Prólogo

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Por petición de Shippeosshippeables, he aquí el segundo fanfic más largo que tengo y también el más dramático y el que mas se me ha dificultado escribir.

Luz de Libertad en Wattpad COMPLETA

Comenzamos.

Antes de todo.

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Las campanas del santuario resonaban en una noche con luna rojiza, el pueblo entero con antorchas se acercó al viejo castillo para escuchar las nuevas, las cuales serían dadas por el consejero real.

La noticia: su rey, su líder, su proveedor, había pasado a una mejor vida dejando a un nuevo gobernante aun no presente. El pueblo murmuró entre sí, temerosos del futuro de su prospero reino, confiando en que su rey hubiera hecho la elección correcta tanto para ellos como para lo que había quedado de su familia.

Del otro extremo del castillo, en un lugar apartado del escándalo de los pueblerinos, una joven de 17 años se encontraba sentada en el borde de una ventana, muy cerca de la orilla. Lloraba la muerte de su padre, pero también odiando su última voluntad.

Su padre, a quien siempre consideró un sabio líder, había elegido a su tío bastardo para reemplazarlo, y no conforme con eso, entre los dos pactaron que para su seguridad en unos meses a partir de la muerte del rey debía contraer nupcias con un extraño en un lugar lejano.

Apretó los dientes sintiendo impotencia, indignada con aquel pacto y con una idea muy clara en su mente:

No lo haría, no se casaría.

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En un lugar ajeno a aquel reino, existía otro; que en lugar de decirse reino se consideraba una tribu muy unida, con hermosos paisajes, fuertes guerreros, muchas tradiciones, y con las criaturas más fascinantes en el archipiélago: dragones.

Un grupo de chicos y chicas de entre 18 y 20 años, volaban en libertad en tan magnificas bestias, el líder de estos, un joven de cabellos castaño y ojos verdes el cual montaba a una de las criaturas más temibles: el furia nocturna.

El muchacho de 19 años dio la indicación para bajar cerca de un risco que daba vista al mar; su exigente abuelo (el jefe de la aldea), le exigió hacer vigila en aquella área, queriéndole dar obviamente tareas como futuro jefe. Al muchacho por el momento eso no le importaba, él sólo quería ser libre para volar, investigar y...

Observó a su amiga a lo lejos, atento a las caricias que esta le proporcionaba a su dragón, esa chica que desde tiempo atrás lo tenía loco.

— ¿Cuándo se lo dirás? —Preguntó su primo al mismo tiempo que le daba un golpe en la espalda. —A menos que no quieras nada con ella, ya que yo puedo...

—No digas tonterías. —Intervino un chico regordete. — Pero tiene razón, Hiccup ya deberías decírselo.

El castaño sonrió para sus adentros, miró de nuevo a la chica de sus sueños, sus amigos tenían razón, era hora de decirle lo que sentía, y lo haría, esa misma noche.

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En otra parte, en el océano, un grupo de pequeños y desgastados barcos navegaban entre la bruma; sus tripulantes yacían exhaustos en cubierta, y con mucho frio; muy apenas habían logrado sobrevivir a un ataque a su pueblo, para luego enfrentarse al devastador océano y al clima helado, no muchos lo lograron.

Sin embargo, dentro de esos barcos había una joven de 19 años que no perdía la esperanza; posicionada en la parte frontal del navío, observaba atentamente la bruma, algo en su interior le decía que pronto encontrarían tierra firme. Y a pesar de que las horas pasaban y la bruma no se acababa ella seguía con su fe intacta, tenía que ser así, para darles fuerza a lo que quedaba de su familia.

Desvió su mirada a la cubierta para verlos, su abuelo y su pequeño hermano de 10 años, ambos cerca uno del otro para conservar el calor que pudieran, imitando al resto de la tripulación que se había reducido a unas lloronas mujeres, y a unos hermanos gemelos.

La chica se sintió inútil por no poderles ser de ayuda, así que siguió observando el paisaje nubloso, rezando internamente porque encontraran tierra rápido, pues sus provisiones pronto no alcanzarían para todos y empezarían los disturbios.

Después de dos días, y habiendo perdido a una parte de los navíos, así como una parte de su tripulación a causa del frio extremo, vieron la salvación con un rayo de luz atravesando entre la niebla, la cual se fue despejando poco a poco para mostrar tierra firme.

— ¡Tierra! —Gritó la chica emocionada.

Su grito despertó al resto de la tripulación y demás navíos Rápidamente los gemelos, su abuelo y ella tomaron los remos para acelerar el paso, la debilidad había sido reemplazada con adrenalina, la suficiente como para llevarlos a tierra en cuestión de minutos.

Y por fin, después de varios días difíciles sus pies pisaban otra vez tierra o más bien la arena oscura de aquella desolada isla.

— ¿A dónde llegamos hermana? —preguntó el niño tomando su mano.

—No lo sé, pero aquí nos quedaremos, por fin somos libres.

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Continuará.

LUZ DE LIBERTAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora