cuidadora se quedó a vigilar a la rubia por un par de horas, ya fuera en la mañana o por la tarde.
Archie también trataba de estar con su novia la mayor parte del tiempo; empero, la constructora le estaba absorbiendo mucho de éste, además, debía viajar a Grecia.
Por lo mismo, esa tarde que estaban juntos y después de haberla consentido, el arquitecto Cornwell se vio en la necesidad de retirarse, debido a que al día siguiente partía.
Candy lo acompañó hasta la puerta, y allá, el hombre sin soltarse de su abrazo, le decía:
— Te voy a extrañar.
— Yo también — contestó ella, sonriendo de la chiquillada masculina que pedía encarecidamente:
— Cuídate, por favor.
— Por supuesto — ella ya se lo había propuesto; y él...
— Te quiero — confesó, dando Archie un beso y siendo correspondida su declaración conforme se alargaba la caricia:
— Yo también te quiero.
Entonces...
— Sólo porque estás convaleciente sino... te pedía que vinieras conmigo.
— Lo sé, tal vez la próxima vez.
— Sí, tal vez — dijo el castaño; y obligado se separó de ella para retroceder y decir: — Bueno, me voy.
— Adiós — respondió Candy cerrando la puerta.
Estando sola y adentro, la fémina se recargó en ella por unos momentos. Seguidamente, sonrió porque de pronto el timbre sonó, y decía a su novio al abrirla:
— ¿Qué se te olvidó?
Pero el corazón de la rubia dejó de latir un instante al divisar a la persona que tenía enfrente.
Por algunos segundos ninguno de los dos habló, sólo se miraban fijamente.
Cuando Candy finalmente pudo articular palabra, Terry se le adelantaría para solicitarle increíblemente amable:
— ¿Puedo pasar?
Aceptando la petición, la rubia se hizo a un lado para darle el acceso, no obstante, previo a cerrar la puerta, se asomó al pasillo como buscando algo.
— Archie ya se ha marchado — aseveró el castaño.
— Lo sé — dijo Candy. — Solamente me estaba asegurando de que... la policía no estuviera detrás de ti.
Por otros instantes, los amigos pasados volvieron a sostener sus miradas. De repente y juntos, soltaron la carcajada, siendo la sonrisa de Terry la que Candy siempre conociera, ¡tan sincera, tan abierta, tan bella!
— ¡Cómo te he extrañado! — confesó ella mentalmente; y exteriormente él le preguntaba:
— ¿Cómo te has sentido?
— Bien, gracias.
— ¿Puedo sentarme?
— Oh, sí, perdón — ella indicó un camino que estaba obstruido; y por lo mismo: — Tú disculparás el desorden.
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Corazón Envenenado
FanficESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. EN CASO DE DUDA, PUEDEN CONSULTARME. Siendo niños nació la más bella de las amistades; se fortaleció a través de los años. Pero llegad...